Para el Observatorio de Políticas Públicas de la UndAv, la problemática del empleo se debe al “cambio radical” en la matriz macroeconómica desde iniciado a fines de 2015. “De un modelo que priorizaba el consumo interno como tractor del crecimiento económico, apuntalando los ingresos reales de las clases media y baja, se buscó mutar a un perfil productivo traccionado por las exportaciones”, remarcó.
Pero con un contexto internacional desfavorable, donde los países defienden su producción, se priorizó la especialización en productos primarios y la Argentina empeoró en términos laborales. “(Este modelo) resta grados de libertad en términos de la independencia económica por todos aquellos productos industriales que no producimos y cercena la posibilidad de extender los frutos de un eventual crecimiento a los sectores más postergados, a partir de los subproductos indeseables de la existencia de un ‘ejército de reserva’ que presione salarios reales a la baja”, destacó la Universidad.
Según el INDEC, en el primer trimestre de 2019 la desocupación alcanzó los dos dígitos y trepó al 10,1% por primera vez desde 2006, lo que revela un crecimiento de 4,2% en relación a 2015 y 1% en relación al mismo periodo de 2018.
En el sector privado se registró una baja del 2,5% en el “empleo de calidad”; de 2,8% entre los independientes autónomos, y del 5,5% entre monotributistas. “Solo repuntan las y los trabajadores de casas particulares, con una suba de 2,4%, en el marco del proceso de regularización iniciado en 2013”, destacó el análisis académico.
Ganadores y perdedores
Al indagar entre los “ganadores y perdedores” del actual modelo económico, se encuentra que, por cada empleo nuevo en el sector agrario, se destruyeron más de 335 en la industria.
“El ajuste por el sector público vino más que nada por la caída real en las remuneraciones de los empleados estatales”, añadió. En el periodo enero-marzo de 2019 la mediana de la remuneración de los asalariados formales era de $ 31.687, un 12,1% menos a precios de marzo que el promedio del 2018, unos $ 4.300. En comparación con 2015, esta pérdida alcanza el 18,2%.
A futuro, las perspectivas para los próximos meses no son auspiciosas. “La tasa de entrada al mercado laboral está en los niveles más bajos desde la salida de la crisis del 2002”, sostuvo la Undav.