El alivio inflacionario de mayo quedó en el espejo retrovisor. El índice de precios al consumidor (IPC) aceleró al 1,9 % en julio, acumulando un 17,3 % en lo que va del año y un 36,6 % en los últimos doce meses. No es un salto abrupto, pero sí una señal clara: la curva vuelve a empinarse.
El dato más preocupante está en la mesa de los argentinos. Alimentos y bebidas no alcohólicas, el rubro con mayor peso en el índice y el que más pega en el bolsillo, registró un aumento igual al promedio general: 1,9 %. En otras palabras, se triplicó respecto de junio, cuando había marcado apenas 0,6 %.
El ciclo reciente pinta un dibujo claro: En Mayo la inflación general fue del 1,5 %, la más baja en cinco años, y alimentos casi quietos. Junio mostró un leve repunte al 1,6 % con alimentos al 0,6 %. A las claras el termómetro saltó al 1,9 % y los alimentos lo siguen al pie de la letra, pero triplicando el ritmo de apenas un mes atrás.
Como sea, agosto no promete nada bueno. La suba reciente del dólar, se siente más fuerte en las góndolas, lo que anticipa que la inflación podría volver a ser la protagonista de la dinámica económica doméstica.
Hubo también sorpresas en otros rubros. Textiles marcó una caída del 0,9 %. Se trata de un sector fuertemente golpeado por la apertura importadora.
En cambio, la división con mayor aumento fue Recreación y cultura, que se disparó 4,8 %; le siguieron Transporte con 2,8 % y Restaurantes y hoteles en el mismo nivel. Señal de que los servicios están subiendo por encima de los bienes, con un importante componente estacional explicado por las vacaciones de invierno.
Fuente: LPO