Durante la tarde del lunes dos siniestros viales se dieron casi en simultaneo en menos de 200 metros de la avenida Perón, entre Antonena y Necochea y de esta manera la traza, que cada año tiene mayor caudal de automóviles, motos y colectivos, se convierte en uno de los corredores donde hay mayor cantidad de accidentes. Llama la atención que después de tantos años y situaciones traumáticas para muchos tandilenses, la intersección de la avenida con Montevideo y Antonena, aun no tenga un semáforo.
Son muchas las esquinas peligrosas en la ciudad donde día a día suceden hechos, a veces trágicos que suman trabajo importante en los centros de salud. Sumándose al corredor de avenida Lunghi y su fatídica esquina con Azucena, la avenida Perón está subiendo en estadísticas, que de por sí en Tandil están altas desde hace ya un largo tiempo.
El lunes por la tarde fueron dos siniestros. El primero de ellos en la esquina de Antonena y Perón, donde un motociclista salvó su vida por tener el casco colocado, aun así terminando en el Hospital Ramón Santamarina. Si la conciencia al volante no está presente, desde el estado municipal deben pronunciarse al respecto del transito en la ciudad, que comenzó a ser caótico y representa una de las preocupaciones más importantes de la sociedad local. También sería conveniente generar políticas de prevención para evitar siniestros, como por ejemplo, colocar semáforos en cada esquina de la traza.
Los interrogantes acerca de cómo se maneja en Tandil ya están abiertos y la poca educación vial que tienen los conductores en la ciudad se hace notar, donde a toda hora se escuchan rugir los motores como si se tratara de un autódromo a cielo abierto. En Argentina, cada año mueren cerca de 4.000 personas en accidentes de tránsito y sigue siendo la principal causa de muertes violentas en el país, superior incluso a los hechos de inseguridad. En Tandil durante el año 2022 se registraron un alto promedio de accidentes, con cerca de tres siniestros diarios.
¿Por qué hay tantos siniestros viales en Tandil?: ¿Imprudencia? ¿Falta de concentración a la hora de manejar? ¿Controles que no llegan a prevenir accidentes? ¿Educación vial que no llega a los ciudadanos? ¿Falta de planificación municipal para alivianar trazas sobre las horas pico? Todas preguntas que por ahora no tienen respuesta.
Foto: El Eco
