Los concejales de Lunghi recordaron a De La Rúa como «un gran argentino»

En una nueva sesión ordinaria del HCD, la concejala Melisa Greco en nombre de todo el bloque de la UCR, recordó la figura del expresidente Fernándo De La Rúa, quien dejó el gobierno en medio de un estallido social que no supo controlar dejando con 36 muertos, una reforma laboral que perjudicaba al conjunto de los trabajadores y votada con coimas en el Senado y un recorte del 13 % a los jubilados.

A continuación reproducimos la desgrabación de ls palabras de la concejal Greco, quien fue puesta por el intendente Lunghi como candidata en 4to término en la lista de Diputados Provinciales por la 5ta sección electoral para los comicios de este año.

El discurso completo:

Desde el bloque de la UCR queríamos expresar unas palabras por el fallecimiento del expresidente Fernando De La Rúa, así que voy a pasar a leer estas palabras: “La desaparición física del doctor Fernando De La Rúa nos obliga necesariamente a reflexionar sobre la historia reciente de nuestra Argentina, pero desde el bloque UCR queremos rescatar la figura de este demócrata que estuvo al servicio de la política y que fue un hombre honesto.

De La Rúa demostró en sus diversos períodos como Senador y Diputado Nacional sus capacidades legistalitas, sus conocimientos de la arena política nacional y sus convicciones, lo que lo llevaron a ser una valiosa herramienta del gobierno de Raúl Alfonsín, con quien colaboró intensamente como miembro de la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado.

Elegido Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 1996, su desempeño en ese cargo lo puso como un administrador eficiente y honesto, y le valió la candidatura a la Presidencia de la Nación.

En las elecciones presidenciales del 24 de octubre de 1999, la fórmula De La Rúa – Álvarez triunfó llevándolo a la primera magistratura. Su estilo reservado, poco expansivo y nada amante de la espectacularidad fue en un principio valorado positivamente frente a los gestos espectaculares a los que nos tenía acostumbrados el gobierno anterior.

Pero se fue llenando lentamente de contenidos negativos, sea por el estrés propio del momento que vivíamos, sea por el cansancio de las largas jornadas, sea por algún tipo de presión causada por los sucesivos fracasos, lo cierto es que nos fuimos encontrando con un De La Rúa dubitativo, ausente; más un espectador que un protagonista de los dramáticos hechos que vivía el país.

Lamentablemente la imagen del helicóptero en el que abandonó la casa de gobierno se impuso como símbolo de la pérdida de la ilusión con la que el gobierno de la Alianza había comenzado y tiñó, injustamente, la coronación de toda una vida puesta al servicio del País y sus instituciones.

Quizás este momento, el del Adiós, sea el más adecuado para corregir ese error y subrayar que por encima de errores y vacilaciones circunstanciales inevitables en quienes ejercen las altas responsabilidades de la Nación, Fernando De La Rúa fue un gran argentino, un hombre humilde y valiente que llevó adelante con sinceridad y modestia sus acciones; y cuya intachable vida personal de familia y amigos, y su trayectoria pública, quedan como testimonio indiscutido de sus méritos como ciudadano destacado de la Nación.

Redaccion

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