EMPLEO FORMAL: LA POBREZA AFECTA A UNO DE CADA TRES TRABAJADORES EN ARGENTINA

A pesar de contar con un salario en blanco, aguinaldo y un salario surgido de las negociaciones paritarias, uno de cada tres trabajadores formales en la Argentina es pobre, mientras que también están bajo la línea de la pobreza el 70% de los trabajadores informales, que no gozan de esos beneficios pero tienen un ingreso estable.

Esos datos surgen de un informe de Eduardo Chávez Molina y José Rodríguez de la Fuente, investigadores del Instituto Gino Germani, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En rigor, el 30% de asalariados en blanco que son pobres en 2024 –unas 2 millones de personas– lo que duplica a las cifras del año pasado, en base a un cálculo hecho sobre la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que toma en consideración los principales conglomerados urbanos del país y excluye las ciudades de menos de 200.000 habitantes.

El reporte destaca el “cambio significativo en la configuración de la pobreza en los últimos años” en la Argentina: contar con un empleo formal no alcanza para cubrir las necesidades básicas. Cabe recordar que, tal como lo muestra la última estadística del Indec conocida la semana pasada, el 52,9% de los argentinos son pobres, una cifra récord.

“Uno de los hallazgos más importantes es la creciente presencia de ‘trabajadores pobres’, quienes, a pesar de estar empleados, no logran superar la línea de pobreza. Este fenómeno es más agudo entre los trabajadores no registrados, con una tasa de pobreza superior al 70%, mientras que los trabajadores regulados enfrentan una pobreza del 30%. Esto evidencia que el empleo formal, aunque brinda cierta protección, no es suficiente para mitigar el impacto de la crisis”, señala el informe.

También destaca que el incremento de ese segmento social que trabaja pero no logra alcanzar los niveles de ingreso suficientes para superar la pobreza representa “un cambio en la estructura social que pone en evidencia la necesidad de analizar no solo los ingresos, sino también los mecanismos de inserción ocupacional y la calidad del empleo disponible”.

Como dato saliente de 2024, los investigadores resaltan que a diferencia de la post-pandemia, en donde “todos se empobrecieron por igual”, este año aparecieron con claridad “ganadores y perdedores” a los que clasifica según el tipo de empleo.

El informe de Chávez Molina y Rodríguez de la Fuente subraya que “es evidente que la pobreza ha crecido notablemente en las clases medias, en particular entre los trabajadores no manuales de grandes establecimientos y los propietarios o directivos de pequeños negocios. En estos grupos, la pobreza se ha triplicado en tan solo siete años”. (DIB)

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