Caputo anunció las medidas de ajuste de Milei: fuerte devaluación y suba de tarifas

En privado, Milei admite que la proporción de pobres puede alcanzar el récord de 2002, cuando llegó al 57%. Si su plan de dolor se cumple y la población, el Congreso y la Justicia lo aceptan, el ministro de Economía, Luis Caputo, se ilusiona con que la Argentina será el país rico de hace 100 años. Claro que entonces la riqueza estaba en pocas manos. Si la pobreza era del 40% hasta el primer semestre del año, ahora puede saltar al récord del 57% de 2002, tal como admite Javier Milei en la intimidad. Será fruto del “sinceramiento” de precios “reprimidos” durante el gobierno anterior, según el ministro de Economía, Luis Caputo. Para él y su jefe, no hay alternativa posible porque si no, habrá incluso “más inflación, pobreza y sufrimiento”.

“Si hacemos los deberes que nunca quisimos hacer, podremos ser ese gran país que hace 100 años el mundo entero admiraba”, prometió Caputo, el mismo que duplicó la deuda con el sector privado y la triplicó con organismos internacionales cuando fue ministro de Finanzas de Mauricio Macri entre 2015 y 2018. Claro que entonces la riqueza estaba en pocas manos.

Prestigiosos académicos que no son kirchneristas y que han estudiado más de macroeconomía que Milei y Caputo creen que se podría haber evitado tanto dolor como el que sobrevendrá, que podría haberse usado un bisturí en vez de la motosierra sobre la vida de la gente, sea del 55% que lo quiso o del 44% que no.

El dólar oficial, que el gobierno anterior dejó en $400, subirá este miércoles a $800. Esto va a impactar directamente sobre los alimentos, los combustibles y las tarifas de luz y gas. Ya varias empresas venían remarcando previendo una moneda norteamericana a $650, pero el salto es mayor. Subirá la inflación, que ya galopaba al 160%.

Si hubiese ganado Sergio Massa, también habría tenido que sincerar el tipo de cambio, pero expertos independientes consideraban que el nivel necesario no era tan alto como $800. Ya en agosto pasado el subidón del 22% del dólar oficial se trasladó a precios. Ahora que se duplica, también se sentirá en la inflación, aunque quizá no en un 100% por una sencilla razón.

Esta vez no se prevé que los salarios aumenten tanto como después de la devaluación de agosto. Por tanto, los precios sólo se frenarán cuando la demanda caiga demasiado, como dio a entender la canciller Diana Mondino. Además, habrá un aumento provisorio del impuesto PAÍS a las importaciones, con lo que se encarecerán más que el doble.

Lo que está claro es que la población, que sufrió una caída del 20% del salario con Mauricio Macri y del 6% con Alberto Fernández, padecerá aún más, al menos en el comienzo del gobierno de Milei. Si el nuevo presidente ajusta todo lo que quiere y no retrocede porque la población no lo soporta y surge el conflicto en la calle, o en el Congreso o en la Justicia, entonces en el mediano plazo puede que la economía comience a funcionar de vuelta porque la mano de obra y las exportaciones se han abaratado, pero tampoco hay seguridad de que todo vaya a funcionar bien.

Si el mercado percibe que el plan de Milei no funciona, los dólares paralelos tarde o temprano subirán y la brecha, que ahora se reduce con el salto del oficial, se volverá a ampliar. El blue cotizó este martes a $1.070. Lo que está claro es que hay votantes de la primera hora de La Libertad Avanza que soñaban con cobrar en dólares, pero cada día recibirán pesos más depreciados.

Pero el impacto en la inflación no se acota en el dólar porque este no es el único precio que dejó atrasada la administración de Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Hay más valores que debían subir. La pregunta es cuánto. El ministro no lo precisó, pero anunció que se reducen los subsidios que las clases media y baja cobran en las tarifas de luz y gas. También se recortan los que perciben los pasajeros de los trenes y colectivos en los boletos, sobre todo los del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde hay que viajar más horas y en diversos medios de transporte que en el interior para llegar al trabajo.

Caputo no paralizará las obras públicas en marcha, pero sí las venideras. En este caso fue menos riguroso de lo pensado, quizás teniendo en cuenta que hay más de 400.000 empleos en juego. Pero proyecto que se termina, proyecto que dejará gente en la calle.

El millón de personas que reciben el plan Potenciar Trabajo por media jornada laboral que supuestamente deben cumplir en organizaciones sociales, provincias, municipios o iglesias recibirán la misma plata que en 2023. Dado el ritmo al que galopa la inflación, es posible que en 2024 puedan comprar por lo menos un tercio menos de lo que adquirían este año. Al menos, Caputo duplicará la asignación universal por hijo (AUH) a los 4 millones que la perciben y el 50% la tarjeta Alimentar, que cobran 2,5 millones. El problema es que ese aumento del 100% se acotará por la inflación y además habrá seguro más familias que necesiten cobrar ambos subsidios.

El Gobierno querrá decir que el ajuste lo pagan los nuevos empleados públicos a los que no les renuevan el contrato, los medios de comunicación que no cobrarán pauta publicitaria por un año, los políticos porque habrá la mitad de cargos jerárquicos y las provincias que antes intercambiaban “favores” con la Nación, según Caputo. En parte será así, pero no es toda la verdad. No sólo el Estado sino también el sector privado pagan el sablazo. Incluso los gobernadores lo sufrirán a la hora de pagar los gastos de salud, educación y seguridad. También los exportadores no agrícolas, a los que les subirán las retenciones.

En el discurso inaugural de su presidencia, Milei lamentó que íbamos a una inflación del 20% al 40% mensual entre diciembre y febrero. Esperemos que no se quede corto. Si se supera el 50% mensual, ya será la tercera hiperinflación de la historia: la primera fue en 1975 con Isabel Perón, la segunda en 1989 con Raúl Alfonsín y que continuó un año con Carlos Menem. Pero no sólo habrá inflación altísima. También se caerá la actividad económica mucho más que el 1,5% que venía bajando en 2023. Ojalá que no sea tanto como el 10% de 2002 o el 11% de la pandemia en 2020. Estamos en estanflación, pero estaremos mucho peor, con la ilusión de que algún día comencemos a mejorar. Si todo sale bien, en medio año. Si no, puede durar mucho más.

Fuente: El Diario AR

Redaccion

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