Movilidad jubilatoria: hacia una mirada integral de nuestra economía

El presidente de la Nación Alberto Fernández y la Directora Ejecutiva de la ANSES, Fernanda Raverta anunciaron el envío al Congreso Nacional de una nueva fórmula de actualización de haberes jubilatorios (también alcanza a AUH, AUE y PNC). El corazón de esta nueva fórmula rescata los criterios utilizados en la ley de movilidad jubilatoria  que imperó en el país desde el 2008 hasta el año 2017, año en el que el entonces Presidente de la Nación  Mauricio Macri impuso una nueva, en el cual las variables tomadas para definir el aumento cambiaron.

El eje principal por donde discurrirá el debate es si con la nueva fórmula los jubilados y jubiladas podrán aumentar su poder adquisitivo o estos se verán reducidos. Para este debate tenemos la ventaja que tanto la fórmula propuesta como la que actualmente funciona (lógicamente) ya tuvieron su experiencia práctica, y por ende sus resultados son fácilmente comparables.

Durante el año 2008 y el año 2017, la variación de las jubilaciones estuvo conformada por dos variables que eran el crecimiento de la recaudación y el crecimiento de los salarios medido por el índice RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables) en función de los trabajadores formales del MTEySS. Esto posibilito que asentadas en un modelo de crecimiento sostenido de la economía, las jubilaciones y las pensiones tuviesen un incremento del 19,5%. Sorprende el argumento esgrimido por algunos sectores de la política argentina diciendo que esta ley es para complacer al FMI, ya que fue este mismo organismo la que pidió eliminarla. Perlitas del debate político argentino

Con el retorno del modelo neoliberal encarnado Mauricio Macri, y por pedido del FMI en su remanida política de achicar el gasto público, el Congreso Nacional (con represión de por medio), sanciono una nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Esta fórmula se componía con un 70% de la variación de IPC (Índice de precios de consumidor) y un 30% con la variación salarial. Durante los años de aplicación de esta ley, dado a la altísima inflación y a la caída del nivel salarial, los jubilados y jubiladas perdieron alrededor de un 20% de su poder de compra. Como resultado de esto último tuvieron que recurrir a un endeudamiento feroz para hacer frente a necesidades básicas como son los servicios de gas y luz.

Más allá del funcionamiento de las dos fórmulas debemos mirar con más profundidad la integralidad de la Economía Argentina para poder comprender de qué forma debemos armonizar el crecimiento económico del país con el robustecimiento del sistema previsional. Con la formula presentada por el Gobierno Nacional, se apunta a un crecimiento sostenido de las jubilaciones. Ese crecimiento va de la mano de una política económica consistente y pujante. Si la Argentina crece, aumentara la recaudación, crecerán los salarios y, en definitiva, los haberes previsionales se valorizarán. El presupuesto con media sanción de la cámara de diputados prevé un rebote de la economía que hará que el PBI del año 2021 crezca un 4%. Si la Argentina logra un sendero de crecimiento sostenido poco a poco las jubilaciones saldrán de los niveles pobrísimos que tienen hoy y crecerán en su poder adquisitivo.

El modelo de aumento, basado en su mayoría por la inflación tiene dos problemas fundamentales. El primero es que en la Argentina de los últimos años se ha desarrollado el fenómeno de la estanflación (estancamiento + inflación) lo que hace insustentable actualizar los haberes previsionales por IPC.

Veamos el año 2019 como ejemplo. Mientras la Argentina destruía riqueza y se contraía un 3,5% en su PBI, a la vez sufría una inflación anual del 55%. Esto llevaba a la paradoja de que el Estado, por un lado, se descapitalizara por la caída general de la economía. Y a su vez, debido a la inflación generada por las devaluaciones, debía indexar las jubilaciones. Cualquiera se daría cuenta que un modelo así es insostenible a lo largo del tiempo. En épocas de Macri ni siquiera los aumentos empataron a la inflación. Fue, para resumirlo, una tormenta perfecta. Es importante entender que la indexación de la economía en países con altísimos niveles de inflación es insostenible a lo largo del tiempo. No solo indexar las jubilaciones es negativo en países con estanflación, sino que también achata las jubilaciones en países en crecimiento y con baja inflación. ¿Por qué? Supongamos que la Argentina creciese 7% y tuviese una inflación del 3% anual. Con una formula previsional guiada por la Inflación, los aumentos jubilatorios serian solamente del 3%. No solo no se mejoraría en términos reales las jubilaciones, sino que se estaría privando a la tercera edad de crecimiento sustancioso del país. Una doble injusticia.

Es indispensable que el congreso sancione esta nueva Ley de Movilidad Jubilatoria, una ley pensada en hacer parte a los más viejos de un proyecto de crecimiento sostenido de la economía del país. Sera el desafío del Gobierno de Alberto Fernández conducir un proceso virtuoso en el que logre, de una vez por todas, una jubilación digna para todos nuestros adultos mayores.

Por Franco Beccia – Estudiante avanzado de Historia y trabajador de la ANSES

Redaccion

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