Industria textil en crisis: fuerte pérdida de rentabilidad por caída de ventas y la apertura de importaciones

La industria textil argentina atraviesa un momento crítico, como suele suceder cíclicamente según los vaivenes de la macroeconomía nacional. El panorama actual está caracterizado por una caída general del consumo masivo y una apertura importadora que deprime ventas y precios de los productos de fabricación nacional. Así, el círculo vicioso se realimenta con pérdida de rentabilidad, baja de producción y despidos de personal.

El sector textil, en especial el segmento de indumentaria, reviste además una condición especial que le da mayor exposición: es eje de debate entre los consumidores, que comparan precios de un mismo producto y marca entre Argentina y otros países donde se consigue mucho más barato en dólares, aunque a veces se pasan por alto algunas condiciones específicas que hay detrás del valor de cada prenda.

“Hoy no se está vendiendo nada, ni importado ni nacional. Hay una caída fuerte de las ventas explicada fundamentalmente por la caída del poder adquisitivo y el ingreso disponible de las familias. Además, en esa torta más chica crece la participación de lo importado. El sector textil nacional siempre compitió con mitad de mercado importado y mitad nacional. Pero hoy calculamos que estamos en 70% importado y 30% nacional, teniendo en cuenta todos los eslabones de la cadena”, explicó la directora ejecutiva de la Fundación Pro Tejer, Priscila Makari, ante una consulta de Ámbito.

En ese sentido, la mirada sindical es coincidente. Según datos que maneja la Asociación Obrera Textil de la República Argentina (AOTRA), en lo que va del año el uso de la capacidad productiva del sector está en un 40%, se produjo el cierre de 68 pymes, con casi 4.000 despidos y un total de 900 suspensiones al día de la fecha.

El secretario general de AOTRA, Hugo Benítez, describió el fondo del problema en los siguientes términos: “Estamos en un país que no es competitivo. Cuando la Argentina decide sacar controles y bajar los aranceles a las importaciones, lo que se está haciendo es bajarle impuestos a los productos chinos, nada más lejos de darle más competitividad a los empresarios que producen y dan empleo en la Argentina”.

En ese punto, añadió: “Los impuestos al trabajo que tiene la Argentina o los costos laborales son tres veces más altos que lo que tiene el mundo. Nosotros, dentro de nuestras fábricas, hacemos todo lo que tenemos que hacer y es nuestra responsabilidad. Tenemos máquinas de clase mundial que compiten con cualquier otro país. Tenemos gente que sabe hacer su trabajo, que lo hace bien y con índices de productividad de clase mundial. Yo no pongo la tasa de interés, no pongo la inflación, no pongo el tipo de cambio, no pongo las tarifas energéticas. Y eso es lo que nos pasa a la hora de salir a competir con el mundo sin ninguna restricción o sin ninguna regulación por parte del Estado Nacional, que debe ser el responsable de regular esas asimetrías”.

Las nuevas tecnologías favorecen el boom importador de indumentaria
La competencia importada, sobre todo la que llega desde China, fue un problema histórico para la producción argentina, que ya se vivió en los años 90, en la época de la convertibilidad del peso. Ahora, esa situación se repite por el efecto del tipo de cambio barato y por la flexibilización de las barreras de ingreso, con el objetivo oficial de inducir una caída de precios que ayude a mostrar un índice de inflación contenido.

Pero, a diferencia de aquella época, la tecnología contribuyó a expandir y acelerar el proceso de ingreso de prendas de vestir importadas a precios que muchas veces encubren una competencia desleal.

Recientemente, la empresa Tiendamia, un marketplace que permite comprar online directamente a vendedores verificados en los Estados Unidos y China, reveló que la categoría Indumentaria duplicó las ventas en lo que va de este año y está primera en el ranking de productos más buscados.

“En Tiendamia entre enero y julio de este año duplicamos las ventas en esa categoría con respecto al mismo período del año pasado”, explicó Santiago García Milán, Country Manager de Tiendamia para Argentina y Perú. Dijo que las marcas que encabezan las preferencias son Adidas, Nike, Tommy Hilfiger, Armani Exchange, Columbia, North Face, New Balance, Dr Martens, Levi’ s y Uggs, entre otras.

La plataforma de venta online explicó que esta modalidad incluye “productos que no están disponibles en el mercado local o que sí se encuentran pero con importantes diferencias de precios”.

Esas diferencias de precios son las que también están favoreciendo la avalancha de ventas de prendas importadas, más allá de la calidad. Este comportamiento de los consumidores es parte del fenómeno conocido como “fast fashion”, que actualmente lideran cadenas como la chinas Shein, Ali Express y Temu, que cuentan con llegada global a todos los mercados.

Se trata de vender mucha cantidad de prendas de muy bajo valor a precios irrisorios, pero de duración muy limitada, casi de descarte, que soportan uno o dos lavados y luego son desechadas. Esto provoca, en algunos países centrales, no sólo un perjuicio para los fabricantes locales de indumentaria sino también problemas de sostenibilidad, ya que se acumulan toneladas de residuos de productos fabricados con fibras que no son fácilmente biodegradables.

Facundo Guerrero, fundador y director de la agencia de marketing BDigital, asesora a empresas textiles para desarrollar estrategias para enfrentar la nueva tendencia. Sobre este punto, comentó: “Hoy el rubro textil en Argentina está atravesando una transición complicada. Se siguen sosteniendo estructuras muy grandes vinculadas a la fabricación y la confección, mientras al mismo tiempo se empieza a abrir la posibilidad de importar cada vez más productos. Hay muchas empresas que no terminan de volcarse 100% a la importación, porque ya lo intentaron en otro momento y no obtuvieron los resultados que esperaban. Pero tampoco quieren desarmar toda su estructura de producción, por la cantidad de empleados que tienen, por la inversión ya realizada en maquinaria y porque históricamente siempre necesitaron de la fábrica para sostenerse”.

“Lo que está pasando hoy es que el consumo está en baja pero la importación sigue creciendo, lo que genera una sobreoferta que muy probablemente, en el corto o mediano plazo, se traduzca en una explosión de promociones, descuentos agresivos y reventones de stock, ya que muchas empresas importaron productos en cantidad para la temporada de invierno, y están trayendo aún más para la temporada de verano. Y cuando llegue el momento de tener que pagar esas importaciones, la necesidad de liquidez va a empujar a muchos a bajar precios de forma repentina”, indicó.

Fuente: Ámbito Financiero

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