Se inauguró el Gasoducto «Presidente Néstor Kirchner»: la obra de gas más importante de los últimos 40 años

“La campaña es la gestión”, repiten como un mantra en Unión por la Patria. Y este 9 de julio, el mantra se materializó. En el kilómetro 285 de la ruta 85, a la altura de la ciudad bonaerense de Salliqueló, llegó la foto de la unidad, en el momento en que se abrió la válvula que terminará de llenar la primera etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. Alrededor de este símbolo posaron el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía y precandidato a presidente Sergio Massa; también el precandidato a vice y jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y el gobernador –y precandidato a la reelección– Axel Kicillof.

La inauguración fue más que simbólica: se trata de un gasoducto que no sólo transportará el gas de Vaca Muerta a las industrias y los hogares de los y las argentinas, sino – y sobre todo- transportará la ilusión del crecimiento, del desarrollo, de la soberanía, de la merma de la restricción externa. De un futuro que el oficialsimo espera seguir conduciendo, con un precandidato que cosechó apoyos arriba y abajo del escenario en esta tarde fría y soleada de invierno, a 207 años de independencia argentina.

Minutos después de que empezara a circular la primera foto desde que se oficializó la precandidatura presidencial de Massa por el espacio que hace pocas semanas comenzó a llamarse Unión por la Patria, la comitiva se subió a un escenario en una carpa modesta montada especialmente para la ocasión – es que el fin del gasoducto no se encuentra cerca del área urbana-, pero con sillas suficientes para recibir a los principales funcionarios del gobierno, sindicatos y hasta a directivos de las empresas que realizaron el gasoducto. Todos alineados bajo la idea de unidad y un apellido: el de Sergio Massa.

«Te hiciste cargo en un momento muy complejo, no arrugaste y eso siempre es bueno», le tiró flores la vicepresidenta cuando le tocó hablar segunda en el escenario que compartió con Fernández, tras más de un año sin juntarse. «Hay que entender que la función pública es 24 por 24, toda la líbido debe estar concentrada en eso, no quiere decir que te salgan bien las cosas, pero si no le ponés empeño, seguro no te salen», siguió cosechando halagos el ministro de Economía. «Si gobernar es trabajar, como decía el General: he cumplido», respondió indirectamente unos minutos más tarde Alberto Fernández, que fue el último orador de la jornada ante un auditorio que comenzó a vaciarse de gente y de aplausos.

Lo primero es la unidad

En un acto que comenzó a las 16 y duró poco más de una hora, los protagonistas hicieron foco en la unidad. No hubo chicanas entre los Fernández, aunque tampoco interacción: ni en palabras, ni en gestos, tampoco en aplausos intercambiados. Los tres discursos tuvieron una intención clara, la de marcar dos modelos distintos de país, suscribiendo el del Estado como protagonista para tomar decisiones de desarrollo. Tanto Massa como Kirchner interpretaron la inauguración del gasoducto como la coronación de un proceso que comenzó con la estatización de la petrolera YPF, en 2012.

«Esta obra empieza con el coraje de Cristina Fernández de Kirchner de recuperar YPF», recordó Sergio Massa. La entonces presidenta juntó en el Salón de las Mujeres Argentinas de la Casa Rosada a figuras de primera y segunda línea de un gobierno que se animó. Por cadena nacional, se escuchó la lectura de un texto: el proyecto de ley que el Ejecutivo mandaría al Congreso para expropiar el 51 por ciento de las acciones de YPF. Con la mayoría estatal comenzaron las inversiones de lo que hasta ese momento era una promesa. Fue esa YPF recuperada por el Estado la que pagó el costo de la curva de aprendizaje que las empresas privadas no estaban dispuestas a asumir en la segunda reserva de gas y la cuarta de petróleo no convencional del mundo. Esas inversiones fueron las que permitieron mejorar la eficiencia de modo tal de tornar rentable económicamente la extracción de los recursos de Vaca Muerta, tan rentable que el problema hoy es la evacuación de la cuenca, más que el aumento de producción. En 2012, un pozo en la cuenca neuquina costaba 30 millones de dólares. Hoy cuesta entre 8 y 9 millones.

El rol empresarial

«En 2011, un año antes de recuperar YPF, tuvimos por primera vez en 17 años déficit energético. Fue por la distribución de dividendos y la no inversión (de Repsol), las claves de por qué teníamos que estar importando. Ese déficit no fue causado por el Estado ni por la política, fue por empresarios», recordó la vicepresidenta ante un público que no dudó en demostrar con aplausos su favoritismo en la triada arriba del escenario. «El otro gran problema que tenemos en Argentina, el FMI, tampoco lo trajo un político. Lo trajo un empresario», remató. Cada tanto, respondía algún saludo o sonreía a gente del público.

El FMI no aparece como un jugador neutro en la historia del gasoducto. “En la proyección de gastos para este año el FMI nos pedía que no pongamos al gasoducto en el primer semestre. El gasoducto puede esperar, pero ustedes tienen que cumplir con la meta fiscal. En diciembre fue una pelea fenomenal”, había dicho Massa durante la Convención Anual de Cámara de la Construcción (Camarco), anécdota que se encargó de repetir este 9 de julio. En el 2019, el gobierno de Mauricio Macri si aceptó la condición del Fondo de postergar la obra (postergó su licitación dos veces) y, por ese motivo, Argentina tuvo que pagar los altos precios desatados tras la guerra de Rusia y Ucrania a pesar de tener 36 mil kilómetros de roca con gas en su subsuelo.

Redaccion

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