El oficialismo sufrió una dura derrota en el Senado con el rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, quienes habían sido propuestos por el Gobierno para ocupar vacantes en la Corte Suprema de Justicia. Tras meses de negociaciones y estrategias políticas, La Libertad Avanza no logró reunir los votos necesarios para avanzar con las designaciones. El fracaso expone la fragilidad del armado político del presidente Javier Milei en el Congreso y marca una nueva tensión con sectores de la oposición.
Desde mediados de 2024, la Casa Rosada había intentado impulsar estas nominaciones, pero, a diferencia de otros proyectos clave, las negociaciones no fueron lideradas por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ni por el viceministro del Interior, Lisandro Catalán. En su lugar, el encargado de gestionar los acuerdos fue Sebastián Amerio, funcionario del Ministerio de Justicia con respaldo del asesor presidencial Santiago Caputo. A pesar de los esfuerzos, los diálogos con los bloques opositores no prosperaron. En los últimos días, Amerio mantuvo reuniones con sectores «dialoguistas», pero no logró persuadirlos para que acompañaran las postulaciones.
Uno de los factores determinantes en la caída de los pliegos fue la postura del PRO, que decidió desmarcarse del Gobierno. Aunque este espacio ha acompañado en otras votaciones a La Libertad Avanza, las tensiones políticas –particularmente en la Ciudad de Buenos Aires– llevaron a una mayor distancia entre ambas fuerzas. Finalmente, el PRO votó en contra de las nominaciones, alineándose con la UCR y Unión por la Patria, lo que dejó al oficialismo sin chances de aprobar las designaciones.
Otro aspecto que llamó la atención fue la ausencia de figuras clave del Ejecutivo durante la sesión. Ni Guillermo Francos ni Lisandro Catalán estuvieron en el Congreso para seguir el debate. Según trascendió, ambos monitorearon la votación a distancia, en contacto con algunos gobernadores. Tampoco la vicepresidenta Victoria Villarruel tuvo un rol protagónico en la jornada. Su plan original era encabezar el debate, pero un cambio en la agenda de Javier Milei –quien viajó a Estados Unidos para recibir un premio e intentar un acercamiento con Donald Trump– la obligó a quedarse al mando del Ejecutivo. Así, la sesión fue presidida por Bartolomé Abdala, de La Libertad Avanza.
Ante la falta de votos, el oficialismo intentó sin éxito bloquear la sesión. Buscó impedir que la oposición consiguiera el quórum necesario, y a último momento propuso agregar al temario el proyecto de Ficha Limpia, que busca prohibir que personas con condenas ocupen cargos públicos. Sin embargo, la iniciativa no generó consenso y la votación se llevó a cabo. Con el rechazo de los pliegos, la postulación de Ariel Lijo quedó descartada por completo, por lo que deberá regresar a su cargo como juez federal. En el caso de García-Mansilla, su situación aún es incierta, ya que había jurado en comisión y su permanencia en la Corte dependerá de lo que ocurra antes del 30 de noviembre, cuando vence su nombramiento temporal.
Esta derrota en el Senado marca un nuevo obstáculo para el Gobierno de Milei, que ahora enfrenta otro desafío en la Cámara de Diputados. La oposición solicitó una sesión especial para investigar el caso $Libra, un presunto fraude con una criptomoneda que salpica a la administración libertaria. Se impulsarán proyectos para exigir informes sobre el tema e, incluso, la posibilidad de citar a declarar al Presidente y a otros funcionarios. Con la reciente derrota en la Cámara Alta, la presión política en Diputados aumenta y podría derivar en un nuevo conflicto para el oficialismo.