Hablemos de inflación

Por Luciana Bilbao, Contadora Nacional.

La semana pasada el INDEC publicó la inflación de junio 2021, y volvió el debate sobre sus causas y soluciones: para la Argentina la inflación es un tema en agenda constante no solo por los elevados porcentajes, sino que la inflación forma parte de nuestro sentido común, a pesar de que no es tema fácil de explicar, no hay solo una teoría, y no son siempre las mismas causas, e incluso puede ser multicausal.

Como advertimos, el mes de junio arrojó una inflación del 3.2% – muestra el tercer mes consecutivo con una desaceleración-, acumulando en lo que va del año un 25.3% y una variación interanual del 50.2%. El rubro de mayor aumento fue el de telecomunicaciones, con una variación mensual del 7%, lo cual en realidad no es extraño debido al aumento de los servicios de telefonía móvil e internet. En otro sector, la suba en el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas fue de 3.2% siendo este el rubro con mayor incidencia en todas las regiones, y se explica principalmente por los aumentos en carnes y derivados.

Como ya dijimos la inflación puede ser multicausal y pueden haber distintas causas dependiendo de los diferentes rubros: enfoquémonos -entonces- en el rubro alimentos y específicamente en la carne -importante por ser de consumo masivo para todos y todas las argentinas- y veamos que explica el aumento sostenido que viene teniendo este rubro en el primer semestre del año.

Esta suba podría explicarse en parte por la tracción de la demanda de China -que convirtió en los últimos años a la carne en un cuasi commodity-, por el aumento de uno de sus insumos (el maíz), o por la suba en la demanda de  terneros y novillos,  que llevó a un aumento de precios en el mercado de liniers, ya que podrían oficiar como una reserva de valor. Pero ninguna de ellas, ni en su conjunto en términos reales, nos explica el porcentaje de aumento de la carne, lo que nos deja ver que estamos ante una “Inflación por conflicto de puja distributiva”.

En este caso, el sector de empresarios, usando como excusa el sensible aumento de los commodities a nivel global, procedieron a un aumento en el precio muy superior a lo que significó este aumento de costos, lo que  esconde en realidad el interés de este sector por recomponer sus tasas de ganancias, ante un escenario de recuperación económica y salarial que se viene registrando desde fines del 2020. Así con la recuperación sostenida que vienen teniendo los salarios, se abrió la puerta para que el sector empresarial -bajo las excusas mencionadas- proceda a una suba indiscriminada, distorsionando la formación de precios.

Es importante también señalar que en Argentina problemas como estos se ven agravados por una estructura económica altamente concentrada, facilitando el poder que tienen los grupos económicos para fijar precios y para distorsionar la cadena de valor en su conjunto. Estas empresas cuentan con una gran relevancia en los últimos eslabones de la cadena de producción, permitiéndoles generar más concentración y aumentando su capacidad de cartelización y fijación de precios: a modo de ejemplo clarificador, en Argentina el 74% de las góndolas de alimentos corresponde a tan solo 20 empresas. 

En un punto a parte es importante señalar que la teoría de la inflación por puja distributiva en la Argentina ya tiene muchas décadas, pero también se vienen dando indicios de esta causal inflacionaria en los países centrales del Norte. Estados Unidos, por ejemplo, arrojó en mayo una inflación interanual del 5 % y un acumulado en el año del 3%, por lo que de mantenerse esta tendencia la inflación del 2021 podría ser superior a la del 2020. Sí, ya sé, si comparamos con los números argentinos estos porcentajes son irrisorios, pero para países como Estados Unidos con inflación casi 0 estos numero significan mucho, siendo la inflación más alta desde 2008.

Esto abrió nuevamente el debate en la primera potencia mundial, ya que luego de publicados los datos inflacionarios de este país, los economistas que llevan como bandera la teoría monetaria responsabilizan de este aumento a los paquetes de estímulo fiscal –fundamentales para poner en marcha la economía luego del inicio de la pandemia- que fueron financiados con emisión monetaria.

Siguiendo los lineamientos de la teoría monetarista esta emisión es la causa de la inflación, pero si esta emisión fue para financiar el gasto público -lo que incentiva la demanda de bienes, estimulando la producción y la demanda de trabajo- solo generaría inflación si la producción no puede crecer, y siguiendo esta teoría entonces podemos preguntarnos: ¿Por qué en vez de frenar la emisión monetaria no se incentiva la producción?

Lo cierto es que la expansión fiscal que viene teniendo EEUU como consecuencia de la pandemia, está generando un boom de consumo por un lado, y por el otro lado un cambio pequeño en las correlaciones de fuerza que intervienen sobre la puja distributiva. No obstante, es muy pronto para definir si esta puja por conflicto de puja distributiva se sostendrá en el tiempo en un país como Estados Unidos, o estamos ante un escenario simplemente de coyuntura.

Aunque no podemos responder esto aún, si nos deja evidencia de que Argentina, o los países subdesarrollados en conjunto, no son los únicos países con inflación, y que las causas pueden ser múltiples y convivir más de una, como es este caso donde conjuntamente la inflación se explica por exceso de demanda y por conflicto por puja distributiva.

Redaccion

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