De la «peronización» a la fuga de la clase media: cómo se configura hoy el voto Milei a nivel socioeconómico

La foto panorámica de los últimos sondeos exhibe que el Gobierno aún cuenta con un apoyo sustancial en torno al 45%. Pero el zoom por niveles empieza a mostrar fisuras en la curva transversal con un marcado retroceso en los sectores Medio y Medio Bajo.

El regreso del crédito hipotecario a través del Banco Nación. La repentina marcha atrás en la estrategia de liberación de las tarifas para las prepagas. El escalonamiento en la suba de los servicios para moderar su impacto en la inflación y hasta un intento de evitar una nueva actualización impositiva en el surtidor, frustrada por el libre albedrío que el propio gobierno de Javier Milei pregona en su doctrina de la desregulación del mercado.

Todas estas medidas hablan de un pragmatismo que, por momentos, se impone sobre las teorías del laboratorio: el viejo y siempre vigente teorema de Baglini. Pero también persiguen un objetivo concreto: suavizar el golpe a la clase media porque el Gobierno sabe que empieza a perderla y, al menos una parte suya, no quiere que suceda.

La foto panorámica de un pool de las últimas encuestas exhibe que el gobierno de Javier Milei aún cuenta con un apoyo sustancial en torno al 45%, un piso insólitamente alto para el nivel de ajuste y la paciencia promedio de la sociedad moderna en cualquier parte del mundo. El lado B de esos números, un zoom por niveles socioeconómicos, empieza a mostrar ciertas fisuras en la curva transversal con un marcado retroceso en lo que refiere a los sectores Medio y Medios Bajo.

En paralelo, la confianza se preserva mayormente estable en los sectores populares que mantienen su confianza en Milei, una suerte de «peronización» del voto libertario, en el análisis de los especialistas. Mientras que los sectores Alto muestran una reacción dispar: en algunos sondeos conservan su apoyo a las reformas mientras se percibe un leve retroceso en otros, aunque lejos de la fuga de la clase media.

A grandes rasgos, el respaldo se sigue apalancando sobre la base de la expectativa de un mejor futuro o la bronca direccionada desde agosto si bien el discurso anti-casta ya no sirve para legitimar absolutamente todo. Falló, y de manera notable, frente a las universidades. Y en las evaluaciones a las que accedió El Cronista es menor el porcentaje que todavía cree que el ajuste solo recae en la política. 

Todas estas conclusiones surgen del cruce de datos de cinco sondeos de corte nacional a los que accedió El Cronista donde se puso el foco en el nivel socioeconómico para evaluar la percepción del ajuste. Algunas de esas consultoras reelaboraron especialmente sus mediciones y colaboraron con la lectura de las curvas desde diciembre de 2023 a abril de 2024 para centrarla variables como el apoyo al Gobierno y sus políticas económicas, la percepción de la situación familiar y del país y la reacción frente a la inflación y sus alcances.

La «peronización» de Milei

«Lo que se advierte es una caída en la imagen personal y la aprobación de gestión, con particular énfasis en los sectores medios bajos -comenta a El Cronista Hugo Haime, titular de la consultora Hugo Haime y Asociados-. El nivel de aprobación sigue en el piso del 45% pero lo que empezó a migrar son los Ns/Nc hacia la desaprobación. Y eso se tradujo en un horizonte de expectativas más acotado». En términos cuantitativos, estima que el Gobierno perdió un 12% de sus votantes de 2023.

En la última medición de su consultora, correspondiente a abril, los resultados muestran un respaldo a Milei del 54,2% en los sectores Bajo Medio y del 42,2% en los Medio, frente a un nivel general del 45%. Sin embargo, visto en el tiempo, son los dos estratos socioeconómicos donde más decayó el porcentaje en los cinco meses: en diciembre de 2023, el 69,5% del sector Bajo Medio apoyaba al mandatario y el 48,9% de los Medio lo correspondía, una baja de 15 y seis puntos respectivamente que migró hacia la desaprobación junto a parte de los indefinidos del inicio del mandato.

Nada de esto pasa desapercibido para el Gobierno anticasta al que le preocupa mantener el humor social tanto como a la casta de las administraciones previas y recurre a las mismas herramientas: las encuestas propias. La gestión de Milei no resignó la base de proveedores que figura en los listados del Estado nacional dentro de las contrataciones denominadas «convenio marco». Al contrario, desde su llegada actualizó la lista de antecedentes y servicios de las inscriptas y dispone de ellas como se evidencia en el portal ComprAR.

Fuentes oficiales admitieron el encargo de estudios de opinión sobre expectativas sociales para medir la tolerancia. Y tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, como el propio presidente Javier Milei lo dejaron en claro en sus últimas exposiciones ante el mundo empresarial local e internacional en la Fundación Mediterránea y el Instituto Milken: la ventana de oportunidades es angosta.

No es casual tampoco que el Gobierno busque reforzar su legitimidad con un discurso que busca disputar la representación popular y que el propio apóstol de la escuela austríaca, Philipp Bagus, consignó de «populista» al referirse a Javier Milei en una reciente entrevista. Se notó esta última semana en la confrontación con la CGT, parte de la vieja «casta», en palabras de sus funcionarios.

En el último análisis de la consultora Escenarios, el Gobierno de Javier Milei goza de una inusual «luna de miel» extendida si bien se percibe una baja en el respaldo a la gestión a medida que aumenta el nivel socioeducativo. El 62,5% del sector socioeconómico Alto pondera de manera negativa al Gobierno y el 55,5% de la clase media también, lo que representa 8,2 y 7,4 puntos por arriba de la valoración negativa promedio en abril, del 46,8%.

El Gobierno mantiene en ambos casos, el tercio que es su piso desde agosto de 2023 con el 34,6 y el 33,7% respectivamente. En contrapartida,el apoyo del sector Bajo se ubica diez puntos por arriba del promedio positivo con un 49,5% sobre el 39,1% general del último sondeo.

«Es llamativo el apoyo consolidado en los sectores socioeconómicos bajos, caracterizados por ser de menor desarrollo y baja calificación técnica.  Es una singularidad que nos llama mucho la atención porque se parece más a la sociología tradicional de un liderazgo de corte peronista, si se quiere, que al tipo que tuvo Juntos por el Cambio entre 2015 y 2019», reflexiona Federico Zapata, codirector de Escenarios, en diálogo con El Cronista.

En este sentido, otro dato llamativo a nivel geográfico y que no varió de noviembre para acá es el respaldo particularmente fuerte en el NEA y el NOA -donde el Presidente solo perdió el balotaje en Formosa y Santiago del Estero- y un envejecimiento proporcional en sus simpatizantes al haber absorbido al grueso de los votantes de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio en noviembre pasado. Lo que explica también parte del juego del macrismo en su sociedad con alfileres con los libertarios.

«Es decir, tiene una minoría intensa de jóvenes, básicamente menos instruidos. De hecho, el grueso de su voto no proviene de sectores que accedan a la educación universitaria, principalmente, pero obviamente en términos proporcionales, al haber incorporado el voto de la sociología de Juntos, ese voto tendió a envejecer», añade Zapata.

La clase media que no la ve

«Lo que se advierte es una caída en la imagen personal y la aprobación de gestión, con particular énfasis en los sectores medios bajos -comenta a El Cronista Hugo Haime, titular de la consultora Hugo Haime y Asociados-. El nivel de aprobación sigue en el piso del 45% pero lo que empezó a migrar son los Ns/Nc hacia la desaprobación. Y eso se tradujo en un horizonte de expectativas más acotado». En términos cuantitativos, estima que el Gobierno perdió un 12% de sus votantes de 2023.

En la última medición de su consultora, correspondiente a abril, los resultados muestran un respaldo a Milei del 54,2% en los sectores Bajo Medio y del 42,2% en los Medio, frente a un nivel general del 45%. Sin embargo, visto en el tiempo, son los dos estratos socioeconómicos donde más decayó el porcentaje en los cinco meses: en diciembre de 2023, el 69,5% del sector Bajo Medio apoyaba al mandatario y el 48,9% de los Medio lo correspondía, una baja de 15 y seis puntos respectivamente que migró hacia la desaprobación junto a parte de los indefinidos del inicio del mandato.

Nada de esto pasa desapercibido para el Gobierno anticasta al que le preocupa mantener el humor social tanto como a la casta de las administraciones previas y recurre a las mismas herramientas: las encuestas propias. La gestión de Milei no resignó la base de proveedores que figura en los listados del Estado nacional dentro de las contrataciones denominadas «convenio marco». Al contrario, desde su llegada actualizó la lista de antecedentes y servicios de las inscriptas y dispone de ellas como se evidencia en el portal ComprAR.

Fuentes oficiales admitieron el encargo de estudios de opinión sobre expectativas sociales para medir la tolerancia. Y tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, como el propio presidente Javier Milei lo dejaron en claro en sus últimas exposiciones ante el mundo empresarial local e internacional en la Fundación Mediterránea y el Instituto Milken: la ventana de oportunidades es angosta.

No es casual tampoco que el Gobierno busque reforzar su legitimidad con un discurso que busca disputar la representación popular y que el propio apóstol de la escuela austríaca, Philipp Bagus, consignó de «populista» al referirse a Javier Milei en una reciente entrevista. Se notó esta última semana en la confrontación con la CGT, parte de la vieja «casta», en palabras de sus funcionarios.

En el último análisis de la consultora Escenarios, el Gobierno de Javier Milei goza de una inusual «luna de miel» extendida si bien se percibe una baja en el respaldo a la gestión a medida que aumenta el nivel socioeducativo. El 62,5% del sector socioeconómico Alto pondera de manera negativa al Gobierno y el 55,5% de la clase media también, lo que representa 8,2 y 7,4 puntos por arriba de la valoración negativa promedio en abril, del 46,8%.

El Gobierno mantiene en ambos casos, el tercio que es su piso desde agosto de 2023 con el 34,6 y el 33,7% respectivamente. En contrapartida,el apoyo del sector Bajo se ubica diez puntos por arriba del promedio positivo con un 49,5% sobre el 39,1% general del último sondeo.

«Es llamativo el apoyo consolidado en los sectores socioeconómicos bajos, caracterizados por ser de menor desarrollo y baja calificación técnica.  Es una singularidad que nos llama mucho la atención porque se parece más a la sociología tradicional de un liderazgo de corte peronista, si se quiere, que al tipo que tuvo Juntos por el Cambio entre 2015 y 2019», reflexiona Federico Zapata, codirector de Escenarios, en diálogo con El Cronista.

En este sentido, otro dato llamativo a nivel geográfico y que no varió de noviembre para acá es el respaldo particularmente fuerte en el NEA y el NOA -donde el Presidente solo perdió el balotaje en Formosa y Santiago del Estero- y un envejecimiento proporcional en sus simpatizantes al haber absorbido al grueso de los votantes de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio en noviembre pasado. Lo que explica también parte del juego del macrismo en su sociedad con alfileres con los libertarios.

«Es decir, tiene una minoría intensa de jóvenes, básicamente menos instruidos. De hecho, el grueso de su voto no proviene de sectores que accedan a la educación universitaria, principalmente, pero obviamente en términos proporcionales, al haber incorporado el voto de la sociología de Juntos, ese voto tendió a envejecer», añade Zapata.

Via El Cronista

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