«Son las respuestas punitivas y como tales son absolutamente tardías y no van a la causa del problema»

Joaquín Areta es Licenciado en Psicología y se desempeña profesionalmente en el penal de Barker. Desde LOT decidimos contactarlo para dialogar sobre su perspectiva acerca de los intentos del gobierno de Mauricio Macri de bajar la edad de imputabilidad a los 15 años.

¿Como ves el anuncio y si la baja de edad sirve para algo?

Desde ya que primero para organizar el tema, es un planteo que viene de la teoría punitivista, y como todo planteo punitivista no produce ninguna modificación en las condiciones en las que se generan las situaciones que después producen algún tipo de conducta delictiva.
Estamos hablando del delito común, y no del delito en el que interviene alguna psicopatología. En los casos de delitos comunes, delitos urbanos o también llamados delitos predatorios, no es que hayan nacido malos o sean perversos o que no puedan retener sus impulsos, como muchas veces se escribe en la literatura psicológica.

¿De qué se trata?

Hay condiciones muy definidas, que empiezan a aparecer muy tempranamente que tiene que ver con los conceptos de crianza, las oportunidades de ascenso social, con la contención afectiva y psicológica. Son algunas de las condiciones en las cuales empieza a ingresar un determinado sector de la sociedad en las conductas que después la televisión reproduce como si fuera el único delito que existe.

¿Y en esto, cómo juega la baja de la edad de imputabilidad?

En ese contexto, plantearse si la edad de imputabilidad tiene que ser más o menos, en realidad es una discusión totalmente corrida de foco. Porque primero hay que preguntarse si las cárceles sirven para algo, o en tal caso, para qué sirven las cárceles.

¿Y para qué sirven?

La Constitución Nacional y el Código Penal no se ponen de acuerdo en si el sistema carcelario tiene el fin de rehabilitar o de castigar. La lógico retributiva, donde el sujeto tiene que pagar con un tiempo privado de la libertad, producto de la gravedad del delito que cometió. Y si la idea es para rehabilitar, llamémosle “terapéutica”, para qué poner un plazo.

¿Si fuera terapéutica no sería por plazos sino por objetivos?

Tal cual, entonces ahí están reñidas las dos perspectivas históricas. Una que viene del Iluminismo, de hace 200 años, y la otra que aparece con todo lo que es el positivismo criminológico que te dice que hay que curar al aspecto enfermo de la sociedad, que son las personas que delinquen. Son dos líneas históricas e irreconciliables. La discusión de la edad solo satisface a lo que está en boga que es la criminología mediática.

¿De qué se trata la criminología mediática?

Los medios de comunicación imponen determinado tema como agenda, entonces la política tiene que dar respuestas a esto que los medios de comunicación plantean. Pero si uno se pone a ver qué porción de niños de esa edad cometen delitos, es una porción ínfima. Pero además no se plantean porqué un pibe de 15 años está delinquiendo.

¿El sistema reprime sin pensar a quién y por qué?

Son las respuestas punitivas, y como tales son absolutamente tardías y no van a la causa del problema.

¿La injusticia social crea las del problema?

No siempre lo que se roba es para comer, en muchos casos no es así. También está impuesto que para ser un ciudadano uno debe tener determinado status, o tiene que consumir determinado tipo de cosas, hasta parece que hay una especie de equivalencia entre el ciudadano y el consumidor, como si para existir tuviera que tener determinados bienes materiales. Y a veces esos bienes materiales, no hay condiciones de obtenerlos de manera legal, y se obtienen de manera ilegal con la limitación de las estrategias que determinado sector social tiene para obtener esas cosas.

¿Porqué la limitación que tienen esas clases?

Porque son muy burdas y por eso la cárcel está repleta de delincuentes comunes. Porque opera un proceso que se llama la selectividad del sistema penal. Lo que plantea Zaffaroni, por ejemplo, es que de manera simultánea se cometen muchísimos delitos en el país, es una cantidad inabarcable de delitos constantemente. Las fuerzas, para poder atrapar delitos, atrapa los más fáciles de atrapar. Las fuerzas policiales tienen baja instrucción en general y salen a atrapar los delitos que les permite su nivel de instrucción. Por eso la cárcel se llena de pibes que salen a afanar. Parece que son los únicos delitos existentes. Es una idea distorcionada.

Entonces si son los más fáciles de atrapar, ¿son los delincuentes menos impunes?

Si, totalmente. Pero también es cierto que hay muchos, porque cuanto más se expande la brecha social y menos posibilidades de ascenso social tienen, más se producen situaciones de impotencia en las que a veces la salida es el delito. Es un problema real, no es que no lo sea.

¿Cuál es la solución?

El gran problema es una cuestión de políticas públicas, de cómo uno genera mejores condiciones de existencia en la población. Todo lo demás, son planteos corridos de foco.

Redaccion

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