La independencia argentina

Por Eduardo Ferrer *

En el año 1815 la situación de las Provincias Unidas del Río de la Plata era compleja, el Rey Fernando VII había recuperado el trono español y estaba decidido a recuperar las posesiones americanas. En este contexto el gobierno de Buenos Aires, buscaba realizar gestiones diplomáticas que le permitieran conservar su autonomía. Esta inestabilidad política y una posible invasión a nuestro territorio preocuparon a todos los congresales en Tucumán; sin embargo, esta situación contribuyó para robustecer más aún el deseo de una independencia absoluta.

Recordemos que desde 1810 se había desatado el periodo de las guerras civiles argentinas, de la cual muy pocos se animaban a vaticinar de forma explícita cómo terminaría; “no sólo por las dificultades económicas a que había que hacer frente y la tenaz resistencia por parte de los ejércitos realistas; también porque no eran pocas las diferencias internas respecto a cómo organizar el nuevo país, todavía inexistente. Las rivalidades se dirimían en golpes de mando, encarcelamientos, campañas militares”.

Aun así, sin consensos definidos y con grandes turbulencias, el proceso de organizar el país avanzaba. En 1815, tras la deposición de Alvear como Director Supremo ocurrida el 15 de abril, el director interino Ignacio Álvarez Thomas, envió una circular a las provincias invitándolas a realizar la elección de diputados para un congreso general que se reuniría en Tucumán.

Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental decidieron no enviar representantes. Allí José Artigas era el líder que se oponía al centralismo porteño y reivindicaba las autonomías provinciales. La influencia del caudillo oriental se extendía a todo el Litoral y parte de Córdoba Tampoco asistirían diputados de Paraguay y del Alto Perú, con excepción de Chichas o Potosí, Charcas (Chuquisaca o La Plata) y Mizque o Cochabamba.

En este punto conviene aclarar que los diputados electos en las provincias para concurrir a Tucumán para inaugurar un nuevo congreso constituyente no llevaban órdenes precisas para declarar la absoluta independencia de España y de sus reyes.

Sin embargo, San Martín y Belgrano influyeron poderosamente en las decisiones del Congreso. El primero, vinculado por lazos amistosos con los diputados cuyanos, les escribía para alentarlos. En la carta dirigida al representante de Mendoza Tomás Godoy Cruz manifestaba: “Hasta cuando esperamos para declarar la independencia. Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y escarapela nacional, y por último hacer la guerra al soberano se quien se dice que dependemos ¿qué más tenemos que decirle? Con este paso el Estado ganará un cincuenta por ciento con tal paso. Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas.

Por otro lado Belgrano había llegado a Tucumán a principios de Julio y su presencia no dejó de impresionar a los diputados a los cuales arengó para declarar la independencia.

Por todo esto el 9 de julio de 1816, el mismo día en que se aprobó el temario, se resolvió considerar como primer punto el tema de la libertad e independencia de las Provincias Unidas. El Secretario formuló textualmente la siguiente proposición: “¿Queréis que las provincias de la unión sean una nación libre independiente de los reyes de España y Metrópoli”? Todos los diputados no tardaron en ponerse de pie y contestaron afirmativamente entre las aclamaciones desbordantes de los presentes. Inmediatamente se labró el Acta de la Independencia.

“La independencia es todavía una tarea por hacer”

Hoy cuando celebramos los 200 años de aquel hecho histórico debemos reflexionar sobre nuestra independencia.
Coincido con un historiador que el año pasado expresaba en la Casa de Tucumán que la independencia se construye del lado del poder, es decir desde un gobierno, con una voluntad soberana, con un modelo autónomo, con independencia de los poderes facticos, es decir, con independencia de esos poderes informales que están al margen de la previsión de la ley y que son ostentados y ejercidos de facto por individuos o grupos para defender intereses económicos y sociales de carácter particular dentro de la comunidad política.

Por otra parte, es importante incentivar en la gente el pensamiento autónomo, la capacidad de entender que la independencia es una de las cosas más valiosas que pueda tener el ser humano.

Un país dependiente es un país ahogado, un país que no se puede expresar en toda su libertad, en todas sus posibilidades: culturalmente, políticamente, económicamente, de manera que la libertad y la independencia son los valores más preciados que pueda tener un ser humano y una nación.

Un país dependiente es un país para otro, porque dependencia significa, subordinarse a los intereses de los otros, El país dependiente se organiza económicamente al servicio de los intereses del país dominante.

En contraposición la independencia no es solo una declaración efectuada en un momento histórico determinado, es una construcción cotidiana, es un proyecto de país. Para un pueblo independencia es sinónimo de soberanía, esto es el derecho y el deber de ejercer la autoridad en un territorio determinado, libre de toda dominación externa, asumiendo como sociedad independiente la responsabilidad de cuidar y preservar los recursos que en este territorio se encuentran, para el bien de toda la comunidad actual y futura.

Entonces, como bien señaló Eduardo Galeano: “Para ser verdaderamente independiente debemos poder caminar con nuestras propias piernas y pensar con nuestras propias cabezas”; para ello, el primer paso debe estar direccionado hacia una formación donde se pueda ejercer la creatividad en el campo laboral, económico, social, científico y tecnológico con criterio de independencia y soberanía nacional.

Finalmente, el Bicentenario de la Independencia es de vital importancia para el país. No sólo para recuperar la memoria de los hechos más trascendentes de la historia, sino para reflexionar acerca del presente y proyectar el futuro de nuestra patria porque como dijo el General Manuel Belgrano «La vida es nada si la libertad se pierde.»

* Concejal mandato cumplido

Fuentes consultadas

Halperin Donghi, Tulio. Revolución y Guerra Formación de una elite dirigente en la Argentina Criolla. Siglo XXI. Buenos Aires 1979.
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/independencia/acta_declaracion_independencia_argentina.php.
Reflexiones sobre la independencia Felipe Pigna y Eduardo Galeano.

Redaccion

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