El proceso económico que se inició tras la llegada de Javier Milei a la presidencia dejó una huella profunda en el entramado productivo argentino: más de 20.000 empresas cerraron. Así lo precisó un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en base a datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025 cerraron 20.134 empresas con trabajadores registrados. El dato equivale a la desaparición de unas 30 empresas por día y da cuenta de una dinámica regresiva que afectó de manera directa a la estructura empresarial. En particular a las pequeñas y medianas firmas.
El relevamiento muestra que la cantidad de empleadores pasó de 512.357 en noviembre de 2023 a 492.223 en septiembre de 2025. La contracción del 3,93% en menos de dos años refleja un deterioro sostenido del tejido productivo formal. En un contexto marcado por la recesión, la apertura importadora, el ajuste del gasto público y la fuerte suba de costos operativos para las empresas.
La magnitud del retroceso resulta significativa no solo por el número absoluto de firmas que dejaron de operar, sino también por su velocidad. El cierre de más de 20.000 empresas en 22 meses configura uno de los procesos de destrucción empresarial más acelerados de las últimas décadas. Con efectos directos sobre el empleo, la inversión y la capacidad productiva del país.
Transporte, comercio e industria, entre los sectores más golpeados
El impacto no fue homogéneo. El sector de transporte y almacenamiento encabezó el ranking de destrucción empresarial, con la pérdida de 4.851 empleadores entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025. Le siguieron el comercio mayorista y minorista, junto con la reparación de vehículos, que perdió 3.750 empresas, y los servicios inmobiliarios, con una caída de 3.005 empleadores.
También se registraron retrocesos relevantes en servicios profesionales, científicos y técnicos, con 2.198 firmas menos. Así como en la industria manufacturera, con una reducción de 2.122 empresas, y en la construcción, que perdió 1.772 empleadores en el período analizado. Estos sectores, estrechamente vinculados a la actividad económica interna y al mercado laboral, fueron particularmente sensibles al freno de la demanda y a la contracción de la obra pública.
En términos relativos, el transporte y almacenamiento volvió a destacarse como el rubro más afectado, con una caída del 12,3% en la cantidad de empleadores. Los servicios inmobiliarios retrocedieron un 10,1%, la construcción un 8,1% y los servicios profesionales un 7,1%. Lo que confirma que la crisis empresarial tuvo un alcance transversal y no se limitó a actividades marginales de la economía.
Uno de los aspectos más relevantes del informe es la fuerte concentración del cierre de empresas en las firmas de menor tamaño. El 99,6% de los empleadores que desaparecieron durante los primeros 22 meses de la gestión de Milei tenían hasta 500 trabajadores. En términos absolutos, esto implica la salida del mercado de 20.053 pymes, frente a apenas 81 empresas de mayor tamaño que dejaron de operar.
Este dato refuerza la idea de que el ajuste económico golpeó con mayor dureza a las unidades productivas con menor espalda financiera. A las más dependientes del mercado interno y con menos capacidad para absorber subas de costos, caídas de ventas o cambios bruscos en las reglas de juego. La desaparición masiva de pymes no solo reduce el empleo, sino que también debilita la competencia y la diversidad productiva.
Menos empresas, menos empleo registrado
La contracción del número de empleadores tuvo un correlato directo en el mercado laboral. Entre noviembre de 2023 y setiembre de 2025 se perdieron 280.984 puestos de trabajo registrados, lo que representa una caída del 2,85% del empleo formal. En términos diarios, la destrucción equivale a más de 419 puestos de trabajo por día desde el inicio del actual gobierno.
El sector más afectado fue la administración pública, con una reducción de 88.342 trabajadores. Le siguieron la construcción, que perdió 77.383 puestos, y la industria manufacturera, con 59.127 empleos menos. El transporte y almacenamiento, nuevamente, aparece entre los rubros más castigados, con una caída de 53.642 trabajadores registrados.
En términos relativos, la construcción lidera la pérdida de empleo con un derrumbe del 16,2%, reflejando el impacto directo de la paralización de la obra pública. El transporte y almacenamiento redujo su plantilla un 10%, mientras que los servicios inmobiliarios y artísticos también exhibieron caídas significativas.
Las conclusiones del informe son contundentes. En menos de dos años, el país perdió más de 20.000 empresas y casi 281.000 empleos registrados. En un proceso que afectó principalmente a las pymes y a sectores estratégicos de la economía real. Lejos de un proceso de reconversión virtuosa, los datos describen un escenario de contracción y destrucción de capacidades productivas. Con consecuencias de largo plazo sobre el desarrollo económico y social.
El cierre masivo de empresas durante la gestión de Milei se consolida así como uno de los rasgos más críticos del actual ciclo económico. La magnitud del fenómeno plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo, el futuro del empleo formal y la posibilidad de recomponer un entramado productivo que, una vez destruido, resulta difícil y costoso de reconstruir. (Mundo Gremial)


