Como cada miércoles, jubilados de distintas agrupaciones volvieron a movilizarse frente al Congreso de la Nación para reclamar por un aumento digno, la continuidad de la moratoria previsional y la restitución de medicamentos gratuitos. Esta vez, sin embargo, se encontraron con una brutal represión por parte de las fuerzas de seguridad que responden a Patricia Bullrich.
La manifestación se realizaba de forma pacífica. A las 15 comenzó una radio abierta en la que se expresaron distintos sectores, y luego las columnas iniciaron una ronda por la manzana del Congreso. Cuando intentaban llegar a la avenida de Mayo, fueron interceptados por un operativo conjunto de la Policía Federal y la Policía de la Ciudad que aplicó el llamado “protocolo antipiquetes”.
“Nos engañaron diciéndonos que nos daban el día libre por falta de materiales, y a la hora ya estaban los despidos. Se ocultan, no dan la cara”, denunció Rubén, de Jubilados Insurgentes, quien también contó cómo fueron gaseados y golpeados en plena calle: “No puede ser que haya tanta violencia con los viejos”.
El saldo fue de más de 30 personas heridas, entre ellas un niño de 4 años, y al menos siete detenidos que fueron reducidos violentamente. También resultaron agredidos periodistas, fotógrafos y voluntarios del cuerpo de salud. Desde la Comisión Provincial por la Memoria denunciaron que las fuerzas actuaron con una “brutal cacería” y documentaron disparos de postas de goma, gases a corta distancia y ataques a organismos de derechos humanos.
Pese a la represión, desde las organizaciones aseguraron que seguirán en las calles. “No vamos a parar hasta que las jubilaciones sean dignas y se garantice una vida con derechos”, afirmó Manuel Gutiérrez, de la Mesa Coordinadora de Jubilados. La protesta ya se replica en todo el país: Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, Santa Cruz, Río Negro y más.