El principal líder de la oposición al oficialismo de Cambiemos en Tandil y presidente del bloque de concejales de Unidad Ciudadana, Rogelio Iparraguirre, se despachó largo y tendido contra lo que consideró un «ataque» contra los ciudadanos, por el nuevo aumento de la tarifa de gas en un 35% que rige desde este lunes.
La carta que Iparraguirre escribió en las redes sociales:
Hace casi tres años cuando en diciembre de 2015 anunciaban la quita de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, el razonamiento preponderante fue: «Yo no quiero que me regalen nada», » es ridículo el precio que pagamos los servicios», «con precios así es imposible que mejoren el servicio y haya inversiones», «a estos subsidios los pagamos todos».
Aquellas voces que entonces planteaban la necesidad de sostener mecanismos de salario y/o ingreso indirecto en contextos económicos difíciles, o aquellos que pusieron el ojo en la continuidad del subsidio para las grandes compañías petroleras y sostenían que el aumento de precio en dólares del millón de BTU (unidad de medida del gas en boca de pozo) se equivaldría prácticamente a los subsidios a los hogares, los comercios y la industria, fueron apagadas o silenciadas por el ruido del aparato mediático dominante y por las millones de voces de vecinos de a pie que repitieron argumentos contrarios a sus propios intereses.
El año pasado, cuando el coste de las boletas de los servicios ya había ascendido un 1.500% en promedio y en la economía de cualquier hogar ya era una carga difícil de sobrellevar; cuando muchas PyMes y comercios se vieron en la necesidad de reducir su planta o directamente cerrar ante la imposibilidad de afrontar semejante estructura de costos; fuimos cientos de miles los que a lo largo y ancho del país nos juntamos, marchamos, reunimos firmas y apelamos a lo que fuese para que se escuche un reclamo que en síntesis planteaba: ABAJO EL TARIFAZO! En ese momento se presentaron distintas iniciativas legislativas – a nivel nacional, provincial y municipal – para congelar las tarifas.
Arrancamos el 2018 con nuevos aumentos en el verano y ya no escuchamos a nadie – siquiera en las usinas mediáticas del poder – sostener o justificar semejante locura. Y ahora, cuando el país asiste al comienzo de una crisis económica cuya dimensión social ya duele y mucho pero de la cual aun no tenemos noción de cuándo concluirá ni mucho menos cómo terminará, cuál será el precio en pobreza, desocupación, enfermedad, endeudamiento y achicamiento del Estado que deberemos pagar el conjunto de los argentinos y argentinas de a pie, nos vuelven a sacudir con un nuevo aumento???? (no sólo aumenta sino que no hay más «premio» por reducir el consumo y achican la Tarifa Social).
Entonces la pregunta, hace falta que te ataquen de esta manera?. Y la respuesta es que sí, básicamente porque este gobierno te desprecia y te lo hace saber. Piensa – y te dice en la cara – que el modelo de país que representa es con vos y toda tu familia mirando la película desde afuera. No entrás, no te lo merecés y acá no hay esfuerzo individual que valga la pena. Lo de la «meritocracia» era apenas una zanahoria para que creas que rompiéndote el alma laburando sin que «nadie te regale» nada ibas a poder ser parte de ese país «distinto» que proponían. Pero el laburo, el esfuerzo familiar, la eterna predisposición argentina a salir adelante peleándola con lo que sea son todas cosas que esta gente que nos gobierna empezando por el presidente Macri no conocen ni remotamente. Podés verlos en un videíto muy bien armado tomando mate con una jubilada o poniéndole la mano en el hombro a un laburante pero no es a vos a quien le dan esa palmada o le ceban ese mate, es apenas a una versión ridícula e infame de lo que vos verdaderamente sos; son versiones de vos, de mí, de nosotros, pergeñadas en estudios publicitarios donde literalmente se cagan de risa de vos, de mí, de nosotros.
Estoy seguro que nos encontramos a las puertas de uno de esos momentos donde lo que se pone en juego es ni más ni menos que la capacidad de cada uno y una de ponernos una mano en el corazón y pensar desde nuestros propios zapatos, desde la baldosa que ocupamos en esta Argentina donde cada día es más notoria la diferencia entre los «dueños» del país y los que laburan y laburan para sostener en pie los pequeños sueños de la gente común. Es el momento de mirar nuestro barrio con los ojos de nuestro barrio, de mirar a nuestros compañeros de trabajo con ojos de compañero. Es el momento de apagar la tele y salir a caminar la call; volver a preguntarle a nuestra vecina cómo está y cómo la podemos ayudar porque no sabe si pagar los remedios o pagar el gas.