Federico Martínez es profesor de Geografía, egresado de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. A partir de diciembre de 2019 es el titular de la Unidad de Atención Integral (UDAI) que en Tandil funciona en la esquina de las calles general Manuel Pinto esquina Chacabuco. Desde chico sintió al boxeo como el deporte de su máximo interés. Llegó a practicarlo durante un corto lapso. Y hoy se dispone a ayudar colaborando en la organización de encuentros. El próximo sábado 9 de julio se desarrollará en el Club Defensa Tandil una velada de boxeo donde participarán los mejores púgiles de la ciudad y la región.
Cuando tenía alrededor de 20 años y estudiaba la carrera de Geografía en la Facultad de Ciencias Humanas, sintió ganas de probarse con los guantes, en algún gimnasio. Y lo hizo en el que estaba ubicado por entonces en el club Brandsen. Allí lo esperaba el expugilista Alfredo Cicopiedi, que pocos años más adelante se convertiría en fundador-director de esta publicación. Junto a él, colaboraban en dicho gimnasio sus hermanos Carlos y Roberto Cicopiedi.
Muy poco tiempo después, incursionó en uno de los tradicionales “Torneos de los Barrios”, organizado precisamente por Cicopiedi. Se presentó en dos peleas, ganó una y perdió la restante. No realizó nuevas presentaciones. Tampoco daban los tiempos por sus ocupaciones de prolijo estudiante universitario, entre otras actividades. Pero por algo se dice que cuando “el bichito pica” en lo que respecta a las preferencias de una determinada persona, en algún momento puede manifestarse.
EL BOXEO COMO INCLUSIÓN Y PREVENCIÓN
Hoy por hoy, Federico Martínez se encuentra al frente de un excelente proyecto, que empezó a consolidarse a partir de la constitución de la flamante agrupación “Amigos del Box”. Él es el titular, pero junto a sus colaboradores, están consustanciados y convencidos de que el boxeo debe tomarse no solamente como un deporte, sino como una actividad de inclusión social.
-¿Cómo se fue dando, Federico, este regreso suyo al ámbito del boxeo?
-Por un lado, porque me gusta la actividad. Pero es mucho más amplio el tema. Desde el punto de vista de la salud, todos sabemos la importancia que tiene la actividad física para cualquier persona y en todas las edades. Entonces en un momento, año 2017, empecé a ir al club Ferrocarril Sud a entrenar con Adrián Leiva. Obviamente nos hicimos amigos y lo acompañé en el emprendimiento denominado “Ferrobox”. Como todos saben, fue muy festejado por toda la gente de boxeo de la ciudad, el retorno de Ferro a la práctica activa de este deporte, incluso con la organización de interesantes festivales al aire libre, en el estadio Dámaso Latasa.
Colaboré también con él incluso desde el espacio político que integro, que es el Frente de Todos. Pero también en lo que pude, he ayudado a gente amiga de otras instituciones locales que están ligadas al boxeo, como es el caso de Unión y Progreso, por ejemplo, ya que Tati Vega es otro baluarte que pone mucho empeño por llevar adelante estas prácticas deportivas. Todos sabemos que la pandemia interrumpió la actividad de los gimnasios y sobre todo en cuanto a la posibilidad de organizar encuentros, festivales. Por eso que estos retornos son tan festejados. Y entre otras cosas nos proponemos el objetivo de recuperar plenamente esta actividad para Tandil, que supo ser una plaza importantísima, sobre todo en las décadas de 1940 a 1970 inclusive, según nos dice la historia.
TAMBIÉN LA CONTENCIÓN, JUNTO CON LA CULTURA
-¿Cómo ampliaría este concepto de «boxeo como inclusión social»?
-Muchas veces se dice, y yo acuerdo con eso, que los estados debieran realizar mayores inversiones de dinero en cultura y en deportes. Se debe partir de la base de que no es un gasto sino -reitero- una inversión. Porque la persona de esa manera, está cultivando su mente y su cuerpo para una vida sana.
–Y mucho más en el caso de menores y adolescentes, ¿verdad?
-Claro, por supuesto. Esto de que el deporte implica contención, es una realidad. En muchos, cualquier actividad deportiva o cultural tiene la virtud de evitar que esos niños o adolescentes estén en la calle, con todos los riesgos que ello conlleva. Por eso que resulta tan importante apoyar estas actividades. Para que esos chicos y chicas sientan que hay otras maneras de enfrentar la vida. No nos olvidemos que en estos contextos suelen darse situaciones extremas de pobreza, inseguridad, violencias intra familiares, etc.
–Y tal vez lo peor es que a veces perciben que su suerte no va a cambiar.
-Sí, claro. Por eso mismo comúnmente se sienten inferiores a los demás y dejan de intentar cosas, nuevos aprendizajes. Hablo en general. Pero todos sabemos que Tandil no es una isla. Hay mucho por hacer y es un deber insoslayable para la sociedad adulta, para la clase dirigente y demás. En tal sentido, el deporte, en este caso el boxeo, resulta una puerta que se abre, entre tantas que se cierran en los sectores más desprotegidos. Y los adultos comprometidos con estas circunstancias estamos obligados a dar lo mejor, sobre todo para poder transmitir valores. Esta apuesta es, además de una práctica social, una práctica educativa. Y eso es finalmente la inclusión.
-¿No cree que puede haber gente que considere que es mejor probar con otros deportes y no con el boxeo, ya que quizá lo consideran violento o algo por el estilo?
-No hay deportes buenos o malos. Todo pasa por las personas. Hoy por suerte, al menos en este país, y principalmente en Tandil, existe el máximo cuidado. Ningún árbitro, médico, etc. va a permitir que alguien que sea observado con problemas, continúe peleando. Y las reglamentaciones han cambiado mucho, para bien. Y quienes estén al frente de las actividades, tienen que ser personas nobles, sanas, que puedan ser tomadas como modelo por parte de niños, adolescentes y jóvenes. En muchos países del mundo existen ejemplos de proyectos que favorecen la inclusión social a través del boxeo.
Entrevista y Fuente: Puños Bonaerenses