Ecuador elige presidente el domingo entre 16 candidatos, con 62% de votantes indecisos

El economista Andrés Arauz, apoyado por el ex presidente Rafael Correa, es el favorito, pero según los sondeos deberá enfrentar al ex banquero Guillermo Lasso en la segunda vuelta del 11 de abril. La pobreza, el empleo y la pandemia son los temas rectores de la intención de voto.

El calendario electoral latinoamericano 2021 arranca el 7 de febrero en Ecuador. En elecciones generales, más de 13 millones de ecuatorianos elegirán presidente entre 16 fórmulas diferentes. Los votantes y los grupos y facciones que aspiran a representar a la ciudadanía parecen atomizados, la tasa de indecisión es mayor que en ocasiones anteriores, pero nadie parece querer una continuidad con la actual administración. A la gestión de la pandemia y de la economía por el actual presidente Lenín Voltaire Moreno se atribuye que Ecuador tenga un cuarto millón de contagios y casi 11 mil muertos por el COVID-19. Además, que dos millones de personas hayan caído debajo de la línea de la pobreza y más de medio millón esté sin empleo formal. Estos son los temas que están en juego en las presidenciales del domingo, y para los cuales los dos candidatos favoritos proponen soluciones antagónicas.

Al modelo de economía social del candidato Andrés Arauz (de izquierda) se opone el modelo neoliberal del candidato Guillermo Lasso (de derecha). Joven economista el primero y veterano ex banquero el segundo, son los dos presidenciables que destacan por sobre la masa de la oferta electoral. Pero si estas opciones son nítidas en su contraposición excluyente, no dividen por mitades parejamente nítidas o consolidadas al electorado. La crisis económica y el repudio al ‘Morenato’ han dejado al país, según coinciden medios y opiniones de todas las tendencias, ante una crisis de partidos incapaces de representar a una gran parte de la población, y a la multiplicación de alianzas.

Si los sondeos electorales confluyen en que Arauz y Lasso lideran la intención de voto, y casi todos además coinciden en la ventaja inicial de Arauz sobre su rival, también coinciden en que ni uno ni otro cuenta con la ventaja necesaria para imponerse. El balotaje está programado para el 11 de abril. Según la Ley Electoral ecuatoriana, para que una fórmula se imponga en primera vuelta debe contar con el 40% de los sufragios positivos y con 10% de superioridad sobre quien venga en segundo término en el conteo de los votos.

En las encuestas con resultados conocidos, todas anteriores a la última semana de enero, la intención de voto por Arauz, candidato por la Alianza Unión por la Esperanza (Unes), que agrupa a partidos de izquierda, se acerca, sin alcanzar nunca, a aquel 40% necesario. La figura de este político y economista quiteño de 35 años tiene por detrás el respaldo del ex presidente Rafael Correa (2007-2017), en cuyo último gobierno fue ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano entre 2015 y 2017.

Su principal contrincante, que según los mismos sondeos está 10 puntos porcentuales por detrás, es Guillermo Lasso. Este ex director del Banco Guayaquil y político neoliberal de 65 años es el candidato de la derecha conservadora ecuatoriana. Tiene experiencia como presidenciable: es la tercera elección a la que se presenta. En 2013 perdió ante Correa y en 2017 ante Moreno. En estas de 2021, también él, como su adversario Arauz, estará al frente de una alianza: Creando Oportunidades (CREO)-Partido Social Cristiano (PSC). Simplificando, Lasso es el candidato de la costa y del puerto de Guayaquil, tractores económicos del país, mientras que su rival es el candidato de la sierra.

En tercer lugar, unos 10 puntos porcentuales de Lasso, figura Yaku Pérez. Este jurista de 50 años, de la nación Kichwa-Kañari, es un dirigente indígena y activista ambiental de centroizquierda. Su candidatura fue votada por el el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE). Históricamente, fue opositor a Correa y a su sucesor rebelde Moreno. En su plataforma ecologista, propone frenar el extractivismo minero y limitar todo crecimiento a nuevas concesiones petroleras. Busca el voto de izquierda progresista que no se identifica con el ‘correismo’, pero también el de quienes no ven para sí una representación en Lasso.

De las restantes 13 fórmulas que se presentan a las presidenciales, muchas no llegan ni al 1% de la intención de voto. Un reclamo que también reflejan los sondeos de intención de voto es en pro de una reforma de las instituciones políticas.

Una eventual victoria de Arauz significaría el retorno del «correísmo» y su propuesta progresista, otro factor que marca esta carrera electoral. Entre el electorado progresista, se esperaba el retorno de Correa integrando una fórmula como candidato a la vicepresidencia. No obstante, el expresidente continúa en Bélgica. En la sentencia del proceso «Sobornos 2012-2016» que se le instruyó in absentia, fue condenado a ocho años de prisión e inhabilitación política por coimas y por haber estado al frente de una asociación ilícita de corrupción. Correa no reconoció responsabilidad alguna en hechos y acusaciones, que considera fraguados a medida para excluirlo de la vida política de su país.

El voto duro histórico de la llamada “Revolución Ciudadana» -el “socialismo del siglo XXI” que construyó Correa en sus diez años de gobierno-, es el piso con que cuenta. Arauz. Es por ello también que las polémicas se centran en su fórmula presidencial, que comparte con el periodista Carlos Rabascall, que tuvo dificultades y demoras, después superadas, al momento de ser reconocido por la Comisión Nacional Electoral (CNE). La posibilidad de un aplazamiento de la fecha de las elecciones fue denunciado por Correa y motivó un alerta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) sobre la transparencia en el proceso electoral ecuatoriano.

Según la más reciente encuesta de la firma privada Cedatos, el nivel de electores indecisos alcanza el 62%. El director de Cedatos, Polibio Córdova, dijo a periodistas que el debate obligatorio en el que participaron los 16 candidatos a la Presidencia, el 16 y 17 de enero pasados para exponer al país sus planes de gobierno, tan solo llegó al 30% de la población. La encuesta reveló, además, que la mayor preocupación de la población está en la situación económica, la falta de empleo y la crisis sanitaria el COVID-19.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) diseñó un estricto protocolo de bioseguridad para la jornada de votación a fin de evitar aglomeraciones y contagios. Confían en que no se acrecienten las cifras estadísticas a la vez que confía en que no aumente el nivel de ausentismo de los votantes el día de los comicios. Espera que los números no superen la media histórica de un 25,6 por ciento. En una elección presidencial marcada por la indecisión, la primera decisión positiva a vencer es la de acudir a votar.

Redaccion

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