El desafío que Diego Schwartzman (27 años; 21º del ranking mundial) tendrá esta noche representa uno de los retos más espinosos que un deportista profesional puede tener (más si la condición física y anímica del ganador de 18 Grand Slam es óptima, como se observa en Nueva York). El Peque se medirá hoy con Nadal (2º), por los cuartos de final del US Open, en el segundo turno del estadio central; la acción en el Arthur Ashe comenzará a las 20 de nuestro país, con el choque entre la canadiense Bianca Andreescu (15º) y la belga Elise Mertens (26º). El ganador se medirá en las semifinales con el triunfador de Matteo Berrettini (24º; Italia) vs. Gael Monfils (13º; Francia).
El historial entre Nadal y Schwartzman muestra un registro apabullante en favor del europeo: 7-0. Sin embargo, no todos los partidos fueron con ventajas amplias para el mejor jugador de la historia sobre superficie lenta. De hecho, hay situaciones y detalles de, al menos tres encuentros, que el bonaerense podrá tomar y analizar para tratar de repetir la estrategia efectiva. Los octavos de final del Abierto de Australia 2018 marcaron, probablemente, un antes y un después. Aquel día, en Melbourne, el jugador entrenado por Juan Ignacio Chela y Leo Olguín le hizo daño al rey de Roland Garros. Perdió, es verdad (por 6-3, 6-7 [4-7], 6-3 y 6-3, en 3h51m), pero llevó al español al límite físico y tenístico. Tanto fue así que al partido siguiente, en los cuartos de final ante el croata Marin Cilic, el zurdo de Manacor se retiró en el quinto parcial, agotado y lesionado en la pierna derecha.
El Peque tiene en Nadal a uno de sus mayores referentes. Lo respeta, lo admira (como también a otro español, David Ferrer). Pero ya no le teme, ni se deja intimidar por su artillería de recursos de gladiador. Ese duelo en Australia fue muy valioso para la confianza del argentino. Contra Nadal siempre vuelven dos, cuatro, seis pelotas más de la media. Para ponerlo en aprietos hay que sostener una alta intensidad y agresividad durante todo el partido y eso hizo, en buena medida y entre otras cosas, Schwartzman. El Peque le generó a Nadal 18 chances de quiebre, pero solo concretó tres. Rafa, al contrario, le provocó la misma cantidad de breaks points, pero le quebró el saque en siete oportunidades. Allí estuvo una de las diferencias que terminaron sosteniendo el invicto del español en el historial. Pero hoy Schwartzman, uno de los devolvedores más efectivos del tour, deberá insistir, arriesgar y tratar de romperle el servicio a Nadal.
Fuente: La Nación Deportes.