Macri anunció la candidatura de Inés Weinberg de Roca para ocupar la vacante que dejó la anterior Jefa del Ministerio Público Fiscal, Alejandra Gils Carbó.
El Presidente la conoció en su gimnasio de Barrio Parque y la designó en el Tribunal Superior de Justicia porteño. Ayer anunció que ahora quiere a Weinberg de Roca, esposa de un ex embajador durante la dictadura, como procuradora.
Por Werner Pertot | Página/12
Después de conseguir la renuncia de Alejandra Gils Carbó, el presidente Mauricio Macri se tomó cuatro meses con el cargo vacante hasta anunciar a la sucesora que le propondrá al Senado: se trata de Inés Weinberg de Roca, a quien Macri ya había llevado como jefe de Gobierno al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño. Según contaron en esa oportunidad cerca del mandatario, la conoció porque ambos frecuentaban el gimnasio de Ocampo y Avenida del Libertador, el mismo en el que descubrió a Juliana Awada. A Macri le pareció “simpática” y la eligió en ese entonces por sobre otras opciones que le proponían sus operadores judiciales como Daniel “El Tano” Angelici. Esta vez, hizo lo mismo. De hecho, sus funcionarios se sorprendieron de que lo anunciara ayer en un programa de televisión. Se trata de una magistrada con una amplia trayectoria internacional y lejana al universo de Comodoro Py.
Casi como si estuviera guionado, la confirmación de Macri de quién será su candidata a reemplazar llegó en una entrevista muy amigable en la televisión, donde le preguntaron específicamente por ella. “Sí, la vamos a proponer que sea procuradora”, contestó Macri sin dudar. “Confío porque la conocí trabajando. Fue nombrada en el Superior Tribunal de Justicia en la Ciudad y lo hizo muy bien. Espero que haga una tarea de reformas y de modernización de la Procuración en la línea que todos queremos, para tener un Procuración que investigue y que realmente combata el delito”, indicó.
Entre los consiglieri del presidente en materia judicial, se mostraron sorprendidos “por la forma y el timing” que eligió el presidente para introducir a su candidata. Luego, luego de recalcular, enumeraron las ventajas que presenta: “Durante su gestión en la Ciudad no tuvo nunca una sola imputación, siquiera falsa, de parcialidad hacia el Gobierno. Y es la actual presidente del TSJ”, indicaron. “También ayuda a la deficiencia de género en el Poder Judicial”, advirtieron sobre el hecho de que es mujer.
Pero la principal ventaja a ojos de Macri es que es una outsider del mundo Comodoro Py y del entramado de relaciones promiscuas entre jueces federales y servicios de inteligencia. De todas formas, en el Gobierno advirtieron que “se viene una dura negociación” en el Senado. El presidente del bloque peronista, Miguel Angel Pichetto, se mostró cauto con la postulación (ver recuadro).
Con historia
¿Quién es la candidata a la que Macri conoció hace tiempo en un gym de Palermo Chico? Weinberg nació en Buenos Aires el 16 de diciembre de 1948, por lo que está por cumplir 70 años (una de las razones por la que le sugerían a Macri que no la eligiera). Estudió en el colegio Saint Peter’s y luego se recibió como abogad en la UBA. En 1993, se lo cruzó al entonces presidente Carlos Menem en un evento y le dijo que quería ser jueza. Unos días más tarde la llamaron del Ministerio de Justicia y poco después asumía como jueza nacional, cargo que dejó para concursar en la justicia porteña. Llegó a ser camarista en lo contencioso administrativo.
Pero lo que más convenció al presidente ahora es su trayectoria internacional: Weinberg formó parte entre 2003 y 2008 del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que juzga el genocidio de la mayoría étnica hutu contra el pueblo tutsi. Trabajó también sobre el genocidio de Tanzania y se la puede encontrar en el documental Los cien días que no conmovieron al mundo. También integró la Sala de Apelación del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. En marzo de 2009 la Asamblea General de las Naciones Unidas la eligió jueza del Tribunal de Apelaciones de las Naciones Unidas, del cual fue la primera presidenta.
Como el apellido que utiliza lo indica, está casada con Eduardo Roca, ex embajador argentino ante la OEA en 1966, ante Estados Unidos en 1968 y ante la ONU en 1982, en todos los casos durante dictaduras. Para completar el perfil: es socio vitalicio del Jockey Club, del Club de Armas y del Tenis Club, y fue presidente del Rotary Club. “A las mujeres nos sacan a relucir la edad, el marido, todo… a los hombres, no”, se plantó Weinberg cuando le recordaron su filiación.
No fue el único gesto hacia su género. Entre 2015 y 2017 fue panelista en tres encuentros internacionales en México titulados “Juzgando con perspectiva de género”. En 2016, formó parte del coloquio “Empoderamiento y desarrollo de las mujeres en organizaciones” y en noviembre de 2017 participó de la “Cumbre de Juezas y Fiscalas sobre la Trata de Personas y el Crimen Organizado”, que convocó el Papa Bergoglio. Weinberg también forma parte de una iniciativa creada por el Ministerio de Producción que conduce Francisco “Pancho” Cabrera: el Consejo Asesor del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer.
La elegida
Macri la eligió para ser jueza del TJS porteño luego de un escándalo en el que debió retirar a la anterior candidata, la fiscal Daniela Bruna Ugolini, que dictaminaba en una gran cantidad de casos a favor del Macri. Después de esa derrota, el líder del PRO dejó casi cuatro años vacante el cargo. Antes de proponer a Weinberg, eliminó el mecanismo de publicación de antecedentes e impugnaciones para los jueces del TSJ en la Ciudad que había instaurado Aníbal Ibarra.
De todas formas, en esa oportunidad, Weinberg tuvo una sola impugnación: fue la denuncia del entonces legislador Rafael Gentili, quien la acusó de haber presuntamente cobrado dos sueldos en simultáneo, lo que estaba prohibido por la Constitución porteña. Se trataba de su sueldo como jueza porteña y otro, en dólares, por su rol en los tribunales internacionales. “Violó la Constitución porteña. Cada vez que viajó, pidió licencia extraordinaria, con goce de haberes, y lo encuadró como un viaje por actividades científicas o culturales. Fueron tres años, 12 viajes, 144 casos, por los que habría cobrado 181 mil dólares”, la denunció Gentili.
El macrismo consiguió archivar esa denuncia sin investigarla y Weinberg llegó al tribunal superior. Cuando le preguntaron por el doble cobro, contestó: “Mi cargo en las Naciones Unidas nunca fue secreto. Es un cargo que sólo puede ejercerlo quien es o fue juez en su propio país. Lo que a mí me sorprendió y me preocupó es algo que es un honor para la Ciudad, como tener un juez en las Naciones Unidas, se trató de transformar en algo no valioso”, dijo, sin responder realmente si había o no cobrado dos sueldos.
“Siempre al gobierno, cualquiera que sea, no le gusta que la Justicia le ponga límites”, dijo en una entrevista con La Nación. No obstante, junto al resto de los jueces del TSJ, Weinberg se adaptó a los nuevos tiempos: fue cuando convalidó que la policía pida el DNI sin motivo y que pueda detener personas si no lo llevan. En el fallo, plantearon que era lícito que se detuviera a Lucas Vera, quien caminaba por Constitución el 14 de abril de 2014 y se revisara sus pertenencias. Todo un dato para quien se postula para ser la jefa de los fiscales.