Daiana Esnaola: “Entendimos que había que organizarse porque vienen por todo”

Daiana Esnaola tiene 25 años y le queda un final y la tesis para recibirse de la carrera de Trabajo Social. Es candidata a concejal en 4to lugar por el Frente de Todos representando al Movimiento de Participación Estudiantil donde milita y, de ingresar al HCD, será la concejal más joven de la historia de nuestra ciudad.

Nacida y criada en el Barrio de Villa Gaucho, Daiana tiene una hermana de 21 años y es hija de Horacio Esnaola y de Sandra Menchón, con quienes vive desde siempre en la misma casa que construyeron con mucho esfuerzo.

Sandra es nacida en el Paraje Los Mimbres y es maestra jardinera en el mismo barrio donde viven. Horacio nació en Iraola y tras venirse a Tandil a vivir fue metalúrgico en Ronicevi hasta que fue despedido en el 2001, motivo por el que comenzó a dedicarse a la construcción.

En ese entorno familiar, Daiana, nacida el 4 de noviembre de 1993 en el Sanatorio Tandil, transcurrió toda su infancia, adolescencia y su corta vida adulta. Asistió al Jardín san Francisco de asís desde los 3 meses de vida, pasó por la escuela Martín Rodriguez tanto en la primaria como en la secundaria y está a punto de recibirse en la Unicén, carrera que hizo mientras trabajaba de lo que pudiera encontrar: “En un pelotero, en una juguetería, en ExpoTan o trabajos en Semana Santa. Changa que me sale, changa que agarro. Ahora soy niñera desde el año pasado. Trabajé en un centro de actividad juvenil en Las Tunitas, pero siempre en negro. Acceder a un laburo en blanco en Tandil, para un joven es casi imposible hoy en día”.

¿En qué momento se despertó tu militancia?

Después de tomar la confirmación me invitaron a formar parte de un grupo que se estaba gestando que se llamaba Acción Católica, como ya hacíamos visitas al hogar de ancianos me entusiasmé y me metí a participar.

¿Esa fue la primera semilla de tu militancia, en la Iglesia Católica?

Si, fue mi primer acercamiento a participar.

¿Qué hacías ahí?

Acción Católica era un grupo grande y heterogéneo en edades. Yo tenía 14 años y había chicos de 18 o 19. Hablábamos de nuestras problemáticas pero también nos comprometíamos con los demás. Íbamos a los barrios y a los merenderos a dar una mano, visitábamos el hogar de niños y el de ancianos. Los sábados a la mañana íbamos a hacer eso y al revés de la mayoría de la gente de nuestra edad los viernes no salíamos para levantarnos temprano a ayudar. Los abuelos nos esperaban, íbamos a jugar al truco.

¿Qué viste o qué sentiste que hizo que continúes por diferentes caminos tu militancia?

Lo que me pasó fue que vi al otro en la indiferencia, sentía desigualdades y veía que nosotros con una organización de jóvenes muy chiquita pero con muchas ganas y sin presupuesto podíamos hacer un montón de cosas, hacer una colecta de juguetes y llevarlos el fin de semana a los nenes y ver que les brillaban los ojitos y ponernos a jugar. Era una acción mínima y hasta tengo críticas hoy en día con lo que hacíamos, porque era caridad. Pero me hacía pensar que si nosotros podíamos hacer eso, con más ciudadanos comprometidos podíamos cambiar muchas cosas. Era todo ajeno a la política partidaria. Terminamos yendo a ver al Papa en las Jornadas Mundiales de la Juventud, donde nos dijo que “hagamos lío”.

¿Influyeron esas experiencias en tu elección de la carrera de trabajo social?

Si, al principio entendía que la continuidad de mi participación en Acción Social era estudiar Trabajo Social, pero después cuando entré me di cuenta de que no era tan así.

¿Por qué?

Es distinto. La carrera te forma desde un lugar que no es la caridad. No es ayudar con lo que te sobra, sino el compromiso por una transformación real de la sociedad. Es a largo plazo, y en el mientras tanto, vos ejerces asistencia porque es un derecho de las personas, pero no solo eso. El trabajo social es súper amplio e interdisciplinario.

¿Eso te fue llevando para el lugar de la militancia partidaria?

Lo que pasó es que los mismos problemas que veía en la ciudad, los veía en la Universidad. Pibes y pibas que arrancaban la carrera y tenían que dejar porque tenían que trabajar o porque eran padres o madres y es muy difícil ser padre o madre, además trabajar y estudiar también. Me pesaba que muchos no pudieran estudiar, y empecé a acercar me a la idea de que en la organización puede haber conquistas gremiales de los estudiantes.

¿Cómo cuáles?

Una de las conquistas que se lograron mientras yo transitaba la Universidad fue el RASEC, que es un programa para padres, madres y trabajadores que les da una disminución en la carga horaria o justificación de inasistencias, para que puedan estudiar, trabajar y cuidar a sus chiquitos. Esas cosas que son conquistas concretas que se logran desde la organización me incentivaron a poder volcarme en la militancia estudiantil.

¿En qué momento te sumaste?

Primero me sumé al Bondi de Trabajo Social, que es un grupo de la carrera, y después sí al centro de Estudiantes, en el Movimiento de Participación Estudiantil (MPE). El MPE existe a nivel nacional y acá en Tandil está en la Facultad de Arte, de Exactas y de Humanas, donde nos llamamos Víctor Jara.

¿Cómo fue entonces ese paso definitivo de la militancia social y religiosa a plantarte en la política partidaria al punto de que hoy sos candidata a concejal por el Frente de Todos?

Relaciono mucho este proceso y esta concientización con cómo se fue dando el proceso del kirchnerismo y después con la ruptura con el macrismo.

¿Eras kirchnerista antes de 2015?

No. No me posicionaba por el kirchnerismo, pero tampoco me posicionaba partidariamente fuera de la universidad. Pero con el tiempo empecé a entender y a ser consciente de que hubo un gobierno que fue garante de nuestros derechos y en 2015 cuando veo que todo eso se empieza a venir abajo y con una militancia muy activa que no quería a Macri en el gobierno, no nos daba lo mismo porque veíamos lo que se veía venir, aunque no pensábamos que iba a ser tan rápido. El gobierno de Cristina tenía sus falencias y tenía críticas para hacerle pero entendíamos que había sido quien nos había concientizado en nuestros derechos y nos había puesto a defenderlos.

¿Sentís que tuvo que venir Macri para entender eso?

No, porque si bien en su momento yo no era kirchnerista, yo soy hija del kirchnerismo. Criarme viendo la tele con los discursos de Cristina, de ver a mi viejo que se quedó sin trabajo en 2001 y que a partir de 2003 se fue levantando el país de la mano de Néstor y ver cómo mi papá pudo salir adelante y sacar adelante a mi familia, con el esfuerzo también de mi mamá. Con mi hermana éramos muy chiquitas y veíamos que había cosas que ya no comíamos, había marcas que ya no consumíamos, paseos que no hacíamos, como ir al cine. Lo fui viviendo, y hoy de nuevo se empieza a poner todo cuesta arriba.

Pero ahora formas parte de una lista de esa fuerza política…

La militancia en la Universidad venía siendo hasta 2015 de conquista de derechos. Pero a partir de 2016 empezamos a ver cómo las universidades se empezaron a poner en jaque. Tenemos una gobernadora diciendo que hay muchas universidades, que los pobres no pueden acceder, y eso no era un estado de situación, era lo que querían hacer. Lo veíamos claramente, cuando cortaron el PROGRESAR y empezaron a poner en dudas los criterios de quién iba a acceder, nosotros vimos cómo la matrícula empezó a caer. No era algo que nos contaban que iba a pasar, estaba pasando adelante nuestro. Entendimos que había que organizarse porque vienen por todo. A partir de 2015 la militancia se multiplicó y nos empezamos a encontrar muchísimo más con la gente en la calle, con todos los sectores.

¿Se acercaron a los gremios?

Si claro. Fue un proceso que nos dimos como organización. Somos hijos del Cordobazo, del Rosariazo, de que la Universidad se vista de Pueblo y que esas sean nuestras banderas. La alianza obrero estudiantil es fuerte, pero también con el resto de la sociedad. El proyecto de Universidad y de ciudad es parte de un todo. Todo eso nos hizo crecer muchísimo.

La militancia universitaria suele ser muy horizontal en cuanto a liderazgos, ¿Cómo fue el proceso que te coloca a vos y no a otro compañero u otra compañera para representar a los universitarios en la lista de concejales?

Fue un proceso muy lindo que tuvimos, porque no fue que primero se discutió el nombre y quién iba a ser, sino que lo que nos importaba era que sea una participación que realmente apostara a construir otro tipo de ciudad que creemos que existe, que se puede, que es viable pero que requiere de compromiso. Nos fuimos reuniendo con diferentes actores de la Universidad para ver cómo lo veían y si creían que era necesario conformar el Frente de Todos con un lugar en la lista.

¿Qué respuestas tuvieron?

Con la gente con la que nos vinculamos en los diferentes niveles de la Universidad no hubo una sola persona que dijera que no. Fue un proceso que nos hizo crecer mucho. Hicimos un acto que en principio iba a ser chiquito, pero terminó siendo enorme y donde participó el rector y diferentes actores de la Universidad junto a Rogelio Iparraguirre.

¿Cómo se definió tu nombre?

Eran varias compañeras las que podían ser. Y digo compañeras porque entendíamos que tenía que ser una mujer por nuestro trabajo en género, y para aportar otra mirada. Fue por trayectoria, por quién venía teniendo una articulación con el Frente de Todos, yo participo en el equipo técnico de género.

¿Desde dónde te imaginas aportando en el HCD al trabajo que ya vienen realizando desde el Frente de Todos?

Me parece fundamental el aporte desde la juventud. Voy a ser la concejal más joven de la historia de Tandil con 25 años, que es la edad mínima para ingresar al HCD, y creo que como joven tenemos muchísimo para aportar nuevas miradas. Nos han hecho creer que la política es para gente más grande y que como los jóvenes no tenemos trayectoria no podemos aportar. Tenemos mucho para aportar y tenemos muchísima fuerza, muchísima energía para poder transformar todo. Queremos que nuestra voz sea escuchada porque nos suelen decir que somos el futuro, pero nosotros somos el presente, estamos sufriendo las políticas neoliberales como nadie, el desempleo que hay en la juventud es enorme, y sobre todo en las mujeres.

Redaccion

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