Un estudio científico afirma que las altas temperaturas provocadas por el cambio climático potencian el impacto de la sequía en el campo

Las consecuencias de la sequía en Argentina y países vecinos, que avanza sobre campos, reservas naturales y tierras productivas, está siendo potenciada por el cambio climático, y juntos estos dos fenómenos (uno climático y otro provocado por los humanos) está generando pérdidas millonarias al país. Así lo afirma un estudio elaborado por la iniciativa World Weather Attribution (WWA), que investigó el caso junto a científicos argentinos y de otros países.

Desde 2019, gran parte de Argentina, Uruguay, el sur de Brasil y parte de Bolivia se han visto afectados por la sequía y en los últimos cuatro meses de 2022 percibieron solo el 44% de las lluvias promedio para la zona, afirma el informe científico. Las precipitaciones durante el último trimestre del año pasado fueron las más bajas en 35 años.

El corazón agrícola de América del Sur se seca debido a un fenómeno oceánico y atmosférico: La Niña. “Es un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo”, de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional. Es parte de un fenómeno denominado “ENOS”, que comprende tres fases: El Niño, La Niña y una fase neutra.

“No podemos atribuir las bajas precipitaciones al cambio climático -sostiene el informe- pero esto no descarta que el cambio climático haya afectado otros aspectos de la sequía”, también con consecuencias trágicas para el ambiente: incendios, pérdida de biodiversidad, fauna y flora en peligro de extinción.

Los expertos estudiaron las lluvias en la región durante los últimos 20 años y afirmaron que “el déficit de precipitaciones se debe en parte a La Niña”, sostiene el estudio.

A La Niña, un proceso natural, se le está sumando el golpe humano: una serie de olas de calor récord en Argentina y los países vecinos, que según un estudio anterior de WWA son más graves debido al cambio climático. “El calor continuo exacerba los impactos de la sequía en la agricultura, por ejemplo, poniendo el estrés por calor además del estrés por agua en los cultivos”, sostienen los científicos en el informe.

“En octubre de 2022, Uruguay declaró la emergencia agrícola (que fue ampliada en enero de 2023), y el posterior deterioro de las condiciones de cultivo está afectando a agricultores y residentes ya vulnerables en el corazón agrícola del continente” y “según los informes, la salud de los cultivos en Argentina es la peor en 40 años, con graves impactos esperados en el trigo y cosechas de soja”, explicaron los expertos.

El impacto es directamente económico: “Argentina ya vio una disminución del 61% en los ingresos por exportación de granos y oleaginosas entre enero de 2022 y enero de 2023”.

Juan Rivera, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) y CCT CONICET, con base en Mendoza, explicó en una conferencia de prensa que 2022 “fue uno de los años más secos en el centro de Argentina, el segundo desde 2008, que también estuvo marcado por una sequía superior. La sequía se profundizó incluso durante los últimos tres meses de 2022, en particular, en el centro económico del campo argentino”. Se refiere a las provincia de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, donde La Niña no solía afectar de manera tan drástica en otros períodos.

“Si consideramos los últimos tres años de nuestro registro en Argentina, fueron los tres años secos consecutivos con menor precipitación acumulada en la historia de Argentina. Pero además, entre noviembre y diciembre experimentamos cuatro olas de calor en toda la región. En particular, uno de ellos fue analizado previamente por nuestro equipo y descubrimos que tenía 60 veces más posibilidades de ocurrir debido al cambio climático. Entonces este fue otro factor a tener en cuenta: no solo está impactando el déficit de precipitación, sino también el aumento de temperatura”.

Los científicos

El estudio fue realizado por científicos de Argentina, Colombia, Francia, Estados Unidos, Holanda y el Reino Unido* para evaluar en qué medida el cambio climático inducido por el hombre alteró la probabilidad e intensidad de la escasez de precipitaciones que condujo a la sequía.

El equipo utilizó “métodos publicados y revisados ​​por pares: identificó la región con mayores impactos por el fenómeno (delineada en azul en el mapa publicado en esta nota) y definió la precipitación promedio durante esos tres meses. Luego analizó si el cambio climático alteró la probabilidad y la intensidad de las lluvias anormalmente bajas, explica el informe.

“Con el fin de identificar si el cambio climático inducido por el hombre también fue un factor determinante del déficit de las precipitaciones, analizamos las lluvias en la región más afectada y en nueve estaciones (climáticas) representativas”, explicaron los científicos en un informe a la prensa.

Argentina seca

“Dado que la temporada también se caracterizó por múltiples olas de calor, los investigadores, además, evaluaron el efecto de la temperatura, en particular, si el cambio climático exacerbó la sequía al influir en la evapotranspiración (la pérdida de humedad de una superficie por evaporación directa junto con la pérdida de agua por transpiración de la vegetación)”, agrega el estudio.

Otto explicó que “eso significa que cuando llueve y hace mucho calor, hay menos agua disponible para que los suelos absorban. Entonces, esa es una de las razones por las que el cambio climático afecta esta sequía. Además, el propio calor también afecta a los cultivos”.

Rivera dijo que se espera que las lluvias regresen durante el próximo invierno o primavera, cuando la atmósfera reaccione a lo que pase en el Pacífico. También destacó la importancia de anticiparse a las olas de calor para ayudar a los agropecuarios.

Paola Arias, de la Escuela Ambiental, Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, Colombia, agregó: “La Niña es un fenómeno bastante poderoso porque puede cambiar el clima en diferentes regiones del mundo, incluso en regiones que no están cerca del Océano Pacífico”.

Qué hacer

Los gobiernos y los privados tienen la posibilidad de prepararse para la sequía y el efecto potenciado de las olas de calor, explicaron los científicos a la prensa.

“La sequía en curso ha provocado graves impactos en la agricultura, reduciendo a la mitad las cosechas anuales en trigo y soja en Argentina, lo que a su vez se espera que lleve a déficits de exportación de 25-50%. Los impactos de la sequía golpearon a la población además de una inflación ya alta y el debilitamiento de la moneda local”, sostiene el informe en el resumen de sus hallazgos.

“En Uruguay, más de 75.000 personas sufren la falta de acceso a agua potable; el acceso al agua para cultivos y ganado también es limitado”, agrega el estudio.

La experta Roop Singh, del Red Cross Red Crescent Climate Centre, en Países Bajos, afirmó: “Sabemos que la sequía redujo la cosecha de soja, y vimos la cosecha más baja en 7 años, así como impactos en el ganado. También vimos impactos en las rutas de transporte críticas debido a los niveles de agua excepcionalmente bajos, y eso condujo a una reducción de la generación de energía hidroeléctrica, así como a la reducción del transporte marítimo y el agua”.

“Lo que creo que es realmente significativo, dados estos hallazgos, es que sabemos que esta no es la primera vez que un evento prolongado de La Niña se combina con otros factores, como las altas temperaturas, para provocar este tipo de impactos. De hecho, uno de los ejemplos recientes es de una sequía de 2017 a 2018 en Argentina, donde vimos condiciones similares”, aseguró Singh.

“Es probable que que estas condiciones vuelvan a ocurrir en el futuro y vemos una oportunidad para tomar medidas más anticipatorias. Hay estudios enfocados en Argentina que han encontrado que existen algunas barreras para el manejo proactivo de la sequía en la región. Hay herramientas como esquemas de seguros basados ​​en índices o prácticas de gestión de sequías a gran escala; como aumentar la variedad de los cultivos sembrados en lugar de depender solo de un cultivo básico pueden dispersar el riesgo climático y hacer que los agricultores sean más resistentes”, agregó la científica.

Redaccion

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba