Una sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul conocida ayer, pide al municipio de Tandil prohibir el acceso a las cavas de Cerro Leones, un lugar que muchos vecinos eligen para ir a refrescarse y pasar las tardes de calor.
El problema surgió en 2011 cuando un joven que no sabía nadar se ahogó y su cuerpo fue rescatado horas más tarde por los buzos tácticos del Cuartel Central de Bomberos. Actualmente existe un conflicto entre privados, ya que las cavas son de propiedad privada (carteles en la entrada lo indican y prohíben el paso).
Actualmente el municipio se encuentra evaluando de qué manera puede impedir el ingreso a un predio privado, desde afuera del perímetro. Los dueños del lugar también evalúan poner seguridad privada.
El lugar elegido por muchos
El lugar es paradisíaco. Para el tandilense que nunca fue, llegar hasta allí acostumbrado a ver piedras y más piedras, y de repente encontrarse con el espejo de agua es chocante. Aparece de pronto un piletón gigante que se abre ante la mirada del caminante que llega hasta allí. Y no es uno, son dos.
A la de más arriba suelen ir jóvenes de diferentes edades, cada uno en la suya, nadie se mete con el otro, excepto cuando a alguien se le ocurre tirarse al agua desde las alturas de las piedras: ahí todos miran al saltador, algunos gritan y finalmente si el salto es bueno, se aplaude.
En la de abajo, por lo general, es más factible encontrar familias. Tiene una mayor cantidad de costa, o una mayor cantidad de superficie terrena al nivel de agua como para entrar caminando. En ambas el agua es clara, es imposible no disfrutarla.
La solución
Desde hace años que los visitantes comentan entre sí que «esperemos que no se aviven, porque van a hacer un lugar turístico y van a empezar a cobrar para entrar». Aunque entre esa posibilidad y el cierre, todos prefieren la primera.
El problema del lugar reside en que tiene sectores de mucha profundidad, unos 25 metros, de hecho escuelas de buceo lo utilizan para sus prácticas. Además las piedras revisten filos importantes que podrían lastimar a los veraneantes.
Ahora, ante este nuevo fallo, la discusión se reabre: o se intenta restringir el paso de los vecinos que de todas maneras encontrarán la forma de ingresar, o se decide de una buena vez hacerse cargo de un predio que los vecinos ya se apropiaron y se contrata bañeros para explotar el lugar como corresponde tomando las medidas de seguridad necesarias y cuidando a quienes, tranquila y mansamente, todos los años llegan hasta allí buscando el balneario natural que el resto de la ciudad no ofrece.