El politólogo Carlos Vila renunció al Movimiento Evita a través de una dura carta abierta en la que acusó a los líderes de esa organización de «seguirle el juego a Massa y por lo tanto al macrismo», entre otras consideraciones.
Director de la Maestría en Políticas Públicas y Gobierno de la Universidad Nacional de Lanús, autor de más de veinte libros y cientos de artículos, distinguido con diversos premios nacionales e internacionales y considerado entre los 25 grandes pensadores del mundo por la revista francesa Le Nouvel Observateur, Vilas se mostró molesto también por la declaraciones del Chino Navarro y Emilio Pérsico con respecto a Cristina Fernández de Kirchner «Suenan a craso oportunismo y a especulación pequeña».
A continuación, la carta completa:
Asunto: Me fuí
Estimados todos y todas:
El objeto de este mensaje es comunicarles que he decidido apartarme del Movimiento Evita.
Tomé esta decisión después de varios meses de reflexión, en particular desde el congreso de La Plata.
El ME es ciertamente una gran organización social que representa a ese 30% de la población argentina que se encuentra en el fondo del barril por efecto del neoliberalismo y de las limitaciones del proyecto kirchnerista para desmontar las condiciones estructurales y culturales que hicieron posible su acción devastadora en los noventas y su retorno en octubre 2015. Las acciones emprendidas por el Evita en torno a la emergencia social le han permitido limar asperezas con otras organizaciones sociales que expresan a ese mismo sector, fortalecer la CTEP como eje orgánico de la economía social, y ampliar la proyección social de la CGT más allá del mundo del empleo registrado, con el cual siempre se manifestaron contradicciones. Pero todo ello dentro de la lógica de garrote, chicana y zanahoria del gobierno y las patronales.
Es importante trabajar y potenciar lo social, particularmente en este escenario de creciente deterioro generado por las políticas del gobierno de Cambiemos y sus colaboradores parlamentarios, pero es necesario mirar más allá de la emergencia social. El «segundo tomo» de Jorge Taiana sigue sin ser siquiera borroneado. El «vamos por más» del pasado reciente resuena hoy como un recurso retórico para montarse en la cresta de la ola de aquel momento.
Ya no creo que el Evita tenga una mirada de articulación de lo inmediato con lo estratégico, ni una visión de poder. El «Consejo Político», supuestamente creado para que aportara iniciativas en este sentido, nunca funcionó.
He llegado al convencimiento de que en esta cuestión el Evita no tiene una posición política clara más allá del asistencialismo, que es necesario pero insuficiente, y es además un terreno en el que el enemigo siempre tiene más recursos.
La ruptura del grupo parlamentario del ME con el FpV y la constitución de un bloque propio no ha generado hasta el momento resultados equivalentes al deterioro que esa decisión produjo. Nadie en el ME pudo explicar plausiblemente las razones de fondo de esa fractura, que más me ha parecido una decisión de oportunidad o del susto por el incidente José López que el resultado de una valoración política ligada a una estrategia propia de construcción política.
Tampoco comparto las declaraciones de algunos compañeros de conducción respecto de Cristina Fernández de Kirchner. Suenan a craso oportunismo y a especulación pequeña. Las considero declaraciones que suman a la estrategia del gobierno de Cambiemos, los grandes medios, parte importante del poder judicial y el FR, de erosionar a la figura más emblemática de la década ganada. Sí, de la década ganada, por más que el macrismo y lo que éste expresa intenten taparlo.
Creo que insistentes declaraciones públicas de figuras del Evita que buscan guardar distancia y presentar una mirada crítica sobre la ex presidenta, quizás pretendiendo asumir un perfil supuestamente razonable no consigue más que seguirle el juego a Massa y por lo tanto al macrismo.
Lo demás es verdura. Son dichos y acciones producto de una combinación de oportunismo y torpeza. Entendibles en las figuras de «la política como siempre», pero no en referentes de una organización que durante los doce años de gobiernos kirchneristas vociferaron lealtad, se beneficiaron de amplia asignación de recursos y accedieron a importantes funciones de gobierno. Subestiman al enemigo, que tiene buena memoria.
Y así como fueron aliados tácticos de un proyecto en el que, cuando empezó a alzar vuelo, descreyeron, ahora da la impresión que pretenden presentarse como aliados tácticos de un proyecto que derrapa y vuelve a hundir al país y a su pueblo en una crisis brutal de la que se pudo salir gracias a aquel proyecto al que sólo se sumaron después del 25 de mayo de 2003.
Todo lo que ahora pongo por escrito fue conversado con muchos de ustedes, de manera que no resultará novedad.
En resumen, no quiero seguir vinculado a una organización cuya orientación política no tengo en claro y lo que tengo en claro no me gusta, y por eso me voy.
Carlos M. Vilas