Los bolsillos están flacos y las heladeras… más vacías. En un contexto de salarios depreciados, las familias se las ingenian para adquirir los productos de la canasta básica y algunos quedan afuera. Uno de ellos es la carne vacuna, cuyo consumo en lo que va del año cayó un 12,1% con respecto al mismo período del año pasado.
El consumo promedio alcanzó los 53,7 kilos anuales (un 7.9% menos interanual), un registro de los más bajos de las últimas dos décadas.
La Cámara de la Industria y Comercio de Carne (Ciccra) informó que en la actualidad se consume menos carne que durante la crisis de 2001, cuando el promedio era de 64,1 kilos de carne anuales por persona. En números: con respecto a la salidad de la convertibilidad, hoy se compra un 16 por ciento menos de carne.
La caída se da incluso cuando la carne mostró en mayo -en el Gran Buenos Aires- una leve baja de 0,6 por ciento mensual que interrumpió un período de 21 meses consecutivos de aumentos. El precio del pollo, por su parte, exhibió una baja de 8,0 por ciento mensual.
Ayer, la UCA dio a conocer un informe en el que reveló que creció la inseguridad alimentaria, es decir que la cantidad de personas que redujeron su dieta por falta de dinero pasó del 21,7 al 29,3%, en base a los datos de 2018.