La interna entre PRO y La Libertad Avanza (LLA) entró en zona caliente. Mientras las reuniones entre ambas fuerzas continúan en busca de cerrar una alianza electoral en la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri se metió de lleno en el barro y mandó una señal directa: “Es lo que el país necesita, un acuerdo razonable”. En público, respaldó al oficialismo; en privado, empuja a su tropa a que acuerde con los libertarios. El expresidente le entregó el mando de la negociación a Cristian Ritondo, que ya se sienta en la mesa chica donde se define cómo se reparten más de mil cargos.
La escenografía del mensaje fue el foro “Energía Chubut 2050”, donde Macri combinó declaraciones económicas con señales políticas. Ante empresarios del sector energético, fue claro al destacar el respaldo del PRO al gobierno de Javier Milei, a pesar de las diferencias: “Acompañamos con vocación patriótica”. Lo hizo mientras las conversaciones con LLA en Buenos Aires entraban en la etapa más delicada: la distribución de nombres en las listas para las elecciones provinciales del 7 de septiembre y las nacionales del 26 de octubre.
En la mesa se negocian bancas, concejalías, y consejerías escolares: hay 23 senadores provinciales, 46 diputados, más de 1000 concejales y 400 consejeros escolares en juego. LLA tiene armado propio en los 135 municipios bonaerenses, pero reconoce que necesita del anclaje territorial de dirigentes del PRO para no chocar con el peronismo. Desde el entorno libertario lo dicen sin vueltas: “Si van por afuera, sacan 5 o 6 puntos. Si juegan con nosotros, mantienen la vigencia de su carrera política”.
Con guiño a Milei, Macri ordena al PRO cerrar filas y avanzar en la fusión electoral en Provincia
Pese a que el diálogo fluye, en ambas orillas admiten que el clima podría tensarse. “Estamos discutiendo poder”, dicen cerca de los que negocian. En La Libertad Avanza hay una consigna que no piensan ceder: “Cada boleta tiene que ser encabezada por un libertario. Eso no se canjea por nada”. Sin embargo, en distritos del interior como la Segunda, Cuarta y Sexta Sección, hay margen para acuerdos más flexibles, con figuras del PRO o incluso intendentes radicales con peso territorial.
Uno de los casos más ruidosos es el de los Passaglia en San Nicolás. Los hermanos decidieron romper el esquema que promueve el acuerdo con LLA y lanzaron su propio espacio, una jugada que alerta sobre posibles fugas en otros municipios. También juega fuerte Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón, quien pone condiciones para ceder espacios en la Quinta sección electoral.
Más allá de la rosca política, Macri aprovechó su intervención en Chubut para disparar contra el uso discrecional de las regalías petroleras y gasíferas. “Ni un dólar debería ir a gastos corrientes. Usarlas así es pegarse un tiro en el pie”, lanzó, y pidió que esos recursos se destinen a infraestructura: rutas, conectividad, puertos y servicios básicos. Elogió la gestión de Ignacio Torres y sugirió replicar las mesas de productividad que impulsó durante su gobierno.
También exigió seguridad jurídica y criticó las trabas burocráticas: “El que invierte tiene que saber que lo que puso es suyo. No puede venir un juez o un intendente a inventarle una tasa absurda”. Su mensaje fue claro: confianza, inversión y reglas estables. Mientras se cocina el acuerdo con Milei, el expresidente volvió a repetir una frase que viene usando como mantra: “Estoy harto de escuchar que Argentina tiene todo. El desafío es convertir eso en hechos”.
Esta semana continuará la ronda de reuniones entre representantes de ambos espacios. Cada partido prepara su propio mapa con lugares cedibles, rojos y verdes, para ver hasta dónde estirar la cuerda. Por ahora, el acuerdo en Buenos Aires se cocina a fuego lento. Pero en las filas del PRO aseguran que Macri ya decidió: el camino es con los libertarios, o no hay camino.
Fuente: Data Clave
