A comienzos de esta semana y nadando contra la corriente editorialista de la señal televisiva «La Nación», el periodista Carlos Pagni, subrayó aspectos que indican una relación política en el intento de magnicidio a la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la noche del jueves 1° de septiembre, en su departamento de Juncal y Uruguay, en pleno barrio de la Recoleta.
En su programa vinculó políticamente a los abogados defensores de los integrantes de la organización llamada «Banda de los copitos» con Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo , con el partido opositor PRO, donde evidenció ciertas coincidencias de cada uno de ellos con políticos de esa extracción, ligada a Patricia Bullrich y a Mauricio Macri. Además de preguntarse irónicamente, «¿Cuántas toneladas de algodón de azúcar son necesarias vender para pagar los honorarios de esos letrados que los representan en la causa?».
En cuanto a la identidad de los representantes legales, el mismo Pagni, que hace rato viene ventilando muchos datos del riñón PRO, se cuestiona: «Lo más curioso de todo es que cae este vendedor de copos de azúcar y aparecen enseguida varios abogados de manera misteriosa, por muchos motivos», para mencionar enseguida al letrado Gastón Marano, «que es asesor de un senador de la provincia de Chubut que pertenece al PRO, Ignacio Torres».
La defensa que además integra un abogado llamado Fernando Sicilia. «Es abogado defensor de dos personas que fueron noticia durante los últimos dos, tres años: Leandro Araque y Facundo Melo. Son dos integrantes de la banda de espionaje ilegal que trabajaba a la órdenes de SIlvia Majdalani en la AFI durante el Gobierno de Macri».
«Es curioso que un abogado como Sicilia, que tiene estos clientes, tomo como cliente a este otro imputado, que es un vendedor de copitos de azúcar. Entonces, la primera pregunta es: ¿Quién paga estos abogados? ¿Lo quiere cuidar a Carrizo, el vendedor de copitos de azúcar? ¿O hay que cuidar a alguien que está ligado a Carrizo?», ironizó Pagni.
Lo cierto es que aparece ahora una especie de jefe de esta banda, Gabriel Carrizo, que tiene abogados ligados, de un modo u otro, a la política, y ligados a causas que tienen que ver con actividades de espionaje «La pregunta que uno se hace es cuánto algodón de azúcar hay que vender para pagarle a estos abogados… ¡Toneladas de algodón de azúcar!. ¿Qué temas hay que ocultar? Es decir, empieza a tener todo esto otra densidad», finalizó, diferenciándose del resto, el periodista de La Nación.