Sospechan que el Banco Central pagó el vencimiento de Bopreal de USD 1.000 millones con depósitos de las personas

Con reservas en rojo por USD 16.000 millones, la única ventanilla líquida del sistema son los encajes bancarios. El resto es swap con China y crédito del Fondo que no se pueden tocar.

Con las reservas en rojo crítico, el Banco Central desembolsó este lunes USD 1.012 millones para pagar un vencimiento de Bopreal, el bono que inventó Toto Caputo para patear la duda con importadores. Y aún así las reservas subieron. El número parece mágico, pero no lo es. Se llama asiento contable: apenas un 6,4% del pago salió del país, el resto se quedó dentro del sistema financiero local y, por norma, se computó como encaje bancario. Es decir, dinero de los depositantes que quedó inmovilizado y ahora figura como parte de las reservas.

Los analistas del mercado lo explican con una mezcla de perplejidad y resignación. «Pagó con los encajes, los está usando», repiten en la City. Y ese es el punto: el BCRA no está sumando dólares genuinos, está reacomodando los dólares de otros.

Los números lo confirman. Las reservas brutas cerraron este lunes en USD 41.776 millones, pero las reservas netas siguen en negativo, por más de US$16.000 millones. La diferencia no es contable: es estructural. De ese total, USD 14.000 millones pertenecen al FMI y están bloqueados para uso doméstico; otros USD 18.000 millones corresponden al swap con China, del cual una tercera parte ya fue utilizada. El resto, lo que queda disponible, son los encajes, es decir depósitos en dólares de la gente, que el Central inmoviliza.

Son dólares que los bancos privados están obligados a mantener inmovilizados como respaldo, y que el BCRA contabiliza dentro de su balance. Un ex presidente del BCRA fue categórico: «Sí, se están usando los encajes. Y los encajes son los depósitos de la gente.»  

De hecho, los depósitos en dólares del sector privado tocaron un récord, impulsados por la dolarización preelectoral y por el festival de deuda privada. En octubre superaron los USD 35.100 millones, según el balance cambiario oficial. Parte de ese flujo se originó en colocaciones de empresas como Tecpetrol, YPF, Pampa Energía y Edenor, entre otras.

Aunque las normas indican que esos fondos deben liquidarse en el MULC en un plazo de cinco días, existen excepciones: algunas emisiones pueden integrarse con bonos públicos o a través de mecanismos diferidos, lo que retrasa la entrada efectiva de divisas y, a la vez, permite que esos dólares «descansen» en el sistema financiero local. 

Aunque las normas indican que esos fondos deben liquidarse en el MULC en un plazo de cinco días, existen excepciones: algunas emisiones pueden integrarse con bonos públicos o a través de mecanismos diferidos, lo que retrasa la entrada efectiva de divisas y, a la vez, permite que esos dólares «descansen» en el sistema financiero local. 

En ese contexto, la pregunta ya no es contable, sino política: ¿hasta dónde puede estirarse el rojo del Banco Central? ¿Hay un límite para la deuda invisible que representa usar encajes para pagar deuda? 

«El negativo es infinito siempre y cuando se sostenga la confianza en el sistema», agregó un ex funcionario del Banco Central. 

Por eso, el «milagro» de las reservas que suben mientras se paga deuda no es un acto de eficiencia, sino de contabilidad creativa. El Central sostiene la ilusión de abundancia mientras usa los ahorros del sistema como muleta de liquidez. 

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