Un periodista alemán denunció haber sido detenido y torturado por la Policía de Neuquén en la localidad de Añelo por haber sido encontrado documentado el basurero a cielo abierto de la empresa Treater Neuquén SA, donde se depositan los restos de la actividad extractiva de Vaca Muerta. El reportero Stefan Borghardt, de 28 años, también denunció que se le secuestraron los equipos con los que documentó la actividad en el basurero, que cuenta con una demanda penal por parte de Greepeace y la Confederación Mapuche por no cumplir los estándares mínimos ambientales. «Llegamos al calabozo y yo me encontré rodeado por unos cinco a siete oficiales, no me acuerdo bien, fue todo muy turbio y atemorizante para mí», relató Borghardt.
Los hechos denunciados ocurrieron el lunes pasado en el predio de la empresa Treater Neuquén SA —consituída en 2012 por los empresarios José Ignacio Lizarazu y Sebastián José Leis—. Borghardt llegó al lugar para registrar la actividad del basurero a cielo abierto como parte de un trabajo documental sobre la explotación petrolera en Vaca Muerta, trabajo complementario del periodista que trabajó como freelance en la cobertura de la Cumbre del G20 y la suspendido final de la Copa Libertadores en el Monumental.
El reportero fue interceptado en un primer momento por personal de seguridad de la empresa, que lo llevó hasta el ingreso del predio y llamó a la Policía de Neuquén para ser demorado. «Cuando ya se perfilaba que me iban a llevar a la comisaría, les mostré un escaneo de mi pasaporte en el celular. La mujer policía anotó los datos y después se quedó con mi celular. Reprodujo varios mensajes de voz y leyó mensajes enviados y recibidos en altavoz. A la pregunta mía si tenía derecho a meterse en mi celular, no hubo respuesta alguna», relató Borghardt en un texto donde contó los apremios ilegales que sufrió.
El joven de 28 años indicó que, una vez en la comisaría, le ordenaron firmar un acta que había sido redactada a mano y que ante su respuesta de que no firmaría el texto sin leer, comenzó a recibir amenazas, golpes y torturas por varios de los policías. La primera amenaza que relata es la de quien se presentó como el comisario a cargo, quien le dijo «se iban a enterar de la verdad», mientras hacía gestos con un destornillador eléctrico en la mano.
Luego de eso, Borghardt relató que el acta fue firmada por un testigo que él no pudo ver y fue llevado a un calabozo. «En el pasillo estaba parado otro oficial que me pateó al pasar. Llegamos al calabozo y yo me encontré rodeado por unos cinco a siete oficiales, no me acuerdo bien, fue todo muy turbio y atemorizante para mí. Varios (al menos tres) me pegaron, me patearon y me insultaron. Un policía que me maltrataba con una escoba desde lejos, me dijo que él odiaba a los alemanes, a todos los alemanes», describió el joven reportero.
«Durante todo ese proceso tenía las manos levantadas y pedía que no me lastimaran. Me dijeron que si me decían que firmara, tenía que firmar, y que no funcionaban las cosas como yo me las imaginaba. Después tuve que quitarme los cordones de los zapatos y un policía me dijo que me apurara porque sino me ayudaba él, y sacó una navaja del bolsillo», agregó en su relato, quien reseñó la lista de cámaras que le fueron secuestrados por la Policía nequina.
El basurero petrolero de la empresa Treater Neuquén SA está ubicado a menos de 5 kilómetros de Añelo, la localidad insignia de la explotación petrolera del yacimiento Vaca Muerta. Según una denuncia penal de Greenpeace y la Confederación Mapuche, el deposito de los residuos de la extracción de petroleo y gas no convencional —conocido como fracking— creció de 6,3 a 13,6 hectáreas entre diciembre de 2016 y octubre de 2018. La denuncia penal contra los funcionarios neuquinos y representantes de la empresa señala que el vertedero no cumple con las condiciones mínimas de protección ambiental.
En noviembre pasado, el Observatorio Petrolero Sur denunció que en Vaca Muerta se está produciendo «un desastre ambiental y social» y detalló que, entre enero y octubre de 2018, se produjeron casi mil incidentes ambientales.
Fuente: Página12