Esta mañana a las 11 en punto y en el monumento a Martín Rodriguez, en la cima del Parque Independencia, dio comienzo el acto mediante el cual el intendente de Tandil Miguel Ángel Lunghi, acompañado por la Iglesia católica representada por el padre Marcos Picaroni y el Ejército con la agrupación 4 de abril conmemoraron el 194 aniversario de la fundación del Fuerte Independencia, que con los años se convertiría en la ciudad actual.
En su alocución, el padre Picaroni dijo que Dios «nos regaló este suelo bendecido con la belleza de las sierras y el fruto de los campos, y también bendecido con el espíritu de muchas personas emprendedoras, que con su creatividad han hecho crecer esta ciudad» y agregó que «pedimos que esta ciudad que crece no deje nunca de cultivar la hospitalidad para el que llega, pedimos por nuestras familias, los niños, los jóvenes, los adultos y los adultos mayores» y finalmente pidió «que no falte el pan en cada mesa y que no falten las fuentes de trabajo».
A su turno, el intendente Lunghi aseguró estar «convencido de estar siendo protagonistas de un proceso histórico de nuestra ciudad, camino a su bicentenario» y agregó que «ya somos una ciudad grande, adulta, y casi todo lo que nos ocurre depende de nuestra voluntad, de nuestra mentalidad y de nuestra capacidad de inspiración y de visión de futuro».
A continuación agregó que «la base dirigente de estos días, junto a las instituciones de la comunidad, el sector privado y cada ciudadano tienen una enorme responsabilidad sobre sus hombros: la de planificar, alcanzar consensos con objetivos comunes, estar por delante de los acontecimientos. Esta es la encrucijada de la hora a solo 6 años de que Tandil llegue al bicentenario.»
Además habló de una «categoría social y política con la que se hizo el Tandil del Siglo XX» y se refirió a las «vecindades activas, que llevan ante todo la ideología sentimental de Tandil en el corazón, por ellas esta ciudad tuvo sus clubes, sus teatros, sus cines, sus bancos, sus talleres y comercios. Sus hospitales, muchos de sus barrios, sus escuelas y bibliotecas, sus mutuales y su Usina y también por supuesto la Universidad».
Finalmente contó que esas vecindades activas tenían una «capacidad hacedora con un motor potente e imparable: el orgullo de la pertenencia, el tesoro de la identidad y la construcción de esa identidad fue plural y fue democrática hasta la última molécula. Estuvo hecha con la fusión de todas las colectividades de inmigrantes y de criollos que hicieron de Tandil su Patria Chica».