A pocos días del Día del Niño, el sector juguetero enfrenta un panorama que dista de ser alentador: ventas sin repunte, sobreoferta de productos importados y una industria local cada vez más acorralada.
Según la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), las expectativas de aprovechar la fecha para revertir dos años consecutivos de caídas se diluyen. Tras el golpe inflacionario de la post PASO 2023 y la recesión de este año, el consumo sigue sin reaccionar. El único canal que mostró un alza fue el online, con un incremento interanual del 30%, aunque apenas representa el 20% de las operaciones.
“La venta viene bastante tranquila. Va a haber cierto movimiento de última hora, pero dado el contexto no creo que marque mucha diferencia”, señaló Salvador Femenía, vocero de la CAME.
El freno en los precios tiene un motivo: una avalancha de juguetes importados que creció un 79% en valor y un 108,7% en volumen durante el primer semestre de 2025, hasta alcanzar 10.500 toneladas por USD 58,3 millones. El número de importadores también se disparó un 89%, pasando de 265 a 501 empresas.
“El aumento de las importaciones y el stock excedente generan presión a la baja sobre los precios y desafían a la industria local con menores escalas. La sobreoferta obliga a aplicar descuentos agresivos en un escenario de márgenes ajustados”, advirtió Damián Di Pace, director de Focus Market.
Si bien para las jugueterías la presencia de productos extranjeros puede resultar atractiva por precio y variedad, para las fábricas nacionales implica una pérdida directa de mercado. “Va a haber mucha presencia de importado en los comercios que venden juguetes. Esto va en detrimento de la industria nacional, que está bastante complicada”, sostuvo Femenía.
La CAIJ espera que las compras de último momento sumen algo de aire a la facturación, aunque lejos de los niveles históricos de la fecha. El balance, todo indica, volverá a dejar más preocupaciones que celebraciones en la industria del juguete argentina.
