Con una impactante movilización, más de 3 mil tandilenses le dijeron no al ajuste

La Mesa Intersindical de Tandil convocó para este martes a una marcha que desde el vamos prometía ser masiva. Las consignas contra el ajuste están cada vez más extendidas y no existe sector laboral al que no estén flagelando con despidos y recortes de presupuesto y salarial. Ante estas políticas de hambre y ajuste para congraciarse y sobreactuar con el FMI, la ciudad natal del Presidente dijo Basta masivamente.

Más de tres mil personas se concentraron en la esquina de España y Rodríguez y marcharon hasta Belgrano para concentrar en la puerta de la municipalidad. Allí las miles de almas convocadas para decirle basta al gobierno neoliberal de Cambiemos encabezado por Mauricio Macri, también apuntaron contra la gobernadora Vidal y responsabilizaron a sus socios locales del Lunghismo.

Los sindicatos, que encabezaron la movilización, fueron seguidos por abundantes columnas de estudiantes, movimientos sociales y partidos políticos, además de una inmensa cantidad de gente suelta que no pertenecía a ninguna organización y decidió sumarse por su cuenta al rechazo del ajuste.

Una vez en el municipio, los sindicalistas leyeron un comunicado que reproducimos a continuación:

Hoy, en ésta explanada municipal, las distintas organizaciones gremiales que conformamos la Mesa Intersindical de Tandil venimos a manifestarnos pública y pacíficamente – pero no por eso con menos convicción y firmeza – en rechazo absoluto a la continuidad de políticas públicas de ajuste que sólo generan más desocupación, pobreza, hambre y miseria para el conjunto de nuestro pueblo.

No hemos venido solos ni mucho menos. Somos miles. De todos los sectores. Estamos orgullosamente acompañados por diversas organizaciones sociales y políticas de distinta extracción. Organizaciones estudiantiles, pequeños comerciantes; representantes de pequeñas y medianas empresas, vecinos y vecinas de nuestra ciudad afectados por los tarifazos, la inflación descontrolada y la pérdida constante del poder adquisitivo del salario. Entendemos que la construcción de lazos sociales y la articulación colectiva como respuesta política es el fuego sagrado que dio origen al movimiento obrero organizado. Las calles y las plazas públicas son los lugares genuinos donde se expresa esa organización popular y democrática que tanto incomoda al poder económico y al gobierno de turno.

Estamos asistiendo a la degradación institucional y republicana más severa desde el regreso de la democracia. Mientras miramos como en la mayoría de los canales de televisión se esfuerzan por mostrar una realidad paralela e intentan desviar la atención de los temas que verdaderamente afectan la vida y la mesa de los argentinos, el indicador que mide la actividad industrial, por ejemplo, registró una caída de 8,1% sólo en el mes de julio.
En el mismo sentido, la inflación acumulada durante el gobierno de Cambiemos es de 121% y las perspectivas para este año, según se deprende de los informes del mismo gobierno, marcan una inflación que rondaría el 42% anual.

Mientras tanto, a los trabajadores y trabajadoras nos quieren convencer que el ajuste es el único camino. Que no hay otra. ¿En qué cabeza cabe que la única solución a la falta de empleo y a la destrucción del poder adquisitivo del salario sea seguir aumentando la desocupación y continuar devaluando el salario? El gobierno trabaja sistemáticamente para convencer a la sociedad que no hay otro destino. Nos quieren imponer la condición de ser la variable de ajuste de programas económicos recesivos, que desalientan el consumo, la producción y el empleo, al tiempo que fomentan la especulación financiera expulsando a millares de trabajadores y trabajadoras a la calle.

En tres años de gestión el gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal tomó deuda por más de 190 mil millones de dólares en mercados internacionales que ninguno de nosotros sabe dónde están. No están en el Banco Central; no están en nuevas escuelas; no están en jardines de infantes; no están en computadoras para los estudiantes; no están en represas hidroeléctricas; no están en satélites; no están en políticas sanitarias ni en nuevos hospitales; no están en créditos accesibles para las pymes; no están en créditos para incentivar el consumo; no están subsidios para el transporte; no están en incentivos fiscales para la producción; no están en tarifas diferenciadas para clubes de barrio; no están vacunas para el calendario obligatorio; no están en hospitales ni salas de salud; no están en la investigación para ciencia y técnica, no están en los acuerdos paritarios del sector público; no están en Centros Culturales, ni en la restauración de teatros ni en salas de cine; no están en tendidos de redes cloacales y de servicios sanitarios; no están en la construcción de nuevas viviendas con créditos accesibles; no están en el apoyo sostenido a los trabajadores y trabajadoras de la economía popular; no están en programas para fomentar la terminalidad educativa; no están en la pensiones por discapacidad; no están en subsidios a la energía y no están al servicio de programas que amplíen el horizonte de derechos. Esos miles y miles de millones de dólares que se suman como pesada carga de endeudamiento externo, sencillamente no están al servicio de mejorar las condiciones de vida reales del pueblo argentino.

Sabemos, sí, que en estos tres años de gestión de Cambiemos se fugaron 54.000 millones de dólares de nuestro sistema financiero. Cientos de miles millones de pesos que son propiedad de todos los argentinos y que se fueron por la canaleta de la especulación y la timba financiera a la que juegan los amigos del Presidente de la Nación. Por supuesto, con la connivencia de sus ministros offshore.

Aún así, los herederos de fortunas multimillonarias hechas al calor de la patria contratista nos hablan a nosotros, el pueblo argentino, del esfuerzo compartido y la meritocracia. Cada día que pasa nuestros compañeros y compañeras ven como el salario se le escurre entre los dedos mientras les dicen que el problema es “que pasaron cosas”. Quizás muchos de los que hoy están presentes en esta movilización hayan votado a este gobierno. Y seguro lo hicieron en la firme convicción de querer lo mejor para ellos mismos y sus familias, de haber sido esperanzados por una campaña al servicio de la estafa electoral y cautivados por la necesidad de un cambio que se declamaba para mejor. Tengan la tranquilidad que haber votado a Macri no los hace macristas del mismo modo que haber votado a María Eugenia Vidal y a Miguel Lunghi no los hace vidalistas ni lunghistas. En todo caso, los que son verdaderamente macristas, vidalistas y lunghistas son los que siguen defendiendo, encubriendo y poniendo excusas ante el saqueo del Estado, la destrucción del empleo, la eliminación de la industria nacional, la entrega sistemática de nuestros recursos naturales y la violación permanente de nuestros derechos. Suelen ser los mismos que defienden este modelo de exclusión social con un discurso new age que sólo abona al individualismo y la despolitización.

Entendemos que nada de lo que ocurre es casual. Estamos convencidos que no se trata sólo de impericia e incapacidad [aunque hay mucho de eso] sino de un plan sistemático de entrega del país a intereses foráneos. Rechazamos la profundización de un modelo económico que naturaliza la especulación financiera y fomenta el mérito individual como horizonte del progreso social. No estamos dispuestos a acompañar la retórica del sacrificio “en pos de un futuro mejor” mientras se impone la depresión económica y la falta de oportunidades. No podemos aceptar mansamente seguir siendo los cuerpos sacrificados en el altar de esta suerte de gran casino en el que han transformado a la economía nacional.

Nos imponen tarifazos impagables que vacían nuestros bolsillos desconociendo el derecho de acceder a servicios básicos de electricidad, agua, gas y combustible a precios razonables. Nuestros ingresos se transfieren directamente a las arcas de unos pocos empresarios cartelizados en lo que, alguna vez, será recordado como la mayor transferencia regresiva de ingresos de la que se tenga memoria. Pasamos de ostentar el salario mínimo en dólares más alto de la región, a caer al séptimo lugar en América Latina, por debajo de Perú. La devaluación de la moneda nacional llegó al 100% sólo en 2018 superando, incluso, a la devaluación provocada por la salida del denominado cepo cambiario en diciembre de 2015.

La verdad, si de sacrificios se trata, bien podrían ir dándose por cobrado nuestro esfuerzo. Ya va siendo hora que otros pongan el “cuero y el bolsillo”; porque a este gobierno no les resulta difícil reclamar el esfuerzo ajeno pero sí les resulta sencillo esconder su dinero en guaridas fiscales para seguir evadiendo impuestos.

Hace pocos días, en medio de una corrida cambiaria, nos enteramos que el gobierno pretende hacerle creer a la sociedad que la forma de resolver la crisis es eliminar los Ministerios de Salud y Trabajo. Si existe un recurso institucional para degradar, ningunear y abandonar cualquier intento de política pública en materia sanitaria y laboral es, precisamente, eliminarle el rango ministerial a esos derechos humanos básicos. El desguace del área de pensiones en Desarrollo Social, privando a miles de personas con discapacidad de acceder al derecho a percibir una ayuda económica pública, es de una insensibilidad pocas veces vista. Más de 500 trabajadores y trabajadoras de esas áreas también ven peligrar sus fuentes de empleo y temen pasar a engrosar las estadísticas de la desocupación. Ayer, al leer el boletín oficial nos enteramos que en la última reasignación de partidas el Gobierno Nacional les recortó fondos económicos a Ciencia, Educación, áreas de Niñez y Adolescencia y también a medioambiente, para incrementar las partidas presupuestarias destinadas a reforzar la Policía Federal, la Gendarmería y las Fuerzas Armadas. Cambian tizas y conocimiento por balas y represión. Ese es el modelo en su más cruda realidad.

Para este gobierno somos la frialdad de un número en una planilla de Excel y creen, erróneamente, que pueden borrarnos apretando una tecla. Váyanse enterando que hoy estamos todos y todas acá. No somos virtuales.

Los docentes siguen sin ser escuchados ni atendidos en su justo reclamo salarial y por la Paritaria Nacional Docente, derogada de hecho. Sufren el embate de un gobierno que pone toda su artillería mediática al servicio de la estigmatización de los dirigentes sindicales docentes que combaten dignamente, ante propuestas insultantes que no superan el 15% con una inflación proyectada de más del 40%. El objetivo es claro: empujar a la opinión pública a la aceptación sumisa del desmantelamiento del sistema educativo tal como lo conocimos hasta hoy. Mientras eso ocurre, compañeros y compañeras dejan literalmente la vida en nuestras escuelas. Sandra y Rubén, muertos en la escuela de Moreno mientras intentaban calentar el desayuno a sus alumnos que entraban a las 7 de la mañana, son víctimas de la decidía y el doble discurso de la gobernadora Vidal que sigue mirando para el costado buscando responsables. Por eso también estamos firmes junto a nuestros compañeros y compañeras docentes en el reclamo para que se declare la Emergencia Educativa en territorio bonaerense.

En diciembre pasado los jubilados y jubiladas, que trabajaron toda su vida para una vejez digna, sufrieron un brutal recorte de más de 100.000 millones de pesos en sus haberes. Aun así pretenden seguir recortando sus ingresos, beneficios y derechos conquistados siguiendo las recetas que impone el Fondo Monetario Internacional. Las jubilaciones perdieron el 12,1% del poder de compra que tenían en 2015 y gran parte de eso se explica por la errática política antiinflacionaria del gobierno. Sin embargo, la reforma previsional sancionada a fines de 2017 explica la otra parte: sin la reforma, un jubilado que cobra el haber mínimo ($8096,30) habría percibido casi 5000 pesos más de no haberse realizado esa reforma.

Nos oponemos rotundamente a que se continúe desguazando el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, que es la reserva económica que garantiza el pago futuro de todos nuestros jubilados y pensionados. Lucharemos y nos enfrentaremos a cualquier intento de volver a privatizar el sistema previsional solidario, público y de reparto.

Hace 15 días, cientos de docentes y no docentes de nuestra ciudad participaron de una marcha histórica en la ciudad de Buenos Aires. Junto a otros 300.000 miembros de la comunidad educativa universitaria se movilizaron para decirle basta al desfinanciamiento de la educación superior en un contexto nacional con medio centenar de universidades literalmente paralizadas.

El saldo de aquellas jornadas se visibilizó también en los últimos días. Hemos presenciado, con enorme orgullo, como miles y miles de jóvenes estudiantes alzaron su voz y se organizaron para reclamar por el recorte al presupuesto universitario y por una infraestructura edilicia que les permita estudiar sin temor a que se les caiga, literalmente, el techo en la cabeza. El episodio del Conservatorio afortunadamente no terminó en tragedia aunque expuso, con crudeza, el estado deplorable en la infraestructura escolar de una ciudad que recibió más de 250 millones de pesos del Fondo de Financiamiento Educativo. Cabe recordar que en este mismo Concejo Deliberante se le negó a la comunidad educativa la posibilidad de tener voz y participar institucionalmente en el destino de eso recursos. La Escuela Polivalente, el IPAT, el Conservatorio, la Facultad de Arte, el Campus Universitario y el Rectorado de la UNICEN copados por estudiantes y docentes en pie de lucha, es un claro mensaje que no puede ser ignorado por un dirigencia política que se considere responsable y atienda verdaderamente a las demandas colectivas. Se cumplen 100 años de la Reforma Universitaria y no parece casual que vuelvan a reeditarse aquellas viejas articulaciones históricas entre el movimiento estudiantil y el movimiento obrero que dieron lugar a las grandes gestas populares del siglo XX.

Vemos como proliferan en nuestra ciudad locales vacíos, persianas bajas y carteles de liquidación. Observamos el cierre de industrias, la eliminación de turnos y los despidos encubiertos en diferentes ramas de actividad. Trabajadores ferroviarios que se quedaron sin empleo con el cierre del ramal Tandil – Constitución, trabajadores frigoríficos que ven peligrar sus puestos de trabajo y trabajadoras de la secretaria de agricultura familiar que son despedidas en listados digitados desde Buenos Aires. Nuestros compañeros y compañeras que trabajan en la ANSES nos cuentan que en estos últimos tres años aumentaron un 30% los trámites para solicitar el fondo de desempleo.

Desde la Mesa Intersindical manifestamos nuestro apoyo a la ordenanza de la Economía Popular en Tandil. Hoy en nuestra ciudad la mitad de la población no tiene un trabajo registrado y la única política municipal al respecto es entregar ayudas sociales de 600 pesos que ni siquiera pueden considerarse un paliativo. Los trabajadores y trabajadoras nucleados en la economía popular exigen con razón políticas públicas activas por parte del Estado Municipal para que se genere trabajo digno y con salarios equivalentes al convenio colectivo de la actividad en la que se desempeñen.
Nos invitan a formar parte del Acuerdo del Bicentenario y nos hablan del beneficio de pensar en el Tandil del 2023. Sin embargo, no se les da respuesta a gran cantidad de tandilenses que no encuentran trabajo en una ciudad con altos niveles de desocupación. Miles de familias siguen sin poder llevar un plato de comida a la casa. No queremos que ese Acuerdo del Bicentenario sea sólo una cuestión declamativa. Necesitamos que ese espacio funcione como una articulación verdaderamente multisectorial, que brinde soluciones reales y políticas concretas para enfrentar los problemas de empleo de las y los tandilenses. Es decisión política, trabajo y compromiso para defender lo nuestro.

Rechazamos de plano todas las formas de persecución política y cualquier mecanismo de amedrentamiento que busque silenciar a dirigentes políticos y gremiales, al tiempo que repudiamos la intervención y las multas que vienen sufriendo distintos sindicatos de nuestro país. Entendemos que son maniobras claramente intimidatorias, que atentan contra el libre derecho a organizarse de los trabajadores y que, además, esconden el oscuro objetivo de apropiarse ilegítimamente de los recursos económicos que generan las trabajadoras y trabajadores organizados.

Confirmamos que vamos a sumarnos al PARO NACIONAL del próximo 25 de septiembre porque de verdad apostamos a la producción nacional, al empleo de calidad y al desarrollo económico de la ciudad y el país. Estamos lejos de querer poner palos en la rueda, pero tampoco estamos dispuestos a mirar desde la tribuna mientras desguazan la matriz económica y social de nuestra Patria. Le pedimos al Intendente Lunghi que se ponga al frente del reclamo de los trabajadores y trabajadoras de la ciudad de Tandil. Que impulse los canales de diálogo necesarios ante los organismos nacionales y provinciales habida cuenta que forman parte de su propio espacio político en la Alianza Cambiemos. La gestión pública no puede pensarse sólo en clave de reuniones y fotos para sostener – o no – un esquema electoral. Debe ser práctica política concreta al servicio de resolver las necesidades reales de amplios sectores de nuestra ciudad que reclaman soluciones.

No estamos dispuestos a ceder un centímetro en los derechos conquistados con décadas de lucha del movimiento obrero organizado. Rechazamos de plano cualquier intento de Reforma Laboral porque sabemos que detrás de las ideas de “cambio” y “reforma” se esconde la intención real de legislar para precarizar las condiciones de trabajo de nuestros compañeros y compañeras. Ninguna reforma laboral impulsada por un proyecto económico neoliberal puede lograr cambios positivos para el conjunto de la clase trabajadora. Mucho menos para el desarrollo armónico de las fuerzas productivas de la nación.

Creemos en un modelo sindical que impulse sin ser obstruccionista la lucha organizada del movimiento obrero. Entendemos que es necesario buscar un amplio esquema de unidad y alianzas estratégicas que nos permitan defendernos, como trabajadores y trabajadoras, frente a un modelo de acumulación financiera que no necesita ni valoriza el trabajo humano.

Estamos dispuestos a no dejarnos doblegar en nuestra lucha por una distribución justa entre el capital y la fuerza de trabajo, pilares elementales para un desarrollo económico próspero, que abrace la soberanía política, que persiga la independencia económica y que defienda la justicia social. Pero, sobre todo, que desee auténticamente la felicidad de nuestro pueblo.

Adhieren:
ADUNCE // AOMA // ATE VERDE Y BLANCA // ATUNCPBA // SINDICATO DE CERAMISTAS // CTA DE LOS TRABAJADORES REGIONAL TANDIL // CTA AUTÓNOMA REGIONAL TANDIL // FEDERACIÓN DE LA CARNE // LA BANCARIA // // OBRAS SANITARIAS // SADOP // SECASFPI // SINDICATO DE CAMIONEROS // SMATA // SUTEBA // SOEESIT (TELEFONICOS) // SUTPA (PEAJES) // SUTCAPRA // TRABAJADORES INFORMÁTICOS TANDIL // UOLRA (LADRILLEROS) // UNION OBRERA METALÚRGICA // UPCN //

AGRUPACIÓN 17 NOVIEMBRE // CTEP // FRENTE DE UNIDAD DOCENTE BONAERENSE // FUCPBA // LA CÁMPORA // MOVIMIENTO EVITA // MOVIMIENTO DE PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL // PARTIDO JUSTICIALISTA TANDIL // JUVENTUD PERONISTA TANDIL // PATRIA GRANDE // UNIDAD CIUDADANA TANDIL // NUEVO ENCUENTRO TANDIL // UNION EDUCADORES DE TANDIL // FEDERACIÓN EDUCADORES BONAERENSE // FEDERACIÓN JUVENIL COMUNISTA // AGRUPACIÓN LA SIMÓN RODRIGUEZ // GRANJA LOS PIBES // FLOR DE MURGA TANDIL // LA PODEROSA // MEMORIA POR LA VIDA EN DEMOCRACIA // MOVIMIENTO COOPERATIVO TANDIL // COOPERATIVA CERÁMICA BLANCA // COOPERATIVA IMPOPAR // COOPERATIVA EL AMANECER // FORO POR LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ TANDIL // MUJERES SIN TECHO – COMEDOR DE CACHA // CENTRO COMUNITARIO LA TRIBU // HOGAR LOS PEQUES //

Redaccion

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