En el Gobierno creen que la CIA gana cada vez más terreno en la administración Trump y que se refleja en México y Venezuela.
La prensa estadounidense ha cuestionado duramente a Donald Trump este fin de semana por indultar al expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández. El exmandatario estaba en prisión por cargos de presunto narcotráfico y la Casa Blanca firmó su libertad a horas de las elecciones en Honduras que tienen lugar este domingo.
El eje de las críticas es que mientras Trump está a punto de ordenar acciones bélicas en Venezuela para acabar con el Cártel de los Soles, en Centroamerica opta por liberar a un presunto capo y, de paso, apoyar al candidato de Hernández en las elecciones frente a la opción impulsada por la presidenta Xiomara Castro.
En México existe una lectura más subliminal de lo sucedido y tiene que ver con la fuerte preminencia de la CIA en la administración Trump. En el gabinete de seguridad que despacha a diario en Palacio Nacional no sorprende la decisión del magnate porque esta implica un fuerte estiletazo a la DEA, agencia que tenía mejor interlocución con la administración demócrata de Joe Biden.
Es un tema que se menciona en voz baja, pero todo el staff de seguridad de Claudia Sheinbaum ha presenciado, desde inicios de año, como la DEA se fue acotando en México a la par que la CIA ganaba terreno a gran velocidad. Un numero muy incomodo para el discurso soberanista del Gobierno es ese que refleja la cantidad de elementos de la CIA que ingresaron al país en los últimos meses, tantos que fue preciso ocupar nuevas oficinas. Se habla de alrededor de 120 agentes.
La DEA, encargada del arresto de Hernández, habría quedado reducida en México a un papel más administrativo y de expedientes judiciales, como la gestión de los capos deportados este año hacia cárceles estadounidenses, o cuestiones del narco mexicano en el propio territorio de Estados Unidos. Toda la estrategia de persecución actual, afirman en el oficialismo, pasa por la CIA ya desde la oficina del embajador Ronald Johnson, que integró dicha agencia.
Otro detalle: la DEA estaría bastante marginada de ciertos acuerdos que se están alcanzando en los tribunales estadounidenses con figuras como Alejandro «Caro» Quintero, Ismael «Mayo» Zambada o Joaquín Guzmán, hijo de «el Chapo», que este lunes se apresta a declararse culpable en una corte de Nueva York.
Venezuela es una arista ineludible porque, además, Trump entienda que la DEA es una de las agencias que tienen dudas sobre la existencia del Cártel de los Soles y alimenta esa narrativa en los diarios de su país. La CIA, en cambio, es la agencia a cargo de toda la operación encubierta contra el régimen de Maduro.
