“Voy a volver a recorrer el país para conversar con el pueblo, que no puede permitir que un hombre que causa los males que causó Bolsonaro siga gobernando”, afirmó Lula durante un pronunciamiento y conferencia de prensa luego de haber recuperado el lunes sus derechos políticos.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció su regreso en la primera línea de la batalla política y si bien dijo que hablará de ser candidato en 2022, adelantó que trabajará y dialogará con todos los sectores para sacar del poder al mandatario Jair Bolsonaro, en su primer mensaje público luego de la anulación de sus condenas en la Operación Lava Jato, las cuales calificó como “la más grande mentira jurídica contada en 500 años de historia” de Brasil.
“Voy a volver a recorrer el país para conversar con el pueblo, que no puede permitir que un hombre que causa los males que causó Bolsonaro siga gobernando”, afirmó Lula durante un pronunciamiento y conferencia de prensa luego de haber recuperado el lunes sus derechos políticos.
Ese día, el juez de la Corte Suprema Edson Fachin anuló por incompetencia jurisdiccional sus condenas y procesamientos en la Operación Lava Jato, que lo mantuvo detenido por 580 días y tras cinco años de procesos legales.
El exgobernante (2003-2010) de 75 años reapareció en el sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el Gran San Pablo, donde nació como líder sindical, y dijo que espera que la Corte Suprema declare que el exjuez Sérgio Moro -el hombre que lo condenó, inhabilitó como candidato, encarceló y luego se convirtió en ministro de Justicia de Bolsonaro- actuó de manera parcial con él.
De todas maneras, se mostró moderado y aseguró que no guarda resentimientos porque “el pueblo, que está sin empleo ni puede comer tres veces por día, está peor”.
Lula hizo un repaso de su historia política pero también planteó de cara al futuro un modelo económico “con un Estado impulsor del desarrollo con el mercado financiero apostando por inversión productiva”, y denunció que actualmente Brasil “no tiene Gobierno ni ministro de Salud ni ministro de Economía”.
El líder sindical agradeció primero y con énfasis a dos argentinos: al presidente Alberto Fernández y al papa Francisco. Recordó que en la campaña de 2019 Fernández fue a Curitiba, donde estuvo detenido, y destacó su «coraje» porque hizo público el apoyo pese a la “extrema derecha argentina”, en alusión al macrismo.
En el plano político, convocó a la población a vacunarse y a usar tapabocas, pese a “las decisiones imbéciles del Presidente y el ministro de Salud”, general Eduardo Pazuello.
Y mezcló la lucha contra la pandemia con la necesidad de dar subsidios a la población para enfrentar la crisis de la Covid-19.
“¿Cómo puede costar una garrafa de gas 105 reales (25 dólares)? Ustedes no saben la alegría que era en mi Gobierno ver a los peones comiendo picaña y tomando cerveza, con empleo y renta”.
“Mi cabeza en este momento no tiempo para candidatura, eso se hablará en 2022 con el Partido de los Trabajadores” (PT), afirmó Lula.
“Estamos peleando por el auxilio de emergencia porque el pueblo no puede morir de hambre con un Gobierno que no hace nada. No es necesario leer a Marx para defender eso”, afirmó y promovió rediscutir nuevamente la política petrolera, teniendo en cuenta que desde que fue destituida Dilma Rousseff la política del sector fue de apertura y en este momento se están privatizando subsidiarias de Petrobras y aplicando precios internos con base en la cotización del dólar.
“Le estamos importando a los estadounidenses nafta y diesel y estamos aplicando precios internacionales en el mercado interno. Eso precisa cambiar”, dijo, acompañado por el excandidato del PT Fernando Haddad, quien lo reemplazó en 2018 como aspirante y fue derrotado por Bolsonaro.
“La verdad ha llegado. Tres años atrás me entregaba a la policía para cumplir la orden de prisión porque yo no quería ser un prófugo, quería que supieran que habían edificado una mentira. Tenía confianza y seguridad de que un día la verdad vencería. Y ese día ha llegado”, afirmó.
Lula sostuvo que la Operación Lava Jato, hace solo unos años celebrada como una hazaña en Brasil y en otras partes de la región, como Argentina, hizo un acuerdo con los grandes medios de comunicación para “sostener sus mentiras y actuar como un partido político”.
En ese sentido, dijo que el exjuez Moro y el fiscal Deltan Dallagnol, su acusador, -ambos expuestos por la filtración de chats privados como protagonistas de un complot para condenar al expresidente- deben estar “sufriendo más” de lo que el sufrió.
Lula acusó a la Operación Lava Jato de haber causado la pérdida de 4,4 millones de empleos con la quiebra de las empresas de ingeniería involucradas en el esquema de corrupción encabezado por Petrobras, revelado en la investigación.
“Deberían arrestar a los empresarios y a los políticos pero dejar a las empresas seguir funcionando”, sostuvo.
Lula también agradeció el apoyo de los gobiernos de Cuba y Venezuela y sostuvo que Estados Unidos no soportaba a un Brasil “grande” durante su Presidencia.
“Llegamos a ser la sexta economía del mundo. Brasil no nació para ser chico, nació para ser grande. Hay que pensar en grande”, pidió.
Decidido a confrontar con Bolsonaro, calificó de “paramilitares” al sector que apoya al actual presidente por instalar el «terror armado» en las periferias de las ciudades.
“No necesitamos de armas, este pueblo necesita empleo, trabajos registrados, libros y educación, con un Estado presente en las periferias”, subrayó.
Con un tono muy distinto, Lula envió un mensaje conciliador al empresariado y al mercado financiero: “No tengan miedo de mi. Yo soy extremista porque quiero ir a la raíz de los problemas, construir un mundo más justo y humano”.
“Necesito conversar con los empresarios para saber dónde está la locura de ellos de percibir que se puede crecer con un pueblo sin empleo y más pobre. Sin crecimiento vamos a quedarnos rehenes del dios mercado”, enfatizó.
Lula también le dedicó unos minutos a los medios de comunicación.
Aseguró que la cadena Globo hizo un programa “épico” reconociendo la anulación de sus condenas el lunes pasado, después de cinco años de cobertura negativa, pero nunca llegó a «pedirle la verdad” a Moro y a los fiscales.
“Por primera vez la verdad prevaleció. Me siento un hombre libre”, celebró.