En un año, aumentaron 100% los alimentos de consumo cotidiano

Los alimentos de consumo masivo incrementaron sus precios hasta un 100% en el último año. En ese marco, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) reveló que los alimentos de la canasta básica alimentaria, por persona, ocupa un 33% de los salarios mínimos.

La inflación en alimentos se disparó por encima de la inflación general después de la maxi-devaluación iniciada en abril del 2018, al punto de alcanzar la máxima diferencia en abril del 2019, cuando los alimentos subieron un 66,2% interanual y el nivel general del IPC rondaba el 55,8%.

Al respecto, el informe manifiesta que crecieron fuertemente los lácteos, azúcar, dulces, chocolate y golosinas, carnes y derivados y pan y cereales como tambipen frutas y verduras.

El ranking de aumentos en la variación inteanual – julio 2019, lo encabeza el yogurt firme con una suba del 102%. Le sigue el queso cremoso (99,0%), Jabón en pan (96,2%), Queso sardo (95,2%), Yerba mate (93,5%) y Queso pategrás 92,2%.

«Se ha observado como el consumo de determinados alimentos ha caída como son el de leche fresca o carne. En todos los casos se observa un recorte en la dieta alimentaria que demuestra una situación crítica que puede ocasionar daños irreversibles y que deben ser atendidos por el Estado Nacional como una situación de emergencia», indica la UNDAV.

La leche fresca entera tuvo un incremento en el último año del 88,7%. La lista continúa con Manteca (88,3%), Hamburguesas congeladas (85,1%), Salchicha tipo viena (84,0%), Leche en polvo entera (82,8%), Dulce de leche (79,7%), Lechuga (77,1%), Agua sin gas (74,7%), Fideos secos tipo guisero (74%), Arroz blanco simple (70,9%), Pollo entero (70,3%).

En los supermercados, cada vez son más los alimentos que tienen precios que superan los 1.000 pesos por kilo. En la lista se encuentra el atún, el queso rallado y el chocolate. También el café soluble instantáneo, el te verde en saquitos, el aceite de oliva

De la misma forma, la canasta alimentaria (CBA) medida por el INDEC ha tendido a evolucionar por encima del IPC general a partir del mes de junio del 2018. Desde ese entonces la CBA ha incluso tendido a aumentar por momentos por encima de la canasta básica total (CBT) a partir del mes de diciembre de 2018. Esta situación es particularmente grave para los sectores de menores recursos. En julio la inflación se posicionó en el 54,4% pero la CBA subió un 57,3% y la CBT un 58,6%«, agrega el equipo económico dirigido por Santiago Fraschina.

Este aumento pronunciado de la CBA y de la CBT implica que millones de familias pasen a formar parte de las filas de los hogares pobres e indigentes al no alcanzar los ingresos necesarios para superar cierto umbral. «Es así que en el segundo semestre del 2018 la pobreza alcanzó al 32% de la población. Esto significó un aumento de 6,3 puntos porcentuales en relación al mismo periodo del año anterior y significó que casi 2,7 millones de argentinos pasaran a tal condición en apenas 12 meses, alcanzando en total a 14,3 millones de personas, sin tener en cuenta la población rural».

«Mientras que en el caso del acceso a la CBA, el aumento de la indigencia es de 5,5 puntos porcentuales en un año, lo cual afecta unos 3,6 millones de personas que no logran siquiera acceder a una canasta básica de alimentos, implicando un crecimiento de casi 1 millón de nuevos indigentes urbanos en apenas 1 año», indicaron.

Al mismo tiempo, según la FAO, la inseguridad alimentaria se ha incrementado considerablemente desde los años 2014-2016. Tanto en la inseguridad alimentaria grave como moderada y total (que es la suma de ambas) se han más que duplicado en algunos casos, representando uno de los aumentos más importantes de la región en tan poco tiempo. La inseguridad moderada pasó de afectar a 5,8 millones de personas en el periodo 2014-2016 a 9,2 en el 2016-2018, un aumento de 3,4 millones de personas en apenas 2 años.

La inseguridad grave se duplicó pasando de afectar a 2,5 millones de personas a los 5 millones en el periodo en consideración. En total, la inseguridad alimentaria (grave más moderada) pasó de 8,3 millones a 14,2. Con lo cual, implica casi una duplicación de la cantidad de personas afectadas.

Por otro lado, la UNDAV puso la lupa en la pérdida efectiva del poder adquisitivo de distintos tipos de ingresos que reciben las familias en término de productos básicos específicos.

Por ejemplo, la AUH desde diciembre de 2017 hasta junio de este año ha tenido una caída de 5,3% en litros de leche y del 11,2% en kilos de pan.

En diciembre del 2017 se podían comprar con la AUH 67 litros de leche y 32 kilos de pan. En cambio, en junio del 2019 se adquieren con la AUH 63 y 29 respectivamente. Con lo cual, se compran 4 kilos menos de pan o 4 litros menos de leche con el monto de la AUH.

Lo mismo con el haber mínimo que podía comprar por ejemplo unos 111 kilos de yerba en diciembre del 2017 pero pasó a comprar 83 en junio de 2019. Esto representa una caída del 25% e implica que con una jubilación se compran 28 kilos de yerba menos.

El SMVM en términos de kilos de carne vacuna que se pueden adquirir se desplomó en 26,8% en el periodo en consideración pasando de una adquisición de 71 kilogramos a apenas 52, una caída de 19 kilos de carne menos.

La remuneración imponible de los trabajadores estables (RIPTE) indica que en términos de queso cuartirolo y de pollo entero las caídas son de 25,3% y 27,8% respectivamente. Se pueden comprar 42 kilos menos de queso o 185 de pollo entero con los salarios de los trabajadores registrados estables.

Al mismo tiempo, un sueldo neto de un maestro en la provincia de Buenos Aires sin antigüedad alcanzaba para comprar 377 kilos de fideos en diciembre del 2017 y pasó a comprar 252 kilos en junio del 2019. Es decir, una caída del 33,2% y unos 125 kilos de fideos menos.

«Sin embargo, si se considera el salario medio (Ripte) y el haber mínimo jubilatorio, la caída en el poder de compra ha sido menor ya que estos ingresos se incrementaron alrededor del 170% desde diciembre de 2015», advierte el estudio.

La caída en el poder de compra de bienes alimenticios esenciales disminuyó hasta un 63,6% en los últimos años.

En efecto, se pueden comprar un 63,6% menos de botellas de aceites con el salario mínimo de ahora, en relación al salario mínimo del 2015. La baja también es marcada para el caso del pan. Aproximadamente se puede comprar la mitad menos de pan con el salario mínimo actual en relación al del 2015 (-48,1% específicamente). Asimismo, el poder adquisitivo del salario mínimo en azúcar cayó -37,6%, en arroz -24,6% y en carne (asado) -18,9%.

 

Fuente: Diario Pulse

Redaccion

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