Acoso escolar: Tres de cada cuatro estudiantes de último año de secundario dice que hay discriminación en la escuela

El 75,4% de los estudiantes de último año del secundario reconoce que en su escuela ocurren episodios relacionados con la discriminación y el acoso que sufren los alumnos de parte de sus compañeros. Así lo indica el último informe del Observatorio Argentinos por la Educación “¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de la secundaria?”.

Los datos, obtenidos mediante los cuestionarios complementarios de las Pruebas Aprender 2019, revelan que el 34,6% de los estudiantes argentinos coinciden en que sus escuelas carecen de una buena convivencia. La cantidad de alumnos que evalúan negativamente el ambiente escolar supera el promedio nacional en 13 provincias. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y La Pampa son los distritos con menor porcentaje de estudiantes con percepciones poco favorables de la convivencia: 25,8% y 28,3% respectivamente.

A pesar de que hace más de 50 años que se habla del concepto de bullying como tal, las escuelas de todo el país no logran erradicar el problema, al menos entre la franja de los estudiantes más grandes. Los expertos apuntan a que la concientización en estos últimos años dentro y fuera del aula fue insuficiente y que, si bien las redes sociales juegan un rol importante, el acoso cara a cara sigue siendo preponderante. Hay una diferencia marcada en la percepción de las situaciones de violencia entre alumnos y autoridades escolares.

«La discriminación por aspectos físicos resultó ser la más concluyente», sostuvieron los autores del estudio Alejandro Castro Santander (Observatorio de la Convivencia Escolar, Universidad Católica de Cuyo), Martín Nistal y Eugenia Orlicki (Observatorio de Argentinos por la Educación).

El informe arrojó también que, según el 8,3% de los alumnos, “siempre” se discrimina por aspectos físicos. Por otro lado, el 15,6% respondió que “la mayoría de las veces” se discrimina por aspectos físicos y el 51,5% responde que “algunas veces” sucede. En cuanto a las amenazas a otros compañeros, el 3,5% respondió que “siempre” suceden amenazas o agresiones a otros compañeros y el 6,5% que suceden “la mayoría de las veces”.

Otro de los datos que llamó la atención de los investigadores es que los directivos se mostraron más preocupados por el cyberbullying que por detectar situaciones de acoso en las aulas. Eso se desprende de que las respuestas que brindaron en los cuestionarios son muy disímiles. Según la percepción de los directores, la frecuencia de los episodios de discriminación y amenazas en la escuela es menor que la percibida por los estudiantes.

Con respecto a las amenazas o agresiones en redes sociales, más de la mitad de los estudiantes (52,8%) sostienen que esto no sucede nunca. Pero, a diferencia de los alumnos, los directores perciben que las amenazas o agresiones entre estudiantes en redes sociales suceden con más frecuencia que el resto de las situaciones mencionadas. «Este es un problema porque señala que estamos en frecuencias diferentes», remarcaron los especialistas consultados.

La percepción del clima de convivencia escolar varía, por otro lado, entre los estudiantes de distintas provincias. Las tres jurisdicciones con mayor proporción de alumnos que perciben dificultades de convivencia son Jujuy (43,4%), La Rioja (43,1%) y Catamarca (41,2%). Mientras que en el otro extremo se encuentran CABA (25,8%), La Pampa (28,3%) y Misiones (31,7%).

Las normas de disciplina y convivencia son un recurso muy útil para enfrentar los conflictos y la violencia en los espacios escolares. Sin embargo, su mera existencia no es suficiente para enfrentar el acoso. A pesar de que el 94,1% de los estudiantes y el 97,2% de los directivos a nivel nacional afirmaron que su escuela cuenta con normas de convivencia explícitas, continúan existiendo casos de bullying en todas las provincias, lo que demuestra la necesidad de tomar medidas complementarias. En entornos con alumnos excluidos y acosados física, psicológica y sexualmente, el aprendizaje efectivo y el desarrollo integral de los estudiantes es inviable.

Redaccion

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