Para cada necesidad existe una denuncia: el simulacro de Stolbizer

(Por Ignacio Cantala) El pasado que desnuda a Stolbizer. La política reducida a denuncia judicial. Su rol en la corrupta ley Banelco y el convenio de Rousselt-Macri que termino en escándalo.

La noción de simulacro refiere a la de fantasía, así como a la acción de fingir, ensayar y falsificar.

En todos los aspectos de la vida social, ámbitos laborales y profesionales existen expresiones de este tipo, simulaciones, apariencias instaladas como verdades, ficciones con pretensión de realidad.

En la política hay quienes han convertido el asunto en un arte, e incluso han tenido la audacia de impulsar ese componente ficcional como su principal atributo. Audacia en este caso es el modo políticamente correcto de denominar a la hipocresía.

Ahora bien, la fórmula de la hipocresía resulta útil o exitosa mientras cuenta con el respaldo de los grandes medios de comunicación sosteniendo la ficción, resaltando la fantasía o simplemente invisibilizando lo que entra en contradicción con ella.

La figura de Margarita Stolbizer representa en estos días un claro ejemplo de este perfil. Dirigentes políticos que volcaron su construcción política a partir de las necesidades de determinados sectores del poder. Desde diciembre de 2015, la necesidad del poder concentrado, de Clarín, de ciertos sectores del poder judicial y por supuesto, del gobierno nacional radicó en esmerilar la figura de Cristina Fernández de Kirchner.

El triunfo electoral de Cambiemos a nivel nacional y en los principales distritos del país no resultaba un atenuante a la necesidad de poner un cerrojo definitivo al “populismo”, que desde su paradigma liberal de ver el mundo engloba todo lo que está mal. Y Cristina, para ellos, representa todo lo malo para sus intereses.

La estrategia y los fines del poder establecieron que ante cada necesidad exista una denuncia y allí aparece dispuesta Margarita Stolbizer.

Durante el año 2015, la actual candidata a Senadora junto a Sergio Massa, transito aquella campaña electoral castigando por igual a Scioli, Macri y su actual compañero de fórmula. El voto ganado era la frase elegida para asumir el presumible fracaso electoral como una victoria. En las primarias del 9 de agosto de 2015 Stolbizer sacó 3,15% de los votos. Quizás allí comprendió que la política no pasaba por el apoyo de las mayorías y, pragmática, supo reconocer algo que nunca tendría y tomó otro camino.

La gobernabilidad cómplice de Massa con el oficialismo, reservó a Stolbizer el rol de denunciadora serial.

Sus cuestionadas fuentes de la información, sus vínculos con servicios de inteligencia y la manipulación de documentación confidencial filtrada por organismos públicos nacionales configuran hoy la agenda política diaria de Stolbizer. Eso sí, sus días siempre cierran con visitas a TN, porque su vida política se ha transformado en eso: un instrumento de los deseos y las necesidades de los sectores de poder.

El pasado real detrás de la ficción simulada

El pasado de Margarita Stolbizer permite correr el velo de la fantasía mediática y entender como el rol de política transparente e impoluta, se trata en definitiva de un intento por ocultar una trayectoria de agujeros pesados e incoherencia constante.

Encontrar el hecho fundacional, el pecado original de la Diputada que acusa a sus pares de inhabilidad moral, nos remonta al municipio de Morón a finales de la década del 80’ en ocasión de la firma de convención entre Rousselot, por entonces Intendente de Morón, y la empresa SIDECO, representada por Mauricio Macri, para el tendido de la red cloacal en ese partido del oeste del conurbano.

La historia es conocida. La adjudicación en tiempos record, los sobreprecios descomunales y la posibilidad de que los vecinos fuesen ejecutados al quedar como garantes hizo estallar gravísimas irregularidades y sospechas de corrupción. El Concejo Deliberante rechazó el convenio y fue el principio del fin del intendente, quien terminó destituido.

Margarita Stolbizer era por entonces concejal por la Unión Cívica Radical y desde su banca, no sólo votó a favor del acuerdo Macri-Rousselot sino que aún destapado el escándalo se opuso a la destitución del intendente.

Una década más tarde Margarita, ya como Diputada Nacional del Gobierno de Fernando de La Rúa, se involucró de lleno en la defensa del proyecto de reforma laboral conocida como “Ley Banelco” o “Ley de los Sobornos”. Seguramente el escándalo de corrupción más grave de la historia parlamentaria.

Miembro informante del proyecto, Stolbizer estuvo a cargo de garantizar la aprobación del proyecto en Diputados. Su tarea no ahorró aprietes a los diputados de su bloque y reprimendas a los nueve integrantes de la Alianza que votaron en contra de la flexibilización laboral.

Si la política y la historia se disputan la interpretación de los hechos, en el caso de Stolbizer la contundencia de las fuentes no otorga siquiera el derecho a la duda.

A Sergio Massa, al momento de sumarla a su espacio, no le preocupó esto, ni su incoherencia compartida, ni su escasez de votos, pues la simulación y fantasía de transparencia de Stolbizer le resulta redituable para matizar sus propios rasgos y construir su propio simulacro de almas bellas.

Con la reforma laboral de Brasil como objetivo del Gobierno, los que sí deben preocuparse son los trabajadores. Deberán evitar que los protagonistas de la bochornosa ley Banelco intenten una nueva flexibilización laboral.

Aunque, cuando se quitan derechos o el salario pierde poder adquisitivo no hay fantasía, ficción mediática ni simulación política que pueda ocultarlo. Las últimas encuestas sobre la elección legislativa sirven como fundamento de ello.

Redaccion

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba