Comienza la Cumbre del Clima: el mundo se reúne en un «petroestado» para decidir si abandona los combustibles fósiles

“Es el aspecto más peliagudo de esta COP”. Así resumen en la Oficina Española de Cambio Climático el reto de incluir en la decisión final de la Cumbre del Clima de Emiratos Árabes que empieza este jueves la necesidad de ir abandonando el petróleo y el gas para, como dicen en la OECC, “mantener el objetivo de calentamiento máximo del planeta en 1,5ºC”.

Así que gas, petróleo y carbón van a ser el tridente de atención en Dubai desde el 30 de noviembre al 12 de diciembre. “De la COP28 tiene que salir una fecha para terminar con los combustibles fósiles”, reflexiona el responsable de Cambio Climático en Ecologistas en Acción, Javier Andaluz. Una postura con la que coinciden en Greenpeace: “Debe acordarse el fin de la era de los combustibles fósiles. Los gobiernos deben regular el petróleo, el gas y el carbón”, incide la jefa de su delegación en Dubai, Kaisa Kosonen.

La delegación española este año, además, ejerce de cabeza de la Unión Europea al ostentar su presidencia rotatoria. “Hace falta avanzar en la mitigación [atajar las causas del cambio climático] porque no ha habido nada nuevo desde la COP de Glasgow en 2021”, comentan fuentes de la Oficina. “Hay que reconocer, primero, que estamos muy lejos de cerrar los agujeros y que solo tenemos siete años para reconducir todos estos atrasos”, analizan los enviados del Ministerio de Transición Ecológica a Emiratos Árabes. El mensaje oficial que lleva España es: “Hacia el fin de los combustibles fósiles”.

Otras cosa es cuándo se atisbe ese fin, porque esta visión no es compartida por todo el mundo; léase, los países que viven de vender estos combustibles. Estados que dicen que no tienen otra forma de generar energía. Empresas que influyen…

La influencia de mandato: el ‘Global Stocktake’

Esta COP28 tiene encomendada una tarea muy importante prescrita ya desde que se alcanzó el Acuerdo de París en 2015: es el momento de incluir en los compromisos internacionales el resultado del Balance Mundial de la situación (llamado Global Stocktake). Un examen de cómo van los progresos desde que se acordó en la capital francesa “mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2ºC con respecto a los niveles preindustriales” y hacer lo posible por que el límite sea 1,5ºC.

El balance –que se ha acabado este año desde el punto de vista técnico– analiza si se están recortando las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo necesario, si se está adaptando el planeta a los efectos del cambio climático y si se están poniendo los recursos (el dinero) para acometer las tareas necesarias: si los países más responsables de desencadenar el cambio climático están afrontando financieramente sus obligaciones históricas.

¿Y qué ha dicho el Global Stocktake? Que vamos con bastante retraso. Las emisiones de gases “no son compatibles con el objetivo de temperatura del Acuerdo de París”. Se lanza mucho más. “Es necesario aumentar la ambición de los planes nacionales [denominados Compromisos Nacionales NDC] y reforzar las medidas” para cumplirlos. “Deben establecerse metas de mitigación más ambiciosas para reducir las emisiones con mayor rapidez”, concluye.

El propio Balance Mundial, además de decir que toca aumentar las energías renovables, se refiere a los combustibles fósiles con contundencia: habla de “eliminar progresivamente todos los combustibles fósiles utilizados sin medidas de mitigación”.

“Ahora es el momento de traducir esas conclusiones técnicas en mensajes u obligaciones políticas”, explica Andaluz. “Esto supone que haya un mandato para que los próximos planes nacionales, que deben actualizarse en 2025, se corrijan porque son insuficientes”.

Efectivamente, las medidas actualmente planteadas por los países firmantes del Acuerdo del París abocan al mundo a un calentamiento de unos 3ºC por encima de los niveles preindustriales, según ha calculado hace diez días la ONU. Es el doble de ese tope de 1,5ºC.

Por qué es “peliagudo”
Apuntar con el dedo de manera directa a los combustibles fósiles en una COP podría parecer obvio, pero no ha sido sencillo. En el Acuerdo de París de 2015 no aparecen mencionados en ninguna de sus más de 8.900 palabras. Hubo que esperar a la Cumbre de Glasgow de 2021 para que se nombraran. Y también para ver cómo, en el último suspiro de esa reunión, se aguaba la petición para reducir las ayudas públicas al gas, el petróleo o el carbón.

De hecho, desde que se alcanzó el histórico acuerdo parisino, las subvenciones públicas al petróleo, el gas y el carbón han crecido un 50%. En 2022 sumaron 6,5 billones de euros, según las cuentas del Fondo Monetario Internacional.

En este contexto, en la Oficina Española de Cambio Climático afirman que hay más de 80 países que apuestan por que se pida “el abandono progresivo” en lugar de la “reducción” de los combustibles fósiles y sitúan como una de las prioridades “evitar que se le haga un greenwashing a las compañías petroleras y gasísticas”. Viendo dónde se hace la COP –en el petroestado de Emiratos Árabes– y presidida por un directivo de la petrolera Adnoc, Sultan Al Jaber, no se antoja tarea fácil.

“Parece perverso celebrar una cumbre sobre el clima en uno de los mayores productores de petróleo del mundo, pero ¿qué lugar es más adecuado para poner fin a la era de los combustibles fósiles?”, se entusiasma el director del think tank Power Shift África, Mohamed Adow.

La Unión Europea acordó en octubre pasado pedir en esta COP28 “el abandono gradual de la producción y consumo de energía con combustibles fósiles”. Aunque también admite que hay que estar atentos a ver cómo se mencionan las tecnologías de captura de carbono porque pueden ser una puerta de atrás para el sector del petróleo, el gas o el carbón.

Esta es, desde luego, la idea que ya ha expresada Emiratos Árabes: debe apostarse mucho por tener más y mejores procesos para secuestrar y almacenar el CO2 según se libera. Por ejemplo, al quemar gas. De esta manera, defienden, podría mantenerse durante más tiempo un nivel mayor de consumo de estos combustibles. Seguir emitiendo a tope e intentar mitigarlo absorbiendo esas emisiones, en una ecuación de difícil cuadratura. “Estas falsas soluciones están viviendo un empuje”, señala Javier Andaluz.

“Estamos hartos de retrasos”, dice rotundo el director de Política Global de Oil Change International, Romain Ioualalen. “El éxito de la COP28 se juzgará en función de si los países acuerdan poner fin inmediatamente a la expansión de los combustibles fósiles y construir una eliminación justa y equitativa de esos combustibles”.

Los planes de expansión de los estados prevén, actualmente, doblar la producción global de carbón, gas y petróleo para 2030, según revisó a comienzos de noviembre el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). La conclusión fue que “tomados en cuenta de manera conjunta, los planes ponen en grave riesgo conseguir el objetivo del Acuerdo de París”.

El dinero siempre ronda
La cuestión de los combustibles va a ser pues central en la cumbre y a la hora de evaluar cómo ha resultado. Sin embargo, la pata de la financiación seguirá rondando por encima de todas las cabezas. “No se avanzó casi nada en mitigación en Egipto el año pasado a cambio de hablar mucho de financiación desde los países desarrollados a los empobrecidos”, es el sentimiento en los delegados europeos.

Entre esos enviados el análisis es que no se abrirá mucho el melón del dinero, pero los países del Sur global siempre pueden bloquear cualquier acuerdo si no se atienden sus demandas económicas. La OCDE dice que en 2022 se juntaron al fin los 100.000 millones dólares de fondo comprometidos para 2009, aunque no han mostrado públicamente las cifras.

Y, atención, todavía está pendiente la puesta en marcha efectiva de un fondo para compensar las “pérdidas y daños” que los países más vulnerables ya están padeciendo por la crisis climática. Los estados desarrollados abonan a los que están en vías de desarrollo. El mundo se dividió así durante las negociaciones para el Protocolo de Kioto de 1997. La realidad era muy distinta y en el segundo grupo estaban tanto China como India.

“La línea roja de China en la COP, en realidad, es que no le digan que tiene que poner dinero”, cuenta una fuente del Ejecutivo que participa en las negociaciones. “Ellos admiten poner lo que quieran, pero no que quede por escrito ninguna obligación”. Y en el otro lado de la mesa “EEUU no pasa que China o India puedan solicitar fondos como si fueran equiparables a Tovalu”. Esas son las cartas, y empiezan a jugarse hoy.

Fuente: El Diario Ar

Redaccion

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