Andrea Ranno, empleada del Hotel «Inti Huasi» ubicado en El Bosque de Villa Gesell, aseguró que los rugbiers «estaban orgullosos» y «festejaban porque todos se atribuían algo» al declarar en el juicio oral contra los ocho acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa.
«Ellos pasaron frente al hotel y los escuché hablar de una pelea y que festejaban la situación, pero primero vi cómo uno de ellos salió corriendo y estaba como sacado», señaló la mujer en el tribunal de Dolores.
A su vez, declaró que minutos después de que uno de los acusados pasó corriendo por el lugar, escuchó como uno de los jóvenes le decía a otro «le rompí toda la jeta, estaba llena de sangre».
«Soy testigo porque pude identificar donde vivían y le marqué el lugar a los policías. También señalé en la sala cómo estaba vestida la persona que corrió, ya que, la camisa desabrochada y su pelo son imposibles de olvidar», relató.
Asimismo, al ser consultada sobre cómo empezó la escena donde ella es protagonista, Ranno explicó: «Empecé a escuchar una conversación y cuando salgo veo a jóvenes sobre las rejas de un supermercado y pensé que era un robo. Esa noche había muchas peleas en la zona por eso los policías los dejaron ir cuando los encuentran en el chino».
A diferencia de otros relatos, el de la mujer fue más que importante porque sostuvo que escuchó cómo todos los involucrados, sumado los sobreseídos, celebraban: «Estaban orgullosos, festejaban porque todos se atribuían algo».
Sobre el abrazo final con los padres de Fernando, expresó: «Le pedí perdón a los papás por decir que los acusados festejaban el crimen. Una persona normal no puede estar ahí si no se emociona porque cada relato es como volver a matarlo. Esperaba mucho este momento porque quiero que la familia descanse y se haga justicia con la perpetua».