El conflicto en Día% y la concentración del sector supermercadista

Argentina es un país desigual. Si bien en los últimos 10 años el coeficiente de Gini – que mide los niveles de desigualdad en la distribución de la renta en los países – mejoró notablemente a partir del desarrollo de políticas públicas de inclusión social y a raíz de una fuerte injerencia del Estado en las principales variables de la economía nacional, los cierto es que aún quedan distorsiones en sectores con altos niveles de concentración y con capacidad para imponer sus propias lógicas de acumulación al margen de los intereses de los sectores populares.

En los últimos días asistimos en Tandil a los reclamos de los trabajadores de la cadena de supermercados “Día%” quienes estaban llevando adelante medidas de fuerza en defensa de sus compañeros ante el cierre de la fuente laboral. En este contexto, resulta interesante profundizar en el análisis del sector, sus características económicas centrales y las mutaciones en el sector del retail en las últimas décadas.

La comercialización de productos de venta minorista de consumo masivo es uno de los sectores económicos que posee mayor nivel de concentración en el país. Si bien resulta difícil acceder a información pública y veraz sobre el sector, lo cierto es que 6 grandes cadenas de supermercados – 4 extranjeras y 2 nacionales – manejan el 70% del comercio minorista en la Argentina. En el primer grupo se encuentran la francesa Carrefour, dueña también de los supermercados Día y Eki; Cencosud, de origen chileno y propietarios de Jumbo, Disco y Vea; Walmart, de capitales norteamericanos y dueños de Changomás y el Grupo Casino, de origen francés, dueño de los hipermercados Libertad. Entre las empresas de capitales nacionales se encuentra, por un lado, Coto, del empresario Alfredo Coto y La Anónima, propiedad de Federico Braun, tío de Miguel Braun, el actual Secretario de Comercio de la Nación que es quien debe controlar y regular una actividad tan compleja y concentrada.

Un estudio de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO) revela que el nivel de concentración de las principales cadenas de supermercados, sólo en el rubro alimenticio, alcanza al 89% de las ventas de este tipo de productos. La posición dominante de este eslabón de la cadena permite a los empresarios imponer precios al consumidor con márgenes exorbitantes y, especialmente, ejerce un enorme poder de coerción sobre los proveedores pequeños y medianos, a quienes les establece incómodas condiciones de pago a largo plazo y requisitos arbitrarios en la presentación de sus productos distorsionando el equilibrio competitivo de toda la cadena. También imponen sus propias marcas, que pueden ser producidas por terceros y comercializadas con nombre propio a costos muy inferiores de las primeras marcas, pero con enormes niveles de rentabilidad.

En la medida que los puntos de venta minoristas se fueron concentrando, los clientes también comenzaron a atomizarse y pasaron a formar parte del dominio casi excluyente de los canales de venta y no de los productores quienes, justamente, reclaman una porción mayor de la renta en la cadena que forma el precio al consumidor final.

La Dra. Josefina Di Nucci, Investigadora del Conicet formada en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires en nuestra ciudad, sostiene en un trabajo titulado “Concentración y uso corporativo del territorio en Argentina: la lógica territorial de Carrefour” que es necesario “llamar la atención sobre el interés que las grandes empresas como Carrefour muestran por el retail” un sector del mercado que, advierte, estaba  hasta hace relativamente poco tiempo conformado por el comercio tradicional de barrio o los autoservicios independientes de capitales locales. “Las grandes empresas interceptan este mercado, obstruyen las posibilidades de crecimiento del sector tradicional e, inclusive, de comerciantes mayoristas independientes, impidiendo su crecimiento y desarrollo” sostiene la investigadora.

A través de una base datos propia y de información oficial obtenida de las webs de las empresas, Di Nucci explica que existen en la organización económica un conjunto de agentes hegemónicos que dictaminan el destino de la nación que está “cada vez más capitalizado, tecnificado y organizado” y de los cuales forman parte las cadenas de comercialización mayoristas y minoristas cuya búsqueda fundamental es la plusvalía.

“En Argentina, como en el resto del mundo, las grandes cadenas de comercialización minoristas se encuentran entre las compañías más poderosas. Así, según los datos publicados en la Revista Mercado (2014) donde figura el «Ranking de las Mil empresas que más venden en Argentina», las cuatro mayores cadenas de supermercados se ubican entre las primeras cincuenta empresas del país. El octavo lugar es ocupado por el Grupo Carrefour, el décimo primero por el Grupo Paullman (de capitales chilenos que incluye la empresa Cencosud, propietaria de los supermercados Jumbo, Vea y Super Vea en Argentina), el puesto treinta y seis por la cadena nacional Coto y el lugar treinta y nueve por Walmart” sostiene el informe.

A su vez se destaca la existencia de una relación cada vez más estrecha entre las grandes cadenas de supermercados y el sector financiero configurando un circuito especialmente dominado por “monopolios y oligopolios que crean y recrean relaciones verticales con las ciudades, las regiones y el territorio”. Estas empresas “son en general grandes corporaciones o verdaderos holdings que actúan de manera integrada al estar constituidos por empresas industriales, comerciales, de servicios y financieras, entre otras”, agrega.

En este marco resulta verdaderamente difícil sostener que existe un marco de competencia real, esa premisa justificadora del liberalismo económico que indica que a mayor competencia mayor disputa por la demanda y, en ese enfrentamiento, se beneficiado el consumidor en una hipotética disminución de los precios producto de la compulsa entre los competidores. El escenario está lejos de esa situación y continúa su espiral de concentración económica con denuncias de cartelización, es decir, de acuerdo entre las empresas para pactar precios y márgenes de rentabilidad.

En marzo de este año el titular de las marcas Molto, Marolio y Maxiconsumo, Victor Fera, acusó de cartelización a las cadenas Coto, Carrefour, Jumbo y La Anónima de no vender sus productos por ser «muy baratos». El empresario apuntó contra el Secretario de Comercio Miguel Braun y lo acusó de no dejar que sus productos «puedan estar en las góndolas».

Fera acusó a los dueños y representantes de Coto, Jumbo, Carrefour y La Anónima de haber hecho convenios con grandes alimenticias nacionales y trasnacionales para no dejar entrar a sus góndolas productos «más baratos» que las marcas que ellos producen. «Los productos Marolio y Molto no se pueden ver en esas cadenas porque tienen precios más bajos que la competencia, como Molinos: un puré de tomate nuestro vale 10 pesos al público y de la otra marca, 16, 17 o 20 pesos», dijo Fera  en ese momento.

El proceso de concentración en el sector no fue paulatino como ocurrió en EE.UU o Europa, donde las regulaciones antimonopólicas llevaron a que muchas de esas empresas deban buscar nuevos mercados, fundamentalmente en Asia y América Latina. A mediados de 1980 en América Latina el sector del supermercado controlaba aproximadamente 10-20% del total del retail de alimentos. Para el 2002 esa porción había subido a 50-60%. (…). En una década, América Latina experimentó el crecimiento de los supermercados, que había llevado cinco décadas en Europa y EE.UU” destaca el trabajo de Di Nucci.

Las causas de la concentración del sector durante la década del 90 en Argentina obedece en “primer lugar, a las limitaciones históricas al avance de los monopolios de la comercialización minorista en los Estados Unidos (donde las cinco mayores redes controlan apenas el 32,6% contra el 70 % en Francia y el 60% en Argentina, en parte por las leyes antimonopólicas y en parte por la resistencia de comunidades locales a la entrada de los hipermercados), en segundo lugar, la saturación del mercado europeo y las nuevas leyes en Francia” como la Ley Galland que prohibió la instalación de comercios mayores de 300 m2 , equivalentes a un autoservicio de barrio.

“En Latinoamérica entre el 60-80% de las cinco principales cadenas de supermercados son multinacionales. Carrefour ganó tres veces los márgenes más altos en promedio en sus operaciones argentinas, en comparación a sus operaciones francesas en los 90” indica el trabajo que la autora presentó en la Universidad de Granada, España, a mediados de 2015.

La hipermercadización y la hiperconcentración de la comercialización de productos de consumo masivo y de alimentos conlleva a una desnaturalización de la práctica comercial donde un reducido número de actores extremadamente poderosos imponen condiciones de dominación, explotación y usura sobre el conjunto de la sociedad que no cuestiona estas prácticas ni se organiza en contra de esta inequidad.  La pasividad ante un sistema de formación de precios injusto atenta contra la sustentabilidad de la economía familiar y, al mismo tiempo, contra las formas de producción de los pequeños y medianos productores que observan como la cadena de comercialización se lleva una renta exorbitante distorsionando la cadena de valor en perjuicio de estos últimos y de los consumidores.

Para finalizar, un último dato que muestra el nivel de concentración de las grandes cadenas de supermercados es que con un total de 1345 bocas, es decir, cerca del 16% de las bocas comerciales totales del país, las grandes cadenas venden casi el 60% del total de alimentos y bebidas de la Argentina. De hecho, Carrefour, Cencosud y Coto representan el 70% del total de las ventas del sector en este rubro.

Marcos Aguilera

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