Según un nuevo informe del Vaticano, las transacciones en guaridas fiscales están al límite de la legalidad “tanto desde el punto de vista normativo como ético” y provocan una transferencia de ingresos, fuente de mayor desigualdad en el sistema económico.
El Vaticano difundió un nuevo documento, aprobado por el Papa, sobre las consideraciones éticas del sistema económico y financiero en donde condena los paraísos fiscales. El informe firmado por Francisco pide más reglas para que todos tengan garantías, propone un impuesto a las cuentas offshore y avala «la imposición tributaria, cuando es justa” ya que es una herramienta fundamental para la distribución de la riqueza.
El sistema fiscal de los Estados «no siempre parece justo», advierte la Santa Sede, y agrega que «tal injusticia a menudo es en perjuicio de los sectores económicos más débiles y en ventaja de los más equipados y capaces de influir incluso en los sistemas normativos que regulan los mismos tributos». En el documento se analiza que «la imposición tributaria, cuando es justa, desempeña una fundamental función equitativa y redistributiva de la riqueza, no sólo en favor de quienes necesitan subsidios apropiados, sino también en el apoyo a la inversión y el crecimiento de la economía real».
Con respecto a la deuda pública, el Vaticano la considera el resultado de una “gestión imprudente – cuando no dolosa – del sistema de administración pública». “Numerosas economías nacionales se ven de hecho agobiadas por el pago de los intereses que provienen de esa deuda y, por lo tanto, se ven en la necesidad de hacer ajustes estructurales con ese fin», advierten.
“Estos lugares (por los paraísos fiscales) se han convertido hoy en día, en ocasión de operaciones financieras a menudo al límite de la legalidad, tanto desde el punto de vista de su legalidad normativa, como desde el punto de vista ético, es decir, de una cultura económica sana y libre del mero propósito de elusión fiscal”, sostiene el documento titulado Oeconomicae et pecuniariae quaestiones y redactado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.
Según remarcaron desde el Vaticano, la riqueza privada acumulada en los paraísos fiscales por parte de las elites “ha casi igualado la deuda pública de sus respectivos países. El origen de esa deuda a menudo está en los pasivos económicos generados por privados y luego descargados sobre los hombros del sistema público”.
La transferencia de ingresos hacia los destinos con este tipo de beneficios fiscales -sigue el análisis- contribuye a “la creación de sistemas económicos basados en la desigualdad”. “No es posible ignorar que esas sedes off-shore se han convertido en lugares de lavado de dinero sucio, es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra…)», asegura el informe.
Esta “evasión y el lavado de dinero sucio” se transformó, según el Vaticano, en otra razón del “empobrecimiento del sistema normal de producción y distribución de bienes y servicios».